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Dani Alves, condenado a cuatro años y medio de cárcel por violar a una joven en Barcelona
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SENTENCIA

Dani Alves, condenado a cuatro años y medio de cárcel por violar a una joven en Barcelona

El tribunal le impone, además, cinco años de libertad vigilada y da por buena la indemnización de 150.000 euros que ya pagó

Foto: El futbolista Dani Alves. (Reuters/Pool/Alberto Estevez)
El futbolista Dani Alves. (Reuters/Pool/Alberto Estevez)

El futbolista Dani Alves ha sido condenado a cuatro años y seis meses de prisión por la Audiencia Provincial de Barcelona. El delito por el que es condenado es el de violación. El juicio, que tuvo lugar a primeros de este mes de febrero, dejó claro que la víctima, una joven de 23 años, no consintió sexo en el baño de un reservado de la discoteca Sutton de Barcelona el 30 de diciembre de 2022. El tribunal le condena, además, a libertad vigilada por cinco años una vez cumplida la pena de prisión y la prohibición de acercarse a la víctima a menos de 1.000 metros o a comunicarse con ella por cualquier medio durante nueve años.

La pena de cuatro años y medio de prisión se debe a que el futbolista ya resarció, en parte, a la víctima, al depositar voluntariamente una indemnización de 150.000 euros el verano pasado como compensación por los daños causados. El tribunal considera que esa cantidad es ajustada para resarcir los daños morales. Pero le condena, además, a una multa de 9.000 euros y al pago de las costas procesales. Fuentes jurídicas consultadas por El Confidencial han explicado que ha quedado en una pena mínima por la combinación de dos factores: por un lado, la ley del solo sí es sí y, por otro, por la atenuante de reparación de daño. Anteriormente, la horquilla de la ley se situaba entre los seis y los doce años, pero con el solo sí es sí bajó a cuatro, es decir, que "se ahorra dos años". Al haber cumplido ya un año y un mes en preventiva, el futbolista tendría opción de adelantar su salida de prisión.

Los hechos sucedieron en la discoteca Sutton, cuando la joven, junto a una prima y una amiga, aceptó tomar una copa en el reservado de la discoteca Sutton. Alves, que en el juicio alegó que estaba borracho, aseguró que la joven se le insinuó, le tocó sus partes y accedió a ir con él al baño para practicar sexo. La joven, en cambio, negó esos extremos. Sus amigas también dieron una versión muy distinta de los hechos, así como el personal de la discoteca, que atendió a la joven en los primeros momentos y activaron el protocolo de emergencia para casos de agresión sexual.

El tribunal considera que Dani Alves forzó a la chica en el baño del reservado pese a las peticiones de ella de que no lo hiciera y que quería irse. El futbolista admitió, durante el juicio, que hubo sexo en el lavabo, pero sostuvo que fue consentido y que en ningún momento la víctima pidió que parara o le dijo que quería irse. En una declaración también jalonada con sollozos, Alves contó su versión: "Empezó una conversación y siempre nos comportamos con respeto. En un momento, empecé a bailar más pegado a la denunciante. Estuvimos bailando, interactuando, tipo discoteca… Ella empezó bailando pegada a mí, rozando sus partes con las mías. Y luego empezó, perdonen la expresión, a perrear y a intimar más".

Foto: El futbolista Dani Alves. (Reuters/Tom Weller)

El acusado no ahorró en detalles: "Me puso la mano y empezó a tocarme las partes. Yo pensé que había atracción sexual y hablé con ella por si quería ir al baño. Dijo que sí, no tuve que insistir para nada (…). Nos empezamos a besar y ella empezó a bajarme los pantalones. Yo la ayudé, me senté en la taza del váter y ella se puso de rodillas delante de mí a hacerme una felación. Luego, se levantó y se sentó sobre mí, hasta casi el final, que la saqué de encima para no eyacular dentro. En ese momento, le dije que yo regresaba al reservado y que iba a salir primero, que luego fuese ella".

No hubo sexo oral

La chica, en cambio, mantuvo que pidió en reiteradas ocasiones que la dejase salir, pero él la tiró al suelo, la obligó a realizarle una felación y, finalmente, la penetró. Una de las pruebas que aportaba era una herida en la rodilla, consecuencia de su caída al suelo del lavabo. El tribunal considera que no está acreditado que hubiese sexo oral, pero sí que la retuvo contra su voluntad en aquel cuartucho y que, utilizando su fuerza física, la colocó inclinada sobre el retrete, donde la penetró vaginalmente con su pene hasta eyacular dentro de ella, sin usar preservativo y sin su consentimiento".

"La víctima, al encontrarse en esta situación, en ese pequeño aseo sin posibilidad de salida por impedírselo el señor Alves y ante la actitud violenta que éste mostraba, se sintió impresionada y sin capacidad de reacción, llegando a sentir que le faltaba el aire dada la situación de angustia y terror ante lo que estaba viviendo", relata la sentencia, que recoge también que la muchacha no sabía que la puerta que había abierto era de un lavabo, puesto que no hay ningún letrero que lo indique. Y avisó a su prima que iba a otra estancia porque Alves quería hablar con ella. El tribunal la creyó. "En cuanto quiso salir, él se puso en medio y cerró la puerta. Ella decía que se quería ir. Él le dijo que no. Allí fue cuando empezó a pasar todo", recoge la sentencia de boca de la joven.

