La condena de 4 años y medio por violación brinda a Alves varias vías para salir antes de la cárcel

El exfutbolista de FC Barcelona Daniel Alves ha sido condenado a cuatro años y medio por violar a una joven en una discoteca. Es una pena menor a los nueve años que pedía la Fiscalía y a los doce que solicitaba la víctima. El jugador, detenido a finales de enero de 2023, ha pasado ya un año y un mes en prisión preventiva, por lo que el fallo le brinda varias opciones para adelantar su salida de la cárcel. Entre ellas son los permisos penitenciarios ordinarios en caso de que la sentencia fuese ya firme o la posibilidad de esperar en libertad la revisión del recurso.

La defensa de Alves ya ha confirmado ante los medios de comunicación que recurrirá la sentencia. Esto impide que el fallo sea firme a la espera de la resolución de ese recurso. Pero la ley marca que alguien no puede estar más de dos años en prisión preventiva sin que un juez aplique una prórroga en esa situación por un máximo de cuatro años. Tampoco puede pasar en preventiva más de la mitad de la condena, fijada ahora en dos años y tres meses. La abogada del condenado podría alegar que la pena ya no es tan elevada como para aplicar una medida restrictiva como la prisión provisional por riesgo de fuga. En ese caso, la letrada, además, podría proponer medidas alternativas como la retirada del pasaporte para no abandonar España.

El futbolista brasileño ha pedido en varias ocasiones su salida en libertad provisional a lo largo del proceso. Sus hijos llegaron a trasladarse a Barcelona, y eso fue usado por Alves para acreditar arraigo en la ciudad y atenuar ante los jueces el riesgo de fuga. En todos los casos, la Justicia le mantuvo en prisión alegando, entre otras cosas, la elevada fortuna del jugador y su capacidad para huir a su país.

TE PUEDE INTERESAR

Dani Alves, condenado a cuatro años y medio de cárcel por violar a una joven en Barcelona

A. Fernández. Barcelona

En caso de que la sentencia fuera firme, la Administración penitenciaria tendría que aplicar en un plazo de seis meses a Alves un grado de cumplimiento penitenciario. Hay tres posibilidades, el primer grado (el más restrictivo) el segundo grado (el más común) y el tercer grado (la semilibertad, poco probable en estos casos). La ley marca que un interno con condena firme, clasificado en segundo grado y con un cuarto de su pena cumplida, ya puede solicitar un total de 36 días de permiso ordinario fuera de prisión a lo largo del año en periodos nunca superiores a siete días seguidos.

Esas peticiones nunca son inmediatas y es necesario valorar la situación personal del interno, su comportamiento y su evolución. En los casos de delitos sexuales, se suele tener en cuenta la participación en cursos específicos de rehabilitación. Estos permisos se entienden como una preparación para la futura vida en libertad. La última palabra para la concesión de estas salidas las tiene el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria al que corresponda el preso, distinto al tribunal que le ha condenado. La Fiscalía puede recurrir en contra de su concesión.

Si se inicia la vía de recurso, con parada final en el Tribunal Supremo, paralizaría estos permisos al no haber condena firme. Las fuentes consultadas estiman al menos un año entre la presentación del recurso y la decisión del Tribunal Supremo. Es previsible que la Fiscalía y la víctima también presenten recursos para pedir un incremento de la pena.