¿Quién manda en JxCAT? Las claves del partido con menos aparato político

JxCAT se ha convertido en un actor político de gran protagonismo gracias a la aritmética parlamentaria que arrojaron las últimas elecciones generales. Pero a la hora de establecer quién manda en el partido, todo se complica. Junts nació como formación en 2020, aunque ya venía de haber sido una coalición electoral en 2017. En sus cuatro años de vida formal no queda claro si JxCAT es un partido, un movimiento o una coalición de familias políticas. Esa indefinición es lo que marca unos mecanismos de poder difuso, que lo mismo vale para su ideología que para su marca electoral.

Ahí está el nombre de la candidatura para las próximas elecciones catalanas: Junts+Puigdemont per Catalunya, en la que se justifica, por un lado, la entrada de otros miembros en la lista de país, que cada vez es más la lista del president, como hace años planteaba Artur Mas. Aun así, sin logo y sin los colores del partido para los comicios del 12 de mayo.

Tal y como están las cosas, para entender los mecanismos de poder en el seno interno del partido, el núcleo duro son cinco personas. El resto pesa poco o nada. Así está el poder en Junts:

Carles Puigdemont

El expresident no solo es el fundador de JxCAT como un movimiento populista, sino que mantiene un poder omnímodo basado en su ascendencia moral. Puigdemont en este momento no tienen cargo alguno en el partido. Por no ser, no es ni presidente de honor. Esa falta de jerarquía funciona a favor de su liderazgo caudillista. Él y su órbita personal mantienen el control absoluto sobre la formación. No solo sobre cuestiones como las listas electorales. Puigdemont es el principal banderín de enganche electoral. También la cara internacional más conocida del partido.

El perfil ideológico de Puigdemont marcó los inicios, con un vídeo que aseguraba que la formación "no era ni derechas ni de izquierdas". El devenir del partido también ha sido así. Puigdemont se ha colocado por encima de las corrientes internas y del pasado posconvergente. De este modo, ha conseguido que el grueso de las decisiones importantes se tomen desde Waterloo, desde la estrategia en el Parlament hasta los pactos en las diputaciones tras las elecciones municipales.

Gonzalo Boye

El abogado de Puigdemont ha asumido un protagonismo inusitado. Ha dirigido la estrategia legal del expresident, lo que le ha dado una relevancia sin precedentes. Hasta mediados de 2023, sus artículos en la prensa independentistas eran más seguidos que los de muchos líderes soberanistas. En ese momento, Gonzalo Boye dejó de escribir por las tensiones con el sector más radical a partir de un artículo contra el abstencionismo que pretendía castigar a los líderes del procés y que generó muchas críticas. Boye no era del partido. Pero sentó tan mal porque de facto mandaba mucho en el partido.

El papel de Boye ha sido clave en una formación que se ha esforzado en vender como victorias políticas batallas que se ganaban en el campo judicial, en especial en Europa, evitando que Puigdemont fuese extraditado. Hace unos meses fue el principal impulsor de que JxCAT votase en contra de la primera versión de la ley de amnistía en el Congreso.

Josep Lluís Alay

El director de la oficina del president de Carles Puigdemont es el estratega de las alianzas internacionales. Está encausado por los contactos del independentismo con los rusos. Muchas de las dudas que ha expresado JxCAT sobre la amnistía son por el caso personal de Alay. En la causa del caso Voloh hay muchos mensajes de Alay con Boye en los que se está marcando la línea política del partido, incluso cómo han de ser las relaciones con otros partidos españoles. Alay y Boye desafiaban los criterios que marcaba la presidenta del partido, Laura Borràs. En este momento, Alay se recupera de un ictus que sufrió a principios de año.

Jordi Turull

El secretario general de JxCAT sí que milita en el partido y sí que tiene un cargo orgánico, lo que, contra todo pronóstico, lo coloca por debajo de Puigdemont en términos de poder real. Turull representa al sector pragmático del partido.

Jordi Turull ha hecho todo lo difícil. La más complicada, aceptar la pérdida para el partido que suponía la imposición de Laura Borràs de salir del ejecutivo catalán, operación que obtuvo el aval de Puigdemont. Ha logrado grandes éxitos: ha evitado que el partido se rompa, ha acorralado al sector octubrista de Laura Borràs hasta convertirlo prácticamente en marginal y ha recuperado a buena parte de los alcaldes y altos cargos que se habían quedado en el PDeCAT.

Pero lo que fue un avance ahora se queda en un retroceso. Puigdemont vuelve a sacrificar al partido para introducir independientes en la lista. En la práctica supone volver a la casilla de salida. En reuniones con poderes fácticos en Cataluña, Turull se hace acompañar por Albert Batet, portavoz de Junts en el Parlament. Turull es el principal interlocutor del secretario general del PSOE, Santos Cerdán, con el que ha trenzado una buena relación.

Míriam Nogueras

La portavoz de JxCAT en el Congreso es la correa de transmisión de Waterloo en Madrid y cierra la quinta de mandatarios de JxCAT. Nogueras acompaña a Puigdemont y Turull a las reuniones con Santos Cerdán en Suiza, lo que Puigdemont ha definido como "jugar en Wembley y con árbitros internacionales". Nogueras traslada a la capital española las consignas de Puigdemont, pero carece de una postura propia o de una corriente interna con seguidores.