Es noticia
La calle confirma la existencia de dos Cataluñas que pugnan por la hegemonía
  1. España
  2. Cataluña
manifestaciones de ambos símbolos

La calle confirma la existencia de dos Cataluñas que pugnan por la hegemonía

Lo cierto es que dos ‘Cataluñas’ midieron sus fuerzas este fin de semana. El verdadero apoyo de cada una de las dos Cataluña se mide en las urnas, no en la calle

Foto: Los Mossos dividen a constitucionalistas e independentistas en la plata de Sant Jaume. (EFE)
Los Mossos dividen a constitucionalistas e independentistas en la plata de Sant Jaume. (EFE)

“Objetivo cumplido”. La consigna no sale de ninguna película de acción. Fue el mensaje que lanzaban por las redes sociales todas las plataformas independentistas a sus activistas pocos minutos antes de las 12 del mediodía. Y significaba que la acción que habían previsto fue culminada con éxito: boicotear la manifestación constitucionalista que tenía lugar en esos momentos en Barcelona.

Desde días antes, círculos independentistas habían planeado sabotear las principales vías de comunicación con Barcelona para dificultar la asistencia a la manifestación. Así, cortaron la autovía A-2 en varios puntos, se cortó la AP-7 por el lado de Girona y por el de Tarragona y se cortó la N-340. Y se cortaron también vías férreas, que fueron ‘liberadas’ pasadas las 12 del mediodía, cuando ya la manifestación había comenzado. Un boicot que deja en mal lugar al sector duro del independentismo. De hecho, esta ‘guerra sucia’ no pasa los más elementales estándares democráticos. Para los radicales, la excusa es que “los cortes son una herramienta más para la desobediencia civil”. En realidad, fueron una herramienta para boicotear la libertad de expresión, reunión y manifestación de los oponentes políticos. Son prueba de cargo de esa concepción exclusivista de Cataluña los mensajes cruzados de los extremistas soberanistas durante la mañana de este domingo.

Foto: Imágenes de la multitudinaria manifestación. (EFE)

Lo cierto es que dos ‘Cataluñas’ midieron sus fuerzas este fin de semana. Es posible que sea impertinente comparar los datos de asistencia, porque una cosa son los votos y otra cosa son los manifestantes. El verdadero apoyo de cada una de las dos Cataluña se mide en las urnas, no en la calle. Además, el cómputo de la manifestación del sábado se hizo desde la calle Travessera de Gràcia hasta el Puerto Olímpico y el cómputo de la manifestación del domingo solo entre Diagonal y Aragón, aunque a las 12 del mediodía había miles de personas entre Aragón y Gran Via, además de una concentración nada desdeñable en la rotonda de Paseo de Gracia con Gran Vía. Todo ese espacio quedó sin contabilizar por la Guardia Urbana.

“El constitucionalismo siempre se ha movido por otros parámetros. El ciudadano que no es independentista no sale a la calle fácilmente. Solo lo hace cuando ve que está en peligro inminente la democracia. Lo hizo en el otoño del 2017, en una manifestación histórica porque se vio que las libertades sí estaban en peligro. En estos momentos, a pesar de la tensión que ha imprimido el soberanismo a la sociedad, no se tiene la percepción de que esté en peligro la democracia y por eso el constitucionalista no se moviliza tanto. Es más: hay una percepción de que el sistema sí funciona, porque ha condenado a los que quebrantaron la ley el 1 de octubre del 2017. Y los que han salido ha sido para decirle a los independentistas que la calle es de todos y que basta de mentiras”, explica a El Confidencial un dirigente cívico vinculado a Sociedad Civil Catalana (SCC), la entidad organizadora de la protesta de este domingo.

La disputa sobre quién es el dueño de la calle, sin embargo, no es más que una anécdota, un símbolo con el que marcar perfil y músculo

Desde colectivos radicales, no obstante, se insistía este domingo por la tarde que “hacer notar que las calles serán siempre nuestras está bien. Pero organizarnos para hacerlo realidad es la caña”. La disputa sobre quién es el dueño de la calle, sin embargo, no es más que una anécdota, un símbolo con el que marcar perfil y músculo.

Dos concepciones de Cataluña

De lo que no hay duda es de que existen en estos momentos dos concepciones diferentes de Cataluña con valores distintos. Un abismo separa ya a estas dos ‘Cataluñas’. La primera de estas ‘Cataluñas’ tiene un símbolo unitario: se cobija tras la bandera estelada y dicta sus normas, con conceptos exclusivistas, como el de que no se deben obedecer las leyes consideradas injustas. Bajo ese subterfugio se cobija un peligroso concepto de la democracia. ¿Quién decide si una ley es injusta? ¿Una institución? ¿Un partido? ¿Una entidad cívica? ¿Un club cultural? ¿El propio ciudadano?. La concepción de la segunda de las ‘Cataluñas’ es muy diversa y en su interior se producen durísimos enfrentamientos internos. Abraza las banderas española y catalana (se han llegado a ver incluso banderas republicanas en la manifestación de este domingo) y habla indistintamente castellano y catalán. Pero acoge fuerzas políticas irreconciliables: PSOE, PP y Ciudadanos.

placeholder Miles de personas se han concentrado en el centro de Barcelona en defensa del constitucionalismo. (EFE)
Miles de personas se han concentrado en el centro de Barcelona en defensa del constitucionalismo. (EFE)

Cada una de las dos ‘Cataluñas’ tiene sus propias contradicciones. La soberanista critica oficialmente la violencia, pero hay determinados sectores que la fomentan, bien con su condescendencia, bien con su actitud activa. Y existe, además, un componente excluyente, que inculca la idea de que el que usa una bandera española es “fascista”. El constitucionalismo, en cambio, tiene más interiorizado el concepto de tolerancia hacia al hecho diferencial catalán.