Las contusiones y heridas que tenía la muchacha coincidían más con su versión que con la bucólica de Alves. El relato de la chica habla también de que la hizo arrodillarse, que le daba bofetadas, le hablaba en español y portugués y le pedía que le dijese que era "su putita". Del escalofriante relato de la joven se desprende que "se le hizo eterno no poder salir, se sentía encerrada".

La joven explotó

La joven salió del aseo segundos después de Alves e inmediatamente pidió a su prima irse a casa, sin despedirse del jugador, aunque sí de su amigo Bruno. "Al salir, fue a buscar a su prima y tenía como la vista anulada (…). Le dijo a su prima que se fueran. Pero no llegó a la salida. Explotó, estaba muy mal".

Aquellos momentos son recogidos detalladamente por el relato judicial. "Al caminar hacia la salida de la discoteca, la víctima rompió a llorar por lo sucedido, siendo atendida por personal de la discoteca, que activaron el protocolo de agresiones sexuales. Mientras el personal de Sutton atendía a la víctima llorando en el pasillo de salida de la discoteca, el señor Alves y su acompañante abandonaron la misma con rapidez, a las 4.06 horas, cruzándose con la señora (…) y sus amigas en dicho pasillo y sin dirigirle palabra alguna ni a ella ni a sus amigas".

Foto:  El exjugador brasileño Dani Alves, durante una de las audiencias. (EFE/Alberto Estévez)

La joven fue trasladada en ambulancia al hospital, donde le apreciaron lesiones en la rodilla y sintomatología "de tipo ansiosa depresiva con somatizaciones, compatible con un trastorno secundario a un hecho estresante o traumático". La víctima, según la sentencia, todavía sufre, a día de hoy, "un trastorno de estrés postraumático de intensidad globalmente elevada, con repercusión funcional y deterioro en varias áreas del funcionamiento, siguiendo tratamiento por ello. A fecha de celebración del juicio seguía de baja laboral desde que se produjeron los hechos". Para entonces, ya había pasado un año y un mes desde los hechos.

El relato de los testigos

La amiga que la acompañaba la fatídica noche relató al tribunal que, en la actualidad, "no sale apenas de casa. Yo estoy pendiente cada día (…), ha perdido muchísimos kilos. Está muy ansiosa. Con lo alegre que ella era, que viajaba mucho, ahora apenas se relaciona y apenas tiene amigos. No se fía de nadie. Y, cuando vamos a algún sitio, está tensa. Piensa que la siguen, que la miran o que la fotografían. Se vuelve obsesiva con estos temas".

Foto: El futbolista Dani Alves se encuentra en prisión desde el pasado 20 de enero. (EFE / Antonio Lacerda)

A pesar de que el futbolista relató con detalle que bailó "muy respetuosamente" con la víctima y que, ante las insinuaciones de ella, decidió encerarse con la joven en el lavabo, las declaraciones de los testigos desvirtuaron su historia. "Saludé a Alves y en ese momento tuvo una actitud babosa. Me sentí tensa. Me puso la mano en la espalda y fue bajándola hasta casi tocarme el culo. Era una actitud babosa, tanto que me fui a otra parte de la mesa", declaró ante el tribunal A., amiga de la víctima, poco antes de interrumpir su declaración embargada en lloros. El jugador lo intentó luego con la prima de la víctima, a la que abordó después de que A. se fuera al otro extremo de la mesa. Seguía con la misma actitud. "La prima me dijo después: ‘Me tocó el coño’. Su actitud era igual de babosa que conmigo", contó la testigo.

La última versión del jugador, que la defensa intentó dejar patente en el juicio, es que iba muy borracho, ya que, desde el mediodía, él solito se había bebido unas dos botellas de vino, varias copas de whisky, un gin-tonic y, como colofón, seis copas de champán Moët Chandon en la discoteca. Su esposa, Joana Sanz, ratificó ante el tribunal que aquella noche llegó a casa en malas condiciones físicas, que tropezó con el armario y que cayó rendido en la cama.

Pero Alves tenía una cosa en su contra: el constante cambio de versiones de su relato, tanto a través de sus declaraciones como de las historias que su entorno hizo circular. Cambió de versión en cuatro o cinco ocasiones, lo que hace sospechar que quizá no fuese todo tan bucólico como lo pintaba el exazulgrana. Además, pocos días antes del juicio, la madre del jugador hizo circular un vídeo con imágenes de la víctima en fiestas. El vídeo, realizado tras una investigación de un despacho de detectives de Barcelona, fue retirado a las pocas horas de las redes, ya que era un delito su difusión. Pero el hecho de filtrarlo denotaba una acción a la desesperada por vulnerar la credibilidad de la joven violada. La sentencia viene a poner un poco de luz en el terrible suceso.

El futbolista Dani Alves ha sido condenado a cuatro años y seis meses de prisión por la Audiencia Provincial de Barcelona. El delito por el que es condenado es el de violación. El juicio, que tuvo lugar a primeros de este mes de febrero, dejó claro que la víctima, una joven de 23 años, no consintió sexo en el baño de un reservado de la discoteca Sutton de Barcelona el 30 de diciembre de 2022. El tribunal le condena, además, a libertad vigilada por cinco años una vez cumplida la pena de prisión y la prohibición de acercarse a la víctima a menos de 1.000 metros o a comunicarse con ella por cualquier medio durante nueve años.

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