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Junts orquesta una feroz campaña para desacreditar a Oriol Junqueras
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MENSAJES Y PROCLAMAS CONTRA ERC

Junts orquesta una feroz campaña para desacreditar a Oriol Junqueras

Los círculos próximos a Puigdemont emprenden una guerra sin cuartel contra la estrategia de los republicanos. Cargos públicos y militantes señalan al líder republicano. Llegan a vincularlo con los atentados del 17-A

Foto: Junqueras y Puigdemont, en una imagen de archivo. (EFE)
Junqueras y Puigdemont, en una imagen de archivo. (EFE)

Oriol Junqueras, reelegido presidente de ERC este fin de semana, se ha convertido en el principal enemigo a batir por sus antiguos socios de Junts per Catalunya (JxCAT). El partido de Carles Puigdemont ha comenzado una dura y sarcástica campaña en su contra con el fin de erosionar la imagen de los republicanos, que en estos momentos se cobijan bajo la principal formación independentista. No perdonan que el líder de Esquerra no se haya plegado a sus condiciones para situar al Gobierno de Cataluña bajo el paraguas del Consell de la República y permitir así que el fugado sea el verdadero 'president' en la sombra, laminando a Pere Aragonès.

Foto: La presidenta de JxCAT, Laura Borràs. (EFE/Toni Albir)

La campaña contra Junqueras (y, por extensión, a todo lo que tenga que ver con ERC), se traduce en frases insultantes, carteles de denuncia, acusaciones sin fundamento, falsedades repetidas hasta la saciedad en los foros soberanistas o en la negación de la legitimidad de Esquerra para gobernar Cataluña y del propio Junqueras para presidir ese partido. Joan Canadell, uno de los fichajes estrella de Puigdemont, expuso este lunes que “el procés está tocado de muerte porque Pere Aragonès y Oriol Junqueras han renunciado. Dependerá de la sociedad civil que volvamos a hacer un segundo embate”.

Esta alusión a la rendición de ERC ante el Estado lleva días difundiéndose entre los simpatizantes de Junts, pero toma carta de naturaleza cuando sus representantes políticos empiezan a aferrarse a ella para elevarla a dogma de la formación posconvergente. Josep Costa, exvicepresidente del Parlament, recordaba este domingo: “Tenemos un presidente autonómico que ha perdido la confianza del Parlament y se está atrincherando en el Palau. Ayer, en el Camp Nou, recibió una pitada sin precedentes. Pero mañana ninguna tertulia pública ni subvencionada hablará de ello”. En realidad, la pitada fue mínima y sólo por parte de un puñado de activistas, que hicieron sonar sus silbatos cuando se anunció la llegada de Pere Aragonès al palco del estadio del Barça.

placeholder Aragonès, en el palco del Camp Nou. (EFE/Toni Albir)
Aragonès, en el palco del Camp Nou. (EFE/Toni Albir)

La fugada Clara Ponsatí, actual eurodiputada y exconsejera de Educación, fue aún más dura. Este fin de semana, justamente antes de que la militancia republicana aprobase casi por unanimidad la candidatura de Oriol Junqueras como presidente del partido, concedía una entrevista a Vilaweb, el portal oficioso de los de Puigdemont, para asegurar que “el chantaje emocional de la prisión fue muy bestia”.

Menosprecio a los encarcelados

Lo decía quien disfrutó de las mieles de la libertad en Waterloo mientras sus compañeros de gabinete eran encarcelados. La entrevista se publicaba con motivo de los hechos de octubre de 2017, pero se hizo coincidir con el cónclave de Esquerra, en noviembre. Ponsatí desacredita el papel de ERC y, en una velada alusión a Junqueras, acusa: “Aún hay quien intenta utilizar el ‘yo he estado tres años en la cárcel’. Si te equivocas, te equivocas. Haber estado en prisión no te da la razón, no te da derecho de renunciar a decir lo que era imprescindible”.

Foto: Toma de posesión de los nuevos consellers del gobierno catalán

Ponsatí apunta directamente a la línea de flotación de ERC, asegurando que no entiende su “gran giro estratégico” y reclamando que “la confrontación con un estado represivo es confrontación. Evidentemente, no todos están obligados a todo, pero los que quieren liderar han de estar dispuestos a bastante”. Luego, desacredita los esfuerzos por hacer un frente común soberanista. “Me da alergia eso de volvamos a sentarnos, volvamos a hacer una hoja de ruta, volvamos a reunir a los agentes del movimiento independentista… yo no he creído nunca en el ‘volvamos a sentarnos’. En estos cinco años se han perdido muchas horas hablando de unidad (…) la unidad es una entelequia. Pretender que los arrastrarás a hacer lo que no quieren no sé si es ingenuo o estúpido; en todo caso, no es inteligente. Es una pérdida de tiempo”.

placeholder Uno de los carteles contra Junqueras que los simpatizantes de Junts están difundiendo.
Uno de los carteles contra Junqueras que los simpatizantes de Junts están difundiendo.

En realidad, Ponsatí sigue la estrategia planeada desde Waterloo: “El primer paso de la tarea pendiente es entender este ‘no’ de las bases de Junts a todos los ámbitos donde intuimos que aún se nos quiere conducir hacia la rendición”, escribía en un artículo a finales de octubre, analizando desde su punto de vista la votación de Junts sobre la ruptura del Govern.

