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El PSOE legitima el 1-O por la puerta de atrás en su pacto con ERC para la investidura
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El PSOE legitima el 1-O por la puerta de atrás en su pacto con ERC para la investidura

La mayor concesión del socialismo al independentismo en el acuerdo es equiparar la actuación de la mayoría independentista en el Parlament en 2017 con la Constitución

Foto: Bolaños y Junqueras sellando en Barcelona el pacto entre PSOE y ERC para la investidura. (EFE)
Bolaños y Junqueras sellando en Barcelona el pacto entre PSOE y ERC para la investidura. (EFE)
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El PSOE ha legitimado por la puerta de atrás la consulta del 1-O en el redactado de su acuerdo con ERC. En concreto, se refiere un conflicto de legitimidades, dando el mismo valor a la Constitución española que a los acuerdos que emanaron del Parlament y que acabaron en la consulta de octubre de 2017. No solo le da cierto valor, sino que también reescribe la verdad judicial de la sentencia del Tribunal Supremo sobre los hechos juzgados.

Hasta ahora ni el PSOE ni el PSC habían dado alas de legitimidad al 1-O. Pero eso cambia con el acuerdo de esta semana. "Esto llevó el debate a una situación de conflicto en el que convivían distintas legitimidades que operaron en direcciones opuestas: una legitimidad parlamentaria y popular con una voluntad manifiesta concretada en ese texto y una legitimidad institucional y constitucional, ambas imprescindibles en una democracia avanzada y en un Estado de Derecho".

Y sigue el documento en su página 2 cuando describe "un conflicto que tiene como base tanto las diferentes concepciones de la soberanía por parte de los principales actores como la existencia de mayorías parlamentarias y aspiraciones políticas contrapuestas en Cataluña y en el conjunto de España".

Pero eso equipara la Constitución española a los acuerdos del Parlament de los días 6 y 7 de septiembre, cuando se aprobaron las leyes de transitoriedad que sirvieron para celebrar el 1-O. La diferencia es que esta última decisión de la Cámara catalana violaba la Constitución, el Estatut y aprobaba cuestiones jurídicas del calado de que Carles Puigdemont iba a ser el máximo responsable del poder judicial en Cataluña o que la Generalitat podría cambiar la Constitución por decreto.

Foto: Carles Puigdemont, este viernes en el Parlamento Europeo. (Reuters/Yves Herman)

El PSC, con el hoy ministro de Cultura Miquel Iceta al frente, se opuso de manera frontal a estas leyes y la Constitución y la aplicación del 155 sirvieron para restituir a todos los catalanes sus derechos, incluyendo los que no son independentistas. El documento, sin embargo, reconoce el "conflicto político en Cataluña", pero equiparar ambas posiciones —los que se saltaron la ley de manera reiterada y contumaz con los que la hicieron cumplir— igualándolas desde un punto de ajuste a Derecho va mucho más allá de lo que el socialismo había hecho hasta ahora tanto en Cataluña como en el resto de España respecto a su aproximación al independentismo.

Onda populista

Esta onda populista del socialismo va más allá y llega hasta las más altas instancias. Así lo destacó la presidenta del Congreso, Francina Armengol, la tercera autoridad del Estado, en su discurso de la jura de la Princesa Leonor. "Aquello que vale, únicamente, es nuestro compromiso con el pueblo. Siempre, y por encima de todo. Porque la democracia, señoras y señores, no es otra cosa que el poder del pueblo", señaló.

Pero no todo lo que en un principio pueda emanar del pueblo es democrático si uno se empieza a saltar procesos. El caso de Cataluña es paradigmático. Junts pel Sí perdió las elecciones en 2015. Habían planteado un plebiscito a favor de la declaración de independencia y lo perdieron. Para enmascarar esa derrota se apoyaron en la CUP y los 10 escaños de los anticapitalistas empezaron a marcar la pauta: forzaron la dimisión de Artur Mas, primero, marcaron la elección de Carles Puigdemont, después y le aprobaron a este unos presupuestos de la Generalitat a cambio de celebrar el 1-O, por último. La formación anticapitalista, por cierto, no asumió nunca los costes legales de los partidos mucho más mayoritarios a los que llevó al fondo del precipicio.

La onda populista llega a todas las instancias del poder socialista

Marchena y el relato

La versión de las dos legitimidades obvia también el relato de Manuel Marchena en su fallo sobre el procés. Para el magistrado del Tribunal Supremo la "ensoñación" en la que cayó buena parte de Cataluña fue fruto de una apuesta de los políticos independentistas para obligar al Estado a negociar y cuando llegaron demasiado lejos ya no encontraron modo de rectificar. Esta versión casa perfectamente con el "íbamos de farol" de Clara Ponsatí.

La novedosa teoría de las legitimidades enfrentadas libra al independentismo de su principal pecado: engañar a los suyos. Con la legitimidad de una mayoría del Parlament puedes declarar la independencia e irte de fin de semana —Puigdemont— o convocar a la gente a tomar el aeropuerto de El Prat para luego dejarlos tirados cuando te das cuenta de que la Guardia Civil te tiene monitorizado —Marta Rovira con la aplicación Tsunami Democràtic— solo por poner algunos de los múltiples ejemplos.

El PSOE ha legitimado por la puerta de atrás la consulta del 1-O en el redactado de su acuerdo con ERC. En concreto, se refiere un conflicto de legitimidades, dando el mismo valor a la Constitución española que a los acuerdos que emanaron del Parlament y que acabaron en la consulta de octubre de 2017. No solo le da cierto valor, sino que también reescribe la verdad judicial de la sentencia del Tribunal Supremo sobre los hechos juzgados.

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