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El nuevo Parlament paralelo de Puigdemont arriesga menos que el Parlament de Torrent
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Aprueba una vaga declaración de intenciones

El nuevo Parlament paralelo de Puigdemont arriesga menos que el Parlament de Torrent

El 'expresident' ha asegurado desde Bruselas que “nos ponemos a andar con agenda propia: hablaremos de república, de proceso constituyente", pero luego se ha evitado votar esto

Foto: Momento de las votaciones de la llamada Asamblea de Cargos Electos impulsada por el expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont. (EFE)
Momento de las votaciones de la llamada Asamblea de Cargos Electos impulsada por el expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont. (EFE)

La Asamblea de Cargos Electos (ACE), el Parlament paralelo que ha impulsado Carles Puigdemont para romper los corsés legales del Reino de España, ha resultado muy decepcionante. Lo que había de ser el órgano vanguardia de la desobediencia ha arriesgado mucho menos que el Parlament oficial, que preside Roger Torrent, al que el independentismo acusa de pusilánime. La declaración aprobada ha sido de una vaguedad y un simbolismo que superan la resolución que ha de votar el Parlament próximamente, y que ya era en sí mismo un simulacro de desafío al Estado. El acto ha reunido a más de 2.000 regidores, alcaldes y diputados, pero su valor no ha pasado de lo gestual.

Sí, ha habido muchos aplausos, se ha gritado pidiendo la dimisión de Miquel Buch, se ha jaleado la independencia, se han coreado consignas en favor de la libertad de los presos, pero la declaración consensuada que se ha votado a la búlgara, como el resto de decisiones, ha sido muy floja, tanto que Roger Torrent, sentado en primera fila, se ha debido de quedar muy tranquilo: él se la ha jugado mucho más.

placeholder Torrent (i), Torra (c) y Aragonès, en el encuentro fundacional de la Asamblea de Cargos Electos. (EFE)
Torrent (i), Torra (c) y Aragonès, en el encuentro fundacional de la Asamblea de Cargos Electos. (EFE)

El documento de cinco puntos aprobado hoy marca su momento más duro: “Trabajamos por la autodeterminación y por una solución política que permita a los catalanes decidir su futuro político en las urnas”. Vamos, mucho más débil que el punto 10 de la resolución que JxCAT, ERC y la CUP quieren someter a votación y que aboga por “reivindicar el derecho de los diputados y diputadas a poder debatir sobre todos los asuntos que interesan a la ciudadanía, incluidos el derecho a la autodeterminación, la monarquía o la soberanía”.

Un espectador poco avezado podría pensar: los cargos electos no se la han querido jugar pero se ha conectado con Carles Puigdemont por videoconferencia y aquí se ha dado caña. Pues sí, pero no. Sí ha aparecido Puigdemont en plasma, pero se ha mostrado en extremo prudente y se ha limitado a hacer un llamamiento para “avanzar en el camino definitivo del reconocimiento de la república catalana”. Puigdemont ha apelado a “retomar la iniciativa” y a marcar una “agenda propia”, al margen del Estado represor.

placeholder Videoconferencia de Puigdemont en el encuentro fundacional de la Asamblea de Cargos Electos. (EFE)
Videoconferencia de Puigdemont en el encuentro fundacional de la Asamblea de Cargos Electos. (EFE)

En el primer acto, celebrado en el Palacio de Congresos de la Diagonal de Barcelona, la desobediencia ha brillado por su ausencia. Las referencias a iniciar algo parecido a un proceso constituyente, como se había apuntado, solo aparecieron de manera tangencial.

Momento álgido

El momento más álgido ha sido cuando Puigdemont ha asegurado desde Bruselas que “nos ponemos a andar con agenda propia: hablaremos de república, de proceso constituyente", pero luego nada de eso se ha votado. Como respuesta a la sentencia, ha sido muy flojo. Tal vez porque, como ha reconocido el propio 'expresident' desde Waterloo, se está delante de una "represión de baja intensidad" que obliga al soberanismo a "autocensurarse" y a renunciar a sus objetivos políticos.

Hasta Carles Puigdemont se mostró tibio en su intervención por Skype desde Waterloo, en un acto que estuvo marcado por la prudencia política

Según Puigdemont, esta nueva Asamblea autoconstituida hoy debe centrarse en sortear la "represión latente". "Es una respuesta republicana desde su nacimiento. Es una entidad liberada de servidumbres y censuras", ha asegurado el 'expresident'. Sin embargo, él mismo parecía pensar más en el proceso judicial que afronta en Bélgica para intentar esquivar la nueva euroorden que ha presentado el juez Pablo Llarena que en los planes de este nuevo órgano. En este sentido, su equipo legal puede estar tranquilo: para tratarse de un movimiento supuestamente bolivariano que busca generar un doble poder, no se ha traspasado ningún límite legal.

Fila vip

En primera fila estaba Quim Torra, encantado del clima insurreccional en el Palau de Congresos. Pero a su lado le escudaban Roger Torrent y el vicepresidente catalán, Pere Aragonès, encantados de que del acto no fueran a derivarse nuevas inhabilitaciones. La ACE hizo feliz a todo el mundo pero difícilmente pudo llegar a inquietar a nadie. Trabajarán por la república, pero no se mojaron sobre el modo en que lo harían. Mientras tanto, todos los participantes se hicieron selfis y los colgaron en redes en un tono electoral muy marcado.

La Asamblea de Cargos Electos (ACE), el Parlament paralelo que ha impulsado Carles Puigdemont para romper los corsés legales del Reino de España, ha resultado muy decepcionante. Lo que había de ser el órgano vanguardia de la desobediencia ha arriesgado mucho menos que el Parlament oficial, que preside Roger Torrent, al que el independentismo acusa de pusilánime. La declaración aprobada ha sido de una vaguedad y un simbolismo que superan la resolución que ha de votar el Parlament próximamente, y que ya era en sí mismo un simulacro de desafío al Estado. El acto ha reunido a más de 2.000 regidores, alcaldes y diputados, pero su valor no ha pasado de lo gestual.

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