Pero la presión a Junqueras se extiende a todo el entorno de Puigdemont, que ha comenzado a demonizarlo en una dura campaña mediática que se acompaña de carteles más o menos críticos. En uno de esos carteles, que corren como la pólvora por determinados foros de Junts, se reproduce una fotografía del presidente de ERC saludando al exministro de Exteriores con el PP José Manuel García-Margallo. El mensaje sobreimpresionado dice: “Cómplices de los atentados del 17-A”. Se refiere a los atentados yihadistas de la Rambla y de Cambrils del 17 de agosto de 2017, que para la ultraderecha independentista fueron realizados bajo el manto del CNI y del Estado, alimentando una delirante teoría de la conspiración.

placeholder Otro de los carteles que están difundiendo los simpatizantes de Junts para desacreditar a Junqueras.
Otro de los carteles que están difundiendo los simpatizantes de Junts para desacreditar a Junqueras.

Otro de los carteles que han puesto en circulación reproduce la fotografía oficial de Junqueras cuando era vicepresidente de Cataluña. “Traidores a la guillotina”, es la frase que aparece sobreimpresionada. Un tercer cartel está extraído de un pasquín promocional de la película El gran dictador, de Charles Chaplin. En él, se ha sustituido la cara del actor por la de Junqueras y los símbolos de la gorra de plato y del brazalete incorporan el anagrama de ERC. “Al servicio de la dictadura ESP”, dice una frase sobreimpresionada, mientras unos angelitos con las efigies de Joan Tardà y Gabriel Rufián aparecen en una nube.

El único ‘president’ legítimo

Los mensajes sobre la proclamación de Carles Puigdemont como el único presidente legítimo de Cataluña se han multiplicado en los últimos días. “España, para los españoles y para ERC, la única cosa que les importa es Puigdemont. El resto les es igual. Dais mucho asco. Carles Puigdemont es europarlamentario y el legítimo president de Cataluña”, lanzaba este viernes una conocida activista de Junts. Otro activo militante insistía en que “nuestro legítimo president es el MHP Carles Puigdemont, esperamos que pueda volver cuanto antes”. Este mensaje va acompañado de una foto del fugado con el logotipo de la Asamblea de Representantes (que pretende ser un Parlament paralelo bajo el mando del Consell de la República) y reproduce en el pie sus principales líneas estratégicas: “Unidad política y estratégica; desbordamiento democrático. Mantener la posición hasta las últimas consecuencias. Preparación política, sobre todo internacionalmente. Fortalecimiento del Consell, tanto en lo referente al registro ciudadano [los afiliados] como en los Consejos Locales”.

Foto: Carles Puigdemont participa en acto de celebración de la Diada en Bruselas. (EFE)

Junts no descuida la vertiente más casera de ERC. “¿Cómo se lo montarán Junqueras y Rovira para convertirse en los dirigentes más longevos desde el franquismo?”, dice uno de los mensajes que ha puesto en circulación un foro de los puigdemontistas. En realidad, los afiliados de Junts provienen en su mayor parte de las antiguas canteras de Convergència, un partido al frente del cual estuvo Jordi Pujol más de 40 años (desde que lo fundó, en 1973, hasta que renunció a su cargo de presidente honorífico en 2014). Junqueras y su secretaria general, Marta Rovira, fueron elegidos por primera vez líderes de los republicanos en 2011, por lo que hace sólo 11 años que están al frente de la formación, muy lejos de las cuatro décadas del patriarca convergente.

En ese mismo sentido, eminentes militantes de Junts (catedráticos y personalidades con peso político, profesional y social), se han sumado a la campaña antiJunqueras, pero con otras coordinadas. “De los 8.544 militantes de ERC al corriente de cuota, el resultado a la votación telemática de la candidatura única a la Ejecutiva fue el siguiente: Votos a favor, 3.747. Votos en blanco, 562. Abstención, 4.235. En resumen, un 43,85% de los militantes ha votado sí”.

placeholder Junqueras y Rufián, en un acto en Santa Coloma de Gramanet. (EFE/Alejandro García)
Junqueras y Rufián, en un acto en Santa Coloma de Gramanet. (EFE/Alejandro García)

En realidad, las cifras son objetivas y la lectura que hacen es políticamente correcta. Pero está lejos de la interpretación que ha hecho ERC de la votación de este fin de semana: resaltaba que el 87% de los votos emitidos apoyaba a la nueva Ejecutiva. Objetivamente, esa cifra también es correcta, puesto que se refiere sólo a los sufragios emitidos, no al censo global. Entre los datos aportados por unos y otros hay un baile de sólo unas decenas de votos, pero hay un abismo entre los posicionamientos.

Oriol Junqueras, reelegido presidente de ERC este fin de semana, se ha convertido en el principal enemigo a batir por sus antiguos socios de Junts per Catalunya (JxCAT). El partido de Carles Puigdemont ha comenzado una dura y sarcástica campaña en su contra con el fin de erosionar la imagen de los republicanos, que en estos momentos se cobijan bajo la principal formación independentista. No perdonan que el líder de Esquerra no se haya plegado a sus condiciones para situar al Gobierno de Cataluña bajo el paraguas del Consell de la República y permitir así que el fugado sea el verdadero 'president' en la sombra, laminando a Pere Aragonès.

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