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Más de 300 aves exóticas, al borde del 'desahucio' en Cataluña: "Nos han denegado ayudas"
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"a las protectoras no nos llega nada"

Más de 300 aves exóticas, al borde del 'desahucio' en Cataluña: "Nos han denegado ayudas"

La Asociación Ave Fénix no puede mantenerse después de que el alquiler de sus instalaciones se triplicase. El plazo para que las desalojen vence el 5 de enero

Foto: Una imagen de dos aves. (EFE/Jeffrey Arguedas)
Una imagen de dos aves. (EFE/Jeffrey Arguedas)

Más de 300 aves exóticas están a punto de ser desahuciadas en Cataluña. No es ninguna metáfora: la Asociación Ave Fénix debe abandonar las instalaciones donde mantiene a estos animales que cuida desde hace años debido a que le han triplicado el alquiler. De pagar 500 euros mensuales, el precio del alojamiento se ha disparado de repente a 1.500 euros, una cantidad inasumible para una entidad que sólo cuenta con la ayuda de sus socios y que ha de pagar, además, la manutención de los ejemplares.

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“Lo que queremos es un sitio donde ubicarnos tranquilamente. Hemos pedido ayuda al Gobierno catalán, pero nos la han denegado. Lo que le pedíamos no era dinero, sino que nos cediesen un sitio donde tenerlos, comprometiéndonos nosotros a acondicionarlo. Aquí hablan mucho de animales, dictan leyes contra el maltrato y destinan millones de euros en ayuda para su bienestar para repartirlo en granjas. Pero a las protectoras no nos llega ni un euro”, explica a El Confidencial Gladys Freginals, fundadora y directora de la asociación.

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La asociación tiene, según el último censo, 327 aves exóticas. Ahí hay periquitos, loros, ninfas, amazonas, cacatúas o guacamayos, todas aves psitácidas. Algunas provienen de donaciones. Otras, de familias que han tenido que desprenderse de ellas por distintas razones (desde que no pueden atenderlas por los costes hasta que algún miembro de la familia acababa de desarrollar alergias que impedía tener estos animales en casa). Una parte importante fueron recogidas directamente tras ser abandonadas y llegaron a la asociación en un estado lamentable. Alguna acabó en sus instalaciones después de un divorcio. Los hay que recalaron en Ave Fénix tras ser víctimas de tráfico ilegal de especies exóticas. O incluso algunas llegaron tras resultar heridas o enfermar y sus dueños prefirieron que la ONG se encargase de ellas. En Ave Fénix las acogieron y las cuidaron.

Arrasados por un tornado

El grupo fue fundado en el año 2000 y en 2014 obtuvo el reconocimiento de asociación protectora de aves, distinción que sólo tienen tres o cuatro asociaciones en Cataluña. Su localidad de origen se sitúa en Maçanet de la Selva, provincia de Girona. Tras un tornado que arrasó las instalaciones (hubo muchos pájaros muertos y algunos loros desaparecidos), un mecenas les ofreció instalarse en Porqueres, cerca de Banyoles. Ahí estuvieron durante años hasta que el verano pasado tuvieron que abandonar el refugio porque el dueño lo necesitaba y se acababa el contrato.

En estos meses, pudieron trampear la situación en una nave en la que pagan 500 euros mensuales. Pero eso hasta el 5 de enero: a partir de esta fecha, el alquiler sube a 1.500 euros. “Es una cantidad que no podemos pagar, porque nos financiamos exclusivamente con las cuotas de los socios y con donaciones”, dice Gladys. El desembolso no es grande: ser socio cuesta sólo 50 euros anuales, mientras que un particular puede apadrinar un ave por 35 euros al año. De hecho, algunas de las aves llegaron con el compromiso de sus dueños de apadrinarlas mientras viviesen, pero, explica la directora, “esa promesa dura uno o dos meses, porque luego se olvidan, dejan de pagar y tenemos que sufragar nosotros todos los gastos”.

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Esos gastos no son pocos, porque si hablamos de comida, “el pienso para loros es más caro que el de los perros. Y hemos de pagar veterinarios también, además de los gastos fijos de las instalaciones”. La asociación tenía una pequeña caja de resistencia en la que iba metiendo ahorros para poder acometer gastos de unas instalaciones en caso de conseguir un asentamiento definitivo. “En un terreno, hay que hacer el acondicionamiento, poner vallas, construir las jaulas, hacer un pozo de agua, instalar placas solares, etcétera. Eso es caro. Pero la actual situación se nos está llevando todo el dinero”, lamenta Gladys Freginals. Por eso a la asociación le iría genial una casa abandonada, una granja que ya no funcione o un paraje en pleno campo, donde no molesten a nadie. “Nos da lo mismo, nosotros nos encargaremos de acondicionar el lugar”.

La directora afirma que no es una situación de su asociación únicamente. “Todas las protectoras tenemos problemas, lo que pasa es que en estos momentos nosotros somos los que estamos en situación de emergencia”, dice. La Generalitat tiene regulado el trato sobre protección de los animales a través del decreto legislativo 2/2008 de 15 de abril, que aprueba el texto refundido de la Ley de Protección de los Animales. Posteriormente, se introdujo una modificación para vetar a los animales en los circos y las corridas de toros, aunque se mantienen los espectáculos o “fiestas con toros sin muerte del animal (correbous) en las fechas y localidades donde tradicionalmente se celebran”.

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Pero las aves exóticas no entran en los planes del Ejecutivo. “Este sería nuestro tercer traslado y esos cambios mortifican a las aves”, lamenta la directora de la asociación. Y critica al Govern por el desinterés y las trabas que “siempre ponen a las protectoras. Lo que nosotros hacemos es un trabajo que debería hacer la Administración, pero aun así, no nos presta ninguna clase de ayuda. Dependemos de nosotros solos”. Mientras clama en el desierto, el futuro de las 327 aves exóticas es un enigma. Nadie sabe qué pasará con ellas: si se podrán repartir entre otras asociaciones, acoger en casas particulares o traspasar de alguna manera. Estos pájaros no son de la cuerda de la Administración.

Más de 300 aves exóticas están a punto de ser desahuciadas en Cataluña. No es ninguna metáfora: la Asociación Ave Fénix debe abandonar las instalaciones donde mantiene a estos animales que cuida desde hace años debido a que le han triplicado el alquiler. De pagar 500 euros mensuales, el precio del alojamiento se ha disparado de repente a 1.500 euros, una cantidad inasumible para una entidad que sólo cuenta con la ayuda de sus socios y que ha de pagar, además, la manutención de los ejemplares.

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