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La última de los 'historiadores fake' independentistas: todo el Mediterráneo habló catalán
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La última de los 'historiadores fake' independentistas: todo el Mediterráneo habló catalán

El INH, entidad alabada por Pujol, Torra y algunos (pocos) radicales independentistas, elabora una extraña teoría de un imperio que nunca existIó

Foto: Un grupo de independentistas en Girona. (EFE/Quique García)
Un grupo de independentistas en Girona. (EFE/Quique García)

Los historiadores fake catalanes agrupados en torno al Institut Nova Història (INH) han elaborado hace pocas semanas una enrevesada teoría por la que certifican que había un “imperio medieval catalán” que dominaba todo el Mediterráneo y en el que el catalán era “la lengua del poder”. El nombre con el que se refieren los estudiosos de la citada entidad a la gran gesta catalana es el “Imperio cuatribarrado”, en referencia a las cuatro rayas de la bandera catalana. El INH, que a primeros de agosto celebrará una Universidad de verano en la localidad de Montblanc para difundir sus excéntricas teorías, es aplaudido con vehemencia por personajes tan diversos como Jordi Pujol, Quim Torra o el diputado de JxCat Joan Canadell, un forofo de sus atrevidas fabulaciones. En cambio, insignes historiadores catalanes (incluidos independentistas) critican que se dé pábulo a las historias que los investigadores del INH difunden periódicamente.

Foto: Imagen de archivo de la Diada. (Reuters/Albert Gea)

Las últimas teorías sobre la existencia de un hasta ahora desconocido “imperio catalán” apuntan a que en el siglo XIII el ejército de Pere el Gran iniciaba la conquista de Sicilia. “Aquella operación militar, que culminaría en un tiempo récord (en seis días, los almogávares ocuparon Palermo, Mesina y Catania) sería el inicio de la expansión catalana en el Mediterráneo. Poco después serían conquistadas Jerba y Malta (1283), Córcega y Cerdeña (a partir de 1295), los estados almogávares de Grecia (a partir de 1305) y el reino de Nápoles (a partir de 1437), que alcanzaba el tercio sur de la península italiana. Durante siglos, estos territorios formaron parte del mundo catalán (político, militar, económico y cultural); pero, en cambio, exceptuando el caso del Alguer, en Cerdeña, la lengua catalana no enraizó en aquellas sociedades. O no trascendió hasta la actualidad”, dice la teoría que abona el investigador Marc Pons, profesor de Historia y gestor cultural.

Foto: Imagen de archivo de una manifestación. (EFE/Guillaume Horcajuelo)

Las teorías de este profesor son que “los súbditos de la Corona catalanoaragonesa fueron genérica y exclusivamente conocidos como ‘catalanes’”. En realidad, la ficción de la Corona catalanoaragonesa es una licencia muy particular de ver la historia, puesto que incluso los historiadores serios independentistas reconocen la existencia de la Corona aragonesa, pero no la catalana, teniendo en cuenta que Cataluña nunca tuvo rey. Los partidarios de las aventuras fantásticas del INH, en cambio, se apropian de los reyes aragoneses como si fuesen catalanes y desechan los documentos que contradicen sus teorías aduciendo que han sido “falsificados por Castilla”.

El catalán, arrasando

Es el caso de Pere el Gran o Pedro el Grande. “Referirnos a Pere el Gran como el soberano de los catalanes, a su ejército como una hueste catalana y a la expansión marítima que promovió y lideró como un imperio catalán no es una locura. Ni tampoco es una traición a la historia”, dice la teoría elaborada por Pons. Siguiendo ese racionamiento, el profesor sostiene que “en Catania, el catalán se convirtió en lengua cooficial de la cancillería (con el latín y el siciliano) y en lengua de uso habitual (con el siciliano) en las calles, plazas, mercados y muelles de la ciudad”.

Foto: Gabriel Rufián. (EFE/Quique García)

Apela a una crónica de Ramon Muntaner, de 1328, en la que este explica que el catalán era la lengua dominante en la “colonia” de Agosta (Augusta, en Sicilia) y que “el mercenario francés Gualter de Brenda (Gualterio de Brienne) aprendió el catalán en Sicilia”. El profesor cita a otros profesionales para señalar que el siciliano tiene muchas palabras prestadas del catalán, pero olvida que las dos son lenguas románicas y tienen raíces similares. En Cerdeña, a la que denomina “el Vietnam catalán”, una gran invasión hizo que “impusieran el catalán en la vida cotidiana de aquella sociedad”. E, igual que en Sicilia, el sardo tomó prestadas palabras del imperio catalán.

Las teorías del INH adolecen de un cierto supremacismo, ya que en los textos apuntan a que los catalanes son siempre superiores a los demás, hasta el punto de que trata a los territorios donde los almogávares actuaban como meras colonias que caían rendidas ante el poder catalán. Los almogávares eran mercenarios cuyo origen estaba en la Corona de Aragón y cuyo nombre parece provenir de un término árabe que definía a las pandillas de salteadores moros que atacaban ciudades fronterizas con el Reino de Granada.

