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La pinza de Junts y los Comunes pone en riesgo los presupuestos de Collboni
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Negociación abierta

La pinza de Junts y los Comunes pone en riesgo los presupuestos de Collboni

El Ayuntamiento de Barcelona afronta las cuentas en minoría y en una situación muy delicada. La oposición ha hecho ya un frente común para rechazar las ordenanzas municipales, lo que advierte de los problemas

Foto: El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni. (Europa Press/David Zorrakino)
El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni. (Europa Press/David Zorrakino)

Barcelona no sabe si tendrá nuevos presupuestos en 2024. El gobierno en minoría del socialista Jaume Collboni trata de pactar con partidos de la oposición el apoyo a unas cuentas que no contentan a nadie. Es cierto que los números recogen retazos de unos programas de unos y de otros, pero nadie está de acuerdo en apoyar al alcalde. La oposición en bloque, tanto a derecha e izquierda, ha hecho un frente común para tumbarle las ordenanzas municipales —lo que quiere decir que los presupuestos tampoco saldrán adelante— y amargarle las Navidades. Al alcalde se le puede atragantar el turrón.

El primer aviso llegó le al socialista este miércoles, cuando las ordenanzas fiscales para 2024 fueron rechazadas en la comisión del ramo por todos los partidos excepto por el PSC. Las ordenanzas, de todos modos, se llevarán al pleno del próximo viernes 27 de noviembre. Si no se aprueban, no podrán entrar en vigor el 1 de enero y será un contratiempo, porque eso limitará los presupuestos. Conscientes de la minoría del PSC (tiene solo 10 de los 41 concejales), todos los partidos presionan para que el alcalde ceda a sus peticiones. Si las ordenanzas no se aprueban finalmente, intentarán utilizar la debilidad del gobierno municipal para meter baza.

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Pero hay un problema añadido. Si no se aprueban las ordenanzas, se perderán más de 700 millones en inversiones y gasto. Así, Collboni tiene hasta el viernes para pactar un acuerdo con alguna de las fuerzas de la oposición para que salgan adelante. El estrés municipal está servido.

"Collboni no es consciente de que tiene solo 10 concejales de un consistorio de 41. Hasta ahora ha hecho muchas fotos y ha vendido muchas motos, y para aprobar los presupuestos necesita negociar. Se da la circunstancia de que va a negociar las ordenanzas fiscales con el gremio de restauración, pero no les explica que necesita los votos de los otros grupos para aprobarlas. Tenía que haberse asegurado con quién contaba", critican fuentes de JxCAT, el principal partido de la oposición, a El Confidencial. Y cargan contra el teniente de alcalde Jordi Valls, que defendió las ordenanzas: "Valls separa el diálogo de la negociación. Dice que negocia con el gremio de restauración y dialoga con los grupos municipales. Por eso le ha pasado lo que le ha pasado, que ha cosechado el primer gran fracaso de la legislatura".

Los Comunes, el tercer partido en representación, no se queda atrás y busca el desgaste del alcalde. "Constatamos la soledad del PSC. En el último mandato de Ada Colau, pactamos los 4 presupuestos anuales. Barcelona ya tiene modelo, necesita un gobierno de izquierdas para continuar impulsándolo", señalan. Lo cierto es que, en el primer mandato, Colau no aprobó ni un solo presupuesto por la vía ordinaria, aunque en el último sí logró aprobar los cuatro. Y subrayan que "los presupuestos de Barcelona en Comú permitieron doblar el PIB que nos encontramos en 2015. Es lo que se consigue con diálogo y negociación". Su diagnóstico es contundente: "El presupuesto del PSC supone un giro conservador". Lo que viene a decir Colau es que al enemigo, ni agua.

"Se ha de notar el cambio"

Pero desde el PSC las cosas se ven de diferente manera. "Hay margen suficiente para que Barcelona pueda tener presupuestos en 2024 y mantenemos un diálogo abierto y mano tendida a todo los grupos del Ayuntamiento. Nuestro propósito es trabajar en beneficio de la ciudad y con ese espíritu hemos elaborado tanto las ordenanzas fiscales como los presupuestos, ya que la ciudadanía nos reclama acuerdo y responsabilidad", dicen fuentes del Ayuntamiento a este diario.

