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Carles Puigdemont se despide de JxCAT cargando contra Salvador Illa y el PSC
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Carles Puigdemont se despide de JxCAT cargando contra Salvador Illa y el PSC

El expresidente de la Generalitat deja el liderazgo de Junts en un congreso en Francia, donde se ha desarrollado el acto para que pudiera acudir

Foto: El congreso de Junts en Francia. (Junts)
El congreso de Junts en Francia. (Junts)

Carles Puigdemont centró su despedida como presidente de JxCAT llamando a la movilización y cargando contra Salvador Illa y el PSC, utilizando los bajos niveles de ejecución de la inversión pública del Ejecutivo central en Cataluña. "El Gobierno español es un estado que miente, en especial a los catalanes, a los que nos considerará siempre ciudadanos de segunda o de tercera. El Estado español nos castiga por haber mantenido la mayoría independentista. Están haciéndole la campaña sucia a Salvador Illa. Y eso es corrupción. Diciendo a los catalanes que no están votando al candidato correcto".

"El 'A por ellos' que fue justificado por el infausto discurso del Rey Felipe VI el 3 de octubre (abucheos del público) lo hacen con jueces, policías o con los presupuestos del Estado. Os dicen: con vosotros no, Hasta que no votéis bien, no llegará el dinero. Por tanto, tenemos que asumir este principio de realidad. Porque no habría nada más mágico como hacer política normal en tiempos tan oscuros como los que vivismo desde hace cinco años", mantuvo Puigdemont en el II Congreso Nacional de JxCAT, que se celebró en Argelès, en el sur de Francia, precisamente para que pudiera asistir y la militancia pudiera despedirse.

Foto: El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont (c), saluda a la presidenta del Parlamento de Cataluña, Laura Borras (i). (EFE/David Borrat)

Puigdemont denunció que "la anormalidad es que un ciudadano catalán que vota a Vox está tan perjudicado como uno que vota a la CUP, porque para España el problema es que somos catalanes. Debemos preguntarles a nuestros conciudadanos que no son independentistas, ¿cuál es el precio que tenemos por España? 35 millones contra 184 millones, ¡ya está bien!". Se trataba de una alusión al 35% de cumplimiento de ejecución de la obra pública en Cataluña contra el 184% de asunción en la Comunidad de Madrid.

Salvador Illa y su agenda por el reencuentro también recibieron por alusiones: "Así muchos pensarán, me instalo en la normalidad, algunos le llaman reconciliación, y eso puede ser útil para un partido que solo busca el bienestar de sus cuadros, pero que es desastroso para los ciudadanos", remachó el expresidente catalán.

Sorpresa

El ataque a los socialistas, en un tono muy mitinero, sorprendió mucho. También que pusiera el cumplimiento de las infraestructuras al nivel de otros choques con el Estado. No hubo emoción, no hubo lágrimas. Sí combatividad, que mantuvo en su discurso con una defensa del trabajo del independentismo desde fuera de España, lo que denominan "el exilio". El inicio había sido muy diferente, alegre. "Amigos y amigas, espiados y espiadas", Puigdemont arrancó con un toque 'club de la comedia', que el público asistente agradeció. Pero las risas acabaron pronto. Y el tono fue muy duro mientras los 950 asistentes le interrumpieron varias veces para gritar. "President, president, president".

Puigdemont justificó la existencia de su partido y de sus políticas por la situación de anormalidad que vive España: "Un relevo en la presidencia del partido es algo normal y las organizaciones han de saber hacer relevos y JxCAT lo estamos haciendo de fábula. Deseo los máximos aciertos a los que vienen", como restando importancia a su marcha.

Foto: Gabriel Rufián, durante su intervención en el Congreso en el pleno para dar cuenta del espionaje con Pegasus. (EFE/Fernando Alvarado)

"Pero las condiciones no son normales y no lo serán en mucho tiempo. El acto en Argelès demuestra que no estamos viviendo en una situación de normalidad. Para que nos podamos abrazar tenemos que estar aquí. Esa es la señal de anormalidad", se ha lamentado el presidente saliente de JxCAT.

Rufián, por alusiones

Según Carles Puigdemont, "no es normal que llevéis cuatro años y medio yendo y viniendo de Bruselas, de Ginebra o de Waterloo. Pero lo que es normal y decente es venir a visitar al gobierno en el exilio. Mientras haya gente en el exilio se le tiene que ir a ver, porque el exilio es vuestra casa. Es en el exilio donde preservamos muchas de las cosas que el Estado español querría ver liquidadas". La gente le aplaudió enfervorecida, por lo que suponía de crítica a Gabriel Rufián en alusióna los viajes a Waterloo de Jaume Asens.

Por lo demás, en el discurso de Puigdemont, la Generalitat no existe. Los pactos con otras formaciones no existen. Solo existe España y su discurso de intolerancia política.

Crítica a la justicia

Para Puigdemont, "la Justicia genera inseguridad jurídica. No es normal que la Justicia española se pase por el cogote las sentencias de los tribunales europeos. Esto es una gravísima anormalidad. Y con jueces que parezcan una extensión del grupo parlamentario de Vox".

"No es normal que haya acoso a los catalanoparlantes desde el Gobierno, desde los tribunales, desde los medios de comunicación, para convertir el catalán en una lengua doméstica y no en una lengua de Estado", aseguró Puigdemont. No hubo nostalgia ni 'Hora dels adeus', la canción que cantan los catalanes cuando tienen que despedirse de alguien muy querido. Dio la sensación de que Puigdemont hacía mucho que se había ido. Tal vez, incluso, mucho antes, de cruzar la frontera francesa en coche aquel lejano octubre de 2017.

Carles Puigdemont centró su despedida como presidente de JxCAT llamando a la movilización y cargando contra Salvador Illa y el PSC, utilizando los bajos niveles de ejecución de la inversión pública del Ejecutivo central en Cataluña. "El Gobierno español es un estado que miente, en especial a los catalanes, a los que nos considerará siempre ciudadanos de segunda o de tercera. El Estado español nos castiga por haber mantenido la mayoría independentista. Están haciéndole la campaña sucia a Salvador Illa. Y eso es corrupción. Diciendo a los catalanes que no están votando al candidato correcto".

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