Los representantes del islam en Cataluña acusan a la escritora Najat el Hachimi de difamar su religión
Tres asociaciones islámicas, incluida la más importante de Cataluña, expresan por carta al alcalde Jaume Collboni su rechazo del pregón “difamatorio” pronunciado por la novelista al inaugurar las fiestas de La Mercè
Primero fueron algunas ONG progresistas las que arremetieron contra la escritora Najat el Hachimi, de 44 años, catalana de origen marroquí, y ahora ha llegado el turno de los representantes de las principales asociaciones musulmanas de Cataluña.
Tres de ellas, entre las que figura la más importante, enviaron el 26 de septiembre, una carta a Jaume Collboni, alcalde socialista de Barcelona, en la que acusan a la novelista de “difamar y herir los sentimientos religiosos de los musulmanes (...)” cuando pronunció, el mes pasado, el pregón de las fiestas de La Mercè. Critican también sus “ataques feroces contra la cultura marroquí y paquistaní con la que se identifican muchos barceloneses”.
La misiva está firmada por la Unió de Comunitats Islàmiques de Catalunya, que encabeza Mohamed el Ghaidouni, de origen marroquí. Es de lejos la más numerosa de todas las asociaciones musulmanas y la integran, sobre todo, marroquíes. Es uno de los pilares de la Comisión Islámica de España. También la suscriben la PAK Federació d’Espanya, cuyos miembros son paquistaníes dirigidos por Tahir Rafi, y, por último, la Federació Consell Islàmic de Catalunya, liderada por Mohamed Halhoul, de origen marroquí.
En Cataluña hay unas 617.500 personas de tradición musulmana, muchos ya con nacionalidad española, que suponen el 8,1% de la población de esa comunidad autónoma, según la estimación del Observatorio Andalusí, un centro de estudios vinculado a la Comisión Islámica de España. En ninguna otra comunidad los musulmanes son tan numerosos. La mayoría son marroquíes y, en segundo lugar, figuran los paquistaníes.
"¿Os incomoda que os explique que hay niñas en esta ciudad que no pueden aprender nada ni ir de excursión?”, preguntó El Hachimi, el 22 de septiembre, desde el balcón donde pronunció su pregón en presencia del alcalde y otras autoridades. Hay “niñas que crecen creyendo que solo serán valiosas si se tapan”, añadió refiriéndose a las jóvenes musulmanas. “Hay chicas terriblemente asustadas ante la posibilidad de que las lleven a Marruecos o a Pakistán y las casen con aquel primo que necesita papeles” para residir legalmente en España.
“Hay chicas terriblemente asustadas ante la posibilidad de que las lleven a Marruecos y las casen con aquel primo que necesita papeles”
Denunció a continuación “el gran retroceso que empezó en los años 80 con el fundamentalismo identitario” que ahora impera entre los musulmanes. “Es muy sorprendente que, a día de hoy, sea considerado polémico defender derechos fundamentales en Barcelona y no en Teherán”, concluyó.
El Hachimi lanzó también una andanada contra las autoridades de su país de origen. Partiendo de su experiencia en el Consulado marroquí en Barcelona, tachó una vez más a Marruecos de “régimen autoritario acostumbrado a tratar a su población como súbditos dignos de ser sometidos”.
El sufrimiento de las jóvenes musulmanas a las que, en el mundo occidental, su familia trata de imponerles, en contra de su voluntad, normas de conducta rigoristas islámicas es una denuncia recurrente en los discursos de la escritora. Fue ya el tema de su novela “El último patriarca” (editorial Planeta, 2008), en la que narra la historia de la rebelión de una joven marroquí que lucha por su libertad. La obra obtuvo el premio literario Ramon Lull.
Nacida en Nador (Marruecos), El Hachimi se trasladó a Cataluña cuando tenía 7 años. Estudio filología árabe en la Universidad de Barcelona. Además de escribir novelas en catalán y español publica artículos de opinión en varios diarios empezando por El País.
Cuando Collboni la eligió para que fuese pregonera se levantaron varias voces a su izquierda pidiéndole que designara a otra. Lo hicieron, por ejemplo, el Consejo Municipal LGTBI, órgano asesor del Ayuntamiento de Barcelona, así como el Observatorio contra la Homofobia, la Unidad Contra el Fascismo y el Racismo, la Plataforma Trans Estatal, etcétera. La acusaban de haber “expresado posiciones islamófobas y transfóbicas”.
El Hachimi ha formulado reservas sobre los escasos requisitos que, en su opinión, recoge la ley llamada “ley trans” para los menores de edad que deseen cambiar de sexo. Ha negado ser islamófoba, pero sí es crítica con la versión rigorista e intolerante del islam que, según ella, impera entre muchas familias inmigrantes de países musulmanes.
Varios escritores catalanes salieron estos últimos días en defensa de El Hachimi, sobre todo en las redes sociales, como Quim Monzó y Blanca Luz Vidal o la directora literaria Pilar Beltran. Ninguna personalidad musulmana residente en Cataluña se sumó, por ahora, a esos apoyos solidarios.
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En su carta al alcalde, los tres representantes de las comunidades musulmanas le piden una audiencia “para analizar el incidente” y conocer su postura sobre lo sucedido. Tratan de que, como mínimo, se desmarque de las palabras de El Hachimi. En Europa no son nuevos los intentos de coartar la libertad de expresión, por parte de comunidades musulmanas, e impedir las críticas públicas de la interpretación rigorista de su religión sobre todo si proceden de personas que profesaron el islam. Es, sin embargo, la primera vez que algo parecido sucede en España.
Primero fueron algunas ONG progresistas las que arremetieron contra la escritora Najat el Hachimi, de 44 años, catalana de origen marroquí, y ahora ha llegado el turno de los representantes de las principales asociaciones musulmanas de Cataluña.
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