Los hombres de Xavier Trias (JxCAT) advierten que "no estamos aquí para que nos chuleen". "La ciudad ha votado un cambio y eso se ha de notar. Pero hemos mirado con lupa los presupuestos y las ordenanzas y no cambia nada. Perfectamente, esos son unos presupuestos que podía haber presentado Ada Colau. Sube un 4% el presupuesto, eso es normal, pero no presenta nada nuevo. En urbanismo, en los presupuestos, en todos los parámetros hay solo algunas cosas cosméticas para contentar a Colau, como subir el precio de los apartamentos turísticos, la tasa turística y el aumento del precio de las terrazas. Eso es exclusivamente para contentar a los comunes", insisten en la formación independentista.

Los posconvergentes entregaron un documento de algo más de dos folios a Collboni con un listado de los temas que les gustaría discutir. "Como insistieron mucho, les hicimos una propuesta de un listado de temas a discutir. El listado es un breve resumen. Es difícil, pero si hay un planteamiento claro de voluntad de negociar, nos sentamos", explican. El argumento de JxCAT se basa en el ejemplo de Lleida, donde el nuevo alcalde socialista pactó la rebaja del 2% en el IBI. "Ello fue posible tras una negociación durante mes y medio. A cambio, se pactó subir otras tasas con el fin de no desequilibrar los presupuestos. Nosotros somos gente razonable, no somos populistas. ¿Por qué en Barcelona no podemos hacer lo mismo que en Lleida? Esto no es una negociación que se resuelva en 24 horas. Le dijimos que si rebajaba un 2% el IBI, nos sentábamos a negociar. Barcelona se puede permitir esa rebaja. Creemos que es buena, en un momento en que sube la inflación, en que las familias se ven con dificultades, y sería un gesto de cara a las empresas. Collboni nos dijo que no, que eso es un tema ideológico. Pues bien, hasta luego", añaden.

Foto: La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, este miércoles en el último pleno de su mandato. (EFE/Andreu Dalmau)

Desde el consistorio critican que "con las ordenanzas fiscales se han visto ejercicios de incoherencia política". "El Gobierno municipal planteó una propuesta que no incrementaba la presión fiscal a la ciudadanía, sino solo a algunos sectores concretos", señalan. Las propuestas, no obstante, no fueron consensuadas con nadie. "Los comunes perdieron la oportunidad de apostar por una nueva fiscalidad turística y JxCAT ha desaprovechado la oportunidad de permitir que el acuerdo sobre las terrazas saliese adelante", argumentan en el consistorio.

El PSC, según fuentes del Ayuntamiento, propone unos presupuestos que priorizan el espacio público, la vivienda y la mejora de los barrios, con unas inversiones de 905 millones de euros y actuaciones concretas como la transformación de las Ramblas, la cobertura de la Ronda de Dalt o el mantenimiento de la misma presión fiscal. El presupuesto sube de 3.595 a 3.775 millones de euros, con inversiones de 777,6 millones y situando el endeudamiento en el 32%.

En gastos, suben los capítulos de servicios sociales (de 392 a 440 millones), bienestar comunitario (de 403 a 419 millones) y seguridad y movilidad ciudadana (de 374 a 396 millones). En proyectos estratégicos, destacan los 153 millones destinados al plan de vivienda, 30 millones al Plan de Barrios, 13,6 millones a climatización de las escuelas, 8 millones a la reforma de la Rambla y 5 millones a la cobertura de la Ronda de Dalt. En estos momentos, se acometen inversiones por 384 millones: las más importantes son las de la reforma del Mercado de Horta (20 millones), el colector de la calle Vila i Vilà (17,6 millones), 15,3 millones a escuelas, 13,6 millones a la reforma de la Via Laietana y 11,6 millones a la recuperación de la Ronda Sant Antoni.