Foto: Slívia Orriols, líder de Aliança Catalana. (EFE/David Borrat)

Adaptados a la sociedad medieval ibérica, los almogávares se convirtieron en mercenarios, formados por tropas de infantería ligera, vendidos al mejor postor. Sus cualidades fueron explicitadas en las Siete Partidas de Alfonso X El Sabio. Pedro III llevó a varios miles de almogávares a su campaña de Sicilia y Túnez. La tropa almogávar fue reclutada entre aragoneses, catalanes y valencianos, a los que luego se añadieron gallegos, asturianos y navarros. Tras la campaña de Anatolia (en la que fue contratado Roger de Flor para parar el avance turco), en Grecia, fueron contratados por el duque de Atenas que, tras no pagarles, fue vencido en la batalla del río Cefiso. Los mercenarios tomaron posesión de Atenas (y más tarde, de Neopatria) en nombre de la Corona de Aragón, control que mantuvieron desde 1311 a 1391.

La lengua del poder en Grecia

En Grecia, señala el profesor Pons, “el catalán fue la lengua de la minoría dominante durante tres cuartos de siglo” a partir de 1380. Y aunque en general los griegos dieron la espalda al catalán, Pons subraya que “una parte del mundo griego autóctono fue permeable a la lengua catalana. El profesor Rubió i Lluch, de la Universidad de Barcelona, en su investigación, confirma que el catalán fue también el idioma de la cancillería de los ducados almogávares de Atenas y Neopatria. Y eso implicó que ciertos estratos socioprofesionales del mundo indígena se esforzasen por conocer la lengua del poder”. El catalán no prendió en Grecia, dice el profesor, porque “como resume la historiadora Rosalía Guilleumas, ‘el pueblo griego no ha asimilado nunca el lenguaje de sus dominadores, tanto si han sido los romanos, los francos, los catalanes, los turcos o los venecianos’”.

Foto: Una estelada, durante una protesta separatista. (Reuters/Sergio Pérez)

Pons relata también que, en 1442, Alfonso el Magnánimo entraba en la ciudad de Nápoles y la convertiría en “la capital política del edificio político catalanoaragonés y se produciría un cualitativo desembarco de funcionarios valencianos y un goteo constante de mercaderes catalanes que trasplantarían la lengua catalana a la Campania. La empresa catalana de Nápoles explica la culminación de un proyecto imperial”. No obstante, Pons reconoce que el grupo de catalanes de Nápoles no era numeroso.

El profesor catalán apela al profesor Abel Soler, de la Universidad de Valencia para subrayar que “el catalán fue la lengua de gobierno, de administración y de cortesía. La investigación de Soler calcula que el 82% del personal de la cancillería (cancilleres, tesoreros, escribanos, juristas) eran catalanohablantes, con un predominio de valencianos, ante un 18% de aragoneses de habla castellana”. Pero luego explica que “el grupo formado por el personal de la cancillería no sumaría nunca más de 400 individuos”. Los comerciantes, en cambio, llegaban a unas 3.000 personas entre “catalanes, valencianos y mallorquines”, aunque estaban muy lejos de los 60.000 habitantes de la ciudad de Nápoles.

Foto: La alcaldesa de Barcelona Ada Colau. (EFE/Quique García)

Para el ‘investigador’ del INH, el año 1714, la fecha en la que cayó Barcelona en la Guerra de Sucesión (Cataluña tomó partido por el Archiduque Carlos, de la casa de Austria, frente a Felipe V, de la casa Borbón) “fue el fin del Estado Foral catalán y de lo que quedaba del Imperio medieval catalán en el Mediterráneo”. Un triste colofón para lo que el INH vende como poco menos que una auténtica civilización que conquistó todo el sur de Europa y parte del norte de África.

Los historiadores fake catalanes agrupados en torno al Institut Nova Història (INH) han elaborado hace pocas semanas una enrevesada teoría por la que certifican que había un “imperio medieval catalán” que dominaba todo el Mediterráneo y en el que el catalán era “la lengua del poder”. El nombre con el que se refieren los estudiosos de la citada entidad a la gran gesta catalana es el “Imperio cuatribarrado”, en referencia a las cuatro rayas de la bandera catalana. El INH, que a primeros de agosto celebrará una Universidad de verano en la localidad de Montblanc para difundir sus excéntricas teorías, es aplaudido con vehemencia por personajes tan diversos como Jordi Pujol, Quim Torra o el diputado de JxCat Joan Canadell, un forofo de sus atrevidas fabulaciones. En cambio, insignes historiadores catalanes (incluidos independentistas) critican que se dé pábulo a las historias que los investigadores del INH difunden periódicamente.

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