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La CUP busca infiltrarse en las instituciones para preparar "la revolución" desde dentro
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UN DOCUMENTO DE 27 PÁGINAS

La CUP busca infiltrarse en las instituciones para preparar "la revolución" desde dentro

Tras la debacle en las elecciones municipales y generales, el partido de la extrema izquierda catalanista se abrazará al independentismo como única vía

Foto: El grupo parlamentario de la CUP. (EFE/Toni Albir)
El grupo parlamentario de la CUP. (EFE/Toni Albir)

"Nuestro objetivo estratégico final es el establecimiento de una república socialista, feminista, ecologista y antirracista en los Països Catalans". Así de contundente se expresa el documento que la CUP propondrá a sus bases en un congreso extraordinario que celebra este sábado 16 de diciembre, y en el que aprobará una nueva estrategia y hoja de ruta de cara al futuro para recobrar protagonismo en la política catalana, después de un bajón importante en las municipales del mes de mayo y de haber perdido sus diputados en el Congreso en las generales del 23 de julio.

En las elecciones locales, la extrema izquierda catalanista perdió más de 40.000 votos y 21 concejales, mientras que en las generales se dejó 148.000 votos y sus dos diputados. Desde entonces, algunos de los puntales de la organización han abandonado sus responsabilidades en el partido y las bajas se multiplicaron. La formación ha decidido dar un golpe de timón y desde el pasado verano lleva realizando una ronda de contactos con sus bases para preparar una nueva estrategia que le haga recuperar el esplendor perdido.

Un conjunto de 17 activistas, constituidos en el Grupo Motor, han sido los responsables de este proceso. Estos activistas son representativos de las diferentes sensibilidades que anidan dentro de la organización anticapitalista, y la mayor parte de ellos han tenido responsabilidades en diferentes ayuntamientos o en la propia estructura del partido. Ellos son los que han confeccionado el documento base, de 27 páginas, que se presenta a las bases del partido en el congreso del 16 de diciembre.

El documento expresa que "nuestro objetivo no es mejorar el sistema en el que vivimos, sino que es subvertirlo y poner uno nuevo. La lucha contra el Estado (en un sentido amplio del término, es decir, más allá de las instituciones políticas) es clave para hacerlo. En este sentido, un proyecto político ha de poder plantear, en cada momento y en función de la correlación de fuerzas existente, cuánta fuerza destina a la lucha a través del Estado y cuánta en contra del mismo. Esta cuestión se ha de detallar y justificar".

Foto: El diputado la CUP Carles Riera y Dolors Sabater, la presidenta de la ANC (EFE/Marta Pérez)

Pero añade un matiz importante: "Nuestro objetivo político solo se puede alcanzar con una revolución en clave independentista". Esa necesidad de unir la revolución social a la nacional en un todo indisoluble es una vuelta de tuerca a la propuesta de la extrema izquierda catalanista. Un sector de la CUP daba prioridad a las propuestas sociales frente a las nacionales, lo que ahora parece querer corregirse: "La ruptura democrática es la propuesta estratégica para la superación de un sistema de dominación que nos lleva al colapso. Lo entendemos como la generación de un escenario revolucionario en clave independentista vinculado a un proyecto de emancipación social".

Infiltrarse en las instituciones

Con esta premisa, la CUP planteará un viejo dilema que ha aflorado en más de una ocasión: si la organización ha de dedicar la mayoría de sus esfuerzos al agit-prop o ha de plantar cara al Estado y al sistema desde dentro de las instituciones. Así, la militancia deberá dilucidar si la organización vuelve a competir en las elecciones autonómicas y generales o si vuelve a sus principios y decide solamente presentarse a las municipales, basando su estrategia en la movilización de la calle.

El documento deja en manos de la militancia la decisión del rol futuro de la CUP. "¿Qué son y qué papel juegan las instituciones en una estrategia de ruptura? Y, por tanto, ¿qué vamos a hacer a las instituciones?" Esta es una de las preguntas que precisará un debate en el congreso del sábado. Otra es también muy significativa: "¿Cómo articulamos una acción política común en el conjunto de los Països Catalans y con vocación de internacionalismo? En un contexto diverso y desigual, ¿cómo definimos una estrategia común con táctica cambiante?", plantea el Grupo Motor al final de su documento.

Foto: Riera, diputado de la CUP, durante una sesión del Parlament. (EP/David Zorrakino)

Pese a dejar en el aire las cuestiones concretas del peso de cada una de las estrategias, en el documento base advierten que "un movimiento revolucionario de liberación nacional ha de decidir y planificar los recursos que se dedican a cada lucha, bajo la premisa de que nuestro rol como CUP, derivado de nuestra participación en la lucha institucional, es el del reformismo revolucionario: generar dentro de las instituciones las condiciones necesarias para el escenario revolucionario".

Ello quiere decir que la apuesta es participar en las instituciones para dinamitarlas desde dentro. "En un momento de ruptura, será preciso haber ocupado el máximo espacio institucional bajo las coordenadas de liderazgo popular para que puedan ser útiles a nuestros intereses de clase y puedan disputarlo y sostenerlo para que nos acerque a nuestros objetivos políticos. Por eso, en nuestra lucha también será imprescindible la construcción y fortalecimiento de un poder popular capaz de tomar el poder y todas sus formas y disputar un momento de ruptura".

El instrumento: la Unidad Popular

El instrumento para hacerlo es el de la Unidad Popular, es decir, un frente nacionalista y de izquierdas. La Unidad Popular, para la CUP, es "la alianza entre clases populares para la construcción de un bloque histórico liderado por la clase trabajadora". A partir de ese bloque, el Grupo Motor propone en su documento base el hacer de "la lucha institucional un terreno de lucha más para la conquista de nuestros objetivos políticos". Es decir, para alcanzar la república socialista, feminista y ecologista.

Esta apuesta por el control de las instituciones pone a la CUP, no obstante, ante otro dilema: "En esta línea, hemos de asumir que la lucha por la construcción de un proyecto político revolucionario mediante diversas vías (luchas sociales y luchas políticas con múltiples vertientes) es contradictoria. Es una lucha que, por mucho que se exprese fuera de las instituciones, a menudo es canalizada en una lucha a través del Estado vía la consecución de medidas que arañamos o imponemos desde las instituciones y que mejoran nuestras condiciones para alcanzar nuestro objetivo".

El debate generado en el congreso de este sábado irá de matices. "A partir de estos objetivos políticos y el consenso de la necesidad estratégica hacia un escenario revolucionario de ruptura, la CUP ha de afinar en su tarea y clarificar y desarrollar qué nos hace falta para esta ruptura y, por tanto, cómo hemos de desarrollar nuestra propuesta política". El "gran reto", dice el documento, es preparar el terreno para la revolución. "El objetivo de este espacio en el congreso es iniciar un debate sobre las propuestas para identificar cuál es la mejor estrategia política para alcanzar nuestros objetivos y, por tanto, poder fortalecer desde aquí el proyecto político de la CUP".

"Nuestro objetivo estratégico final es el establecimiento de una república socialista, feminista, ecologista y antirracista en los Països Catalans". Así de contundente se expresa el documento que la CUP propondrá a sus bases en un congreso extraordinario que celebra este sábado 16 de diciembre, y en el que aprobará una nueva estrategia y hoja de ruta de cara al futuro para recobrar protagonismo en la política catalana, después de un bajón importante en las municipales del mes de mayo y de haber perdido sus diputados en el Congreso en las generales del 23 de julio.

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