"Hay margen para negociar"

En materia de vivienda, Collboni espera destinar 10 millones a regenerar 300 pisos, incrementar en 1.000 las viviendas sociales, terminar 1.400 pisos, destinar 6 millones a la creación de cuatro hectáreas de zonas verdes y a adecentar 11 interiores de manzanas del Eixample barcelonés para anular la peatonalización del distrito que había previsto Ada Colau cortando las calles en lugar de recuperar el interior de las islas de edificios. Los comunes alertan del acercamiento del PSC a los posconvergentes. "El PSC vota con Junts, PP y Vox en contra de hacer más ejes verdes. En 35 años de política de recuperación de interiores de manzana, se han ganado 100.000 metros cuadrados de espacio público y en 4 años, con los ejes verdes, hemos ganado 58.000 metros cuadrados de espacio público", acusan desde el partido de Colau.

El PSC también prevé incorporar a 125 urbanos y 60 bomberos, garantizar 92 profesionales psicosociales en 74 centros educativos que imparten clases a 30.000 alumnos, destinar 30 millones a alojamientos de emergencia social para familias vulnerables, construir una nueva biblioteca en Sarrià, o crear una incubadora de cooperativas de 4.500 metros cuadrados en Can Batlló.

En líneas generales, según los socialistas, las ordenanzas prevén no aumentar la presión fiscal, subir la fiscalidad del turismo en los cruceros de corta estancia y pisos turísticos y aumentar progresivamente los impuestos de las terrazas de los bares. Cuando ya tenían conformado el aumento progresivo de esas tasas, los responsables municipales negociaron con el gremio de la restauración la tasa de terrazas, de manera que acordaron modificar los términos. En definitiva, el Ayuntamiento cedió en algunos parámetros de tal manera que los 8 millones de ingresos previstos en la recaudación de 2024 se convirtieron en 4,6 millones.

Las ordenanzas definitivas se pueden aprobar en diciembre, por lo que los partidos tienen todavía margen para negociar

Desde Junts creen que Comunes y socialistas escenifican una obra de teatro. "Trias es muy coherente, prometió su apoyo si se pactan cosas que ambos llevamos en los programas, como la cobertura de la Ronda de Dalt, los recortes en los plazos de las obras para reformar las Ramblas o la modificación del 30% que los constructores han de destinar obligatoriamente a vivienda pública en sus edificios privados", explican a este diario. La formación, sin embargo, avisa de cuáles son sus líneas rojas. "No votaremos un presupuesto que representa un modelo de ciudad que no es el nuestro. No lo votaremos porque corremos el peligro de que Collboni nos diga en el mes de enero: pues me voy con Colau. Y meta a los Comunes en el gobierno municipal".

Pero, aun así, mantienen un resquicio por el que podría llegar un acuerdo. "El listado es un breve resumen. Es difícil, pero si hay un planteamiento claro de voluntad de negociar, nos sentamos. Las ordenanzas definitivas se pueden aprobar en diciembre, hay tiempo para discutir, aunque con las palabras de Valls nos tememos que no haya margen. Nos dicen que debemos hacer un acto de fe, pero nuestra línea roja es la rebaja del IBI. Nos decían que el resto nos lo arreglaban en el presupuesto si les votábamos las ordenanzas". Desde el Ayuntamiento también son optimista: "Tenemos la mano extendida para un acuerdo. Hay margen para el diálogo y hablaremos con todos. Barcelona tendrá presupuestos".

Barcelona no sabe si tendrá nuevos presupuestos en 2024. El gobierno en minoría del socialista Jaume Collboni trata de pactar con partidos de la oposición el apoyo a unas cuentas que no contentan a nadie. Es cierto que los números recogen retazos de unos programas de unos y de otros, pero nadie está de acuerdo en apoyar al alcalde. La oposición en bloque, tanto a derecha e izquierda, ha hecho un frente común para tumbarle las ordenanzas municipales —lo que quiere decir que los presupuestos tampoco saldrán adelante— y amargarle las Navidades. Al alcalde se le puede atragantar el turrón.

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