Desde las filas constitucionalistas se subraya el diferente talante de las manifestaciones de este fin de semana. “Este domingo se vio que el constitucionalismo tiene mucha tranquilidad y ha de resaltarse que no hubo incidentes”, explica un dirigente que defiende la unidad de España. La gran manifestación unitaria del independentismo, no obstante, también discurrió sin incidentes, aunque al final de la jornada, tras las convocatorias de los CDR, hubo algunas algaradas y barricadas. Los episodios violentos de las pasadas semanas, no obstante, arrojan una mancha sobre el independentismo en general, a pesar de que los incidentes fueron obra de grupos minoritarios ultraviolentos. Si esos grupos logran hacerse con la vanguardia del movimiento secesionista, el soberanismo en general quedará en entredicho.

El 'Huracán Económico'

El independentismo trabaja ahora en el concepto de ‘Huracán Económico’, la siguiente modalidad de ‘Tsunami Democrático’. Si el Tsunami sirve para movilizar la calle en el sentido de acciones espectaculares, el Huracán tiene objetivos muy concretos. Parte de la base de que “hay un consenso social amplio en que la desobediencia civil es la mejor forma de hacer avanzar la independencia”. La campaña que se avecina apoya el corte de carreteras como medio para desgastar al Estado español.

Foto: A la izquierda, una persona votando en las últimas elecciones generales. A la derecha, manifestaciones a favor de la huelga general en Cataluña. (EFE)

Algunos círculos soberanistas hablan de comenzar este lunes un corte indefinido de la autopista que pasa por La Jonquera, para tratar de aislar a España de Europa. De ese modo, se daña la economía española y se llama la atención de las instituciones comunitarias. Paralelamente, a través del Sindicat d’Estudiants dels Països Catalanas (SEPC), se ha convocado una huelga universitaria indefinida a partir del 29 de octubre, además de una huelga de estudiantes de instituto los días 30 y 31. “No pararemos hasta conseguir nuestras demandas. ¡Los centros serán siempre nuestros! (…). Continuamos encendiendo el fuego de la revuelta popular”, avisa el SEPC adjuntando el icono de una hoguera.

Pero el independentismo va más allá. Lo mismo que se diseñó y se financió una estructura para crear Tsunami Democràtic, se está estudiando otra para incidir en la economía. Y eso se hace a través de una estructura clandestina y paralela. “Es claro que es importante bloquear su economía, pero no lo es menos tener la capacidad de activar la nuestra: una que escape al control estatal (en caso contrario, nos estaríamos disparando un tiro al pie y en hacer algo que podría funcionar un cierto tiempo, pero que probablemente no sería ninguna estrategia capaz de sostenerse a medio y largo plazo)”.

La estrategia pasa por organizar grupos a la manera de Tsunami o de los CDR, de los grupos locales de la ANC y de los consejos locales por la República

Los ‘cerebros’ de la independencia han diseñado así la teoría de que “es preciso que combinemos la insumisión fiscal al Estado con autotasarnos para financiar estructuras republicanas”. Y aseguran que “mientras no haya desobediencia institucional, lo tendremos que hacer desde abajo”. La estrategia pasa por organizar grupos a la manera de Tsunami o de los CDR, de los grupos locales de la ANC y de los consejos locales por la República. “Comencemos por los impuestos y el dinero en el banco”, dice una comunicación lanzada hace escasos días por un núcleo duro del independentismo.

En esa estrategia se pretende “comenzar a hacer masiva la insumisión fiscal, organizándola pueblo a pueblo y bario a barrio”. Asimismo, la estrategia continúa con una campaña para “abandonar los bancos con sede en España y tender a cooperativas y entidades de fuera del Estado que, al mismo tiempo que no cooperan en financiar a quienes nos reprimen, también permiten tener más seguros nuestros ahorros”. De hecho, ya circula un listado con posibles bancos fuera de España en los que abrir una cuenta corriente.

“Objetivo cumplido”. La consigna no sale de ninguna película de acción. Fue el mensaje que lanzaban por las redes sociales todas las plataformas independentistas a sus activistas pocos minutos antes de las 12 del mediodía. Y significaba que la acción que habían previsto fue culminada con éxito: boicotear la manifestación constitucionalista que tenía lugar en esos momentos en Barcelona.

Passeig de Gràcia de Barcelona CDR Sociedad Civil Catalana Tarragona Nacionalismo Ciudadanos
El redactor recomienda