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El manual del Gobierno catalán que enseña a los jóvenes a enfrentarse a la Policía
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El manual del Gobierno catalán que enseña a los jóvenes a enfrentarse a la Policía

La acción 'no violenta', según el libreto del CNJC, es una "actitud activa, valiente, comprometida y solidaria que busca actuar contra las injusticias"

Foto: Quim Torra en un acto en Lleida. (EFE)
Quim Torra en un acto en Lleida. (EFE)

Diversos organismos del Gobierno catalán instruyen en cómo hacer frente a la 'represión' del Estado español y han llegado a editar guías sobre cómo actuar en las protestas o cómo comportarse en las movilizaciones callejeras. En diciembre pasado, la Generalitat recomendó también un libro del norteamericano Michael N. Nagler titulado ‘Manual de la no violencia. Una guía para la acción práctica’, editado por el Institut Català Internacional per la Pau (ICIP), un organismo del Govern encuadrado dentro de la consejería de Exteriores. Este fue uno de los libros de los que bebieron las plataformas radicales alentadas por la Generalitat para confeccionar el último manual de la guerrilla urbana, en el que se recomienda acosar incluso violentamente a funcionarios y acusar a los jueces como fórmulas para socavar los principios del Estado español.

Uno de los manuales más emblemáticos, no obstante, es la ‘Guía de Acción Noviolenta’, editado por el Consell Nacional de la Joventut de Catalunya (CNJC), un organismo bajo el paraguas del propio Govern formado por casi un centenar de entidades (desde sindicatos a asociaciones pasando por plataformas culturales o educativas). Este Consejo está adscrito a la Dirección General de la Juventud, que actualmente se encuadra dentro de la consejería de Trabajo, Asuntos Sociales y Familia.

Foto: Un centenar de personas se concentra ante la Fiscalía General de Catalunya, respondiendo a una llamada de los CDR. (EFE)

La acción 'no violenta', según el libreto del CNJC, es una "actitud activa, valiente, comprometida y solidaria que busca la acción contra las injusticias. La acción 'no violenta' tiene las siguientes etapas: diálogo, denuncia, no cooperación, desobediencia civil y construcción de alternativas".

La guía es muy esquemática y divulga consejos prácticos sobre cómo manifestarse y hacer frente a los agentes, así como qué hacer en caso de detención. Para más inri, el documento del Govern publicita tres teléfonos de gabinetes privados para llamar en caso de cualquier problema. Son los teléfonos de entidades alineadas con el ‘procés’. Una de ellas, Iridia, participó en la confección del polémico informe oficial sobre el 1 de octubre, en el que se acusa al Gobierno español de agresión y vulneración de todos los derechos políticos y civiles durante la jornada del referéndum. Ese informe, con datos inexactos o rumores interesados que luego se mostraron falsos, fue enviado posteriormente al Parlamento europeo y acabó en la ONU.

Para comenzar, la guía lanza unos “breves consejos”, entre lod que recomienda ir siempre acompañado, beber agua muy a menudo, no exponerse demasiado rato al sol, llevar un buen calzado, llevar comida para ir picando, mantener una actitud pacífica y solidaria, informar de cualquier agresión o “evitar marchar solo/a a casa una vez se acabe la protesta”.

“¿Quién te regará las plantas?”

Hace hincapié en la solidaridad y en la prevención de todo lo que pueda pasar. Sorprende, por ejemplo, que una de las recomendaciones en este apartado sea el siguiente: “¿Quién te regará las plantas? ¡La desobediencia civil puede comportar represión. Has de acordar con tu entorno mecanismos de apoyo en caso de detención!”.

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Da por supuesto, pues, que el hecho de ir a una manifestación puede conllevar problemas con la justicia. Otro de los consejos es que el joven busque “momentos para desconectar, para compartir emociones en espacios seguros con personas de confianza”. Y añade: “¡Descansemos y cuidémonos! Tras actuar, tendremos reacciones físicas y emocionales. Respetemos y aceptemos nuestras necesidades. Creemos espacios de confianza para expresarlas y démonos apoyo sin juzgar”. Esta formulación deja en el aire la naturaleza de los actos llevados a cabo durante las acciones callejeras y arroja dudas sobre su intencionalidad al anteponer la solidaridad al pacifismo, subrayando que se acepte “sin juzgar” lo que hayan hecho los compañeros.

En un apartado bajo el lema ‘consejos para movilizarnos desde la ‘no violencia’’, se advierte a los jóvenes de no responder violentamente a posibles amenazas o provocaciones. “¡Sonríe! –añade-. Si ves a alguien provocar o actuar violentamente, no respondas. Aíslalo con apoyo de otra gente”. También recuerda que “vale más una imagen que mil manifestantes”. De ahí que dé mucho valor a cualquier imagen que se pueda filtrar por las redes. “Lo que haces, compromete todo el movimiento [así es como llaman al ‘procés’ en el mundo independentista], tanto si das una flor como si das un empujón o insultas. Hemos de ser impecables contra las provocaciones y los actos violentos”. Llama a los jóvenes a no dejarse llevar por las emociones y recomienda “evitar la violencia verbal. Rechacemos los discursos incendiarios, los insultos y las actitudes de arrogancia y prepotencia”.

Cómo protegerse de la Policía

Asimismo, la guía aconseja a aprender a “gestionar el miedo. En cualquier situación, evita que el miedo te paralice, respira profundamente, rodéate de gente conocida, cuidad del colectivo y no vayáis nunca solos/as”.

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Enseña también el manual cómo enfrentarse a la policía en una protesta. En el escenario de sentadas, señala que el joven ha de “sentarse en el suelo, cógete por las muñecas o brazos con la gente de tu lado y cruza las piernas. No cruces nunca las manos porque te podrías dañar los dedos. Evita llevar pendientes, collares o brazaletes. Para acompañar la espera, cantad canciones que destensen el ambiente. Establece una contraseña con la gente del entorno para dejaros ir cuando la intervención de los agentes os provoque un dolor que no podáis soportar”.

Aconseja también dejar el peso muerto del cuerpo si la policía quiere apartar al manifestante, aunque alerta de “no dejar nunca colgada hacia atrás la cabeza. En caso de agresión, protégete la nuca con los puños cerrados y los codos cubriendo la cara. Esconde los pulgares dentro de las palmas para que no te los estiren. No cierres los ojos, has de saber lo que está pasando en todo momento”.

Señala el manual que “toda acción de desobediencia civil implica riesgos de represión” y dice a los chavales que actúen “siempre con un grupo de apoyo claro: amistades, familia, miembros de tu colectivo”. También enseña a localizar a personas conocidas dentro del espacio de la protesta y llevar el móvil siempre cargado, con aplicaciones que permitan enviar mensajes sin datos a través de wifi o 'bluetooth'. Y recomienda, asimismo, llevar “los teléfonos de las organizaciones de apoyo legal ante la violencia policial”.

El manual expone, finalmente, los distintos tipos de acciones de resistencia como si fuese un tratado de orden de combate militar. Por ejemplo, “el entorpecimiento. Nos plantamos y no dejamos pasar a los opositores”. Señala que esta es una acción “de protección, no de confrontación”. Y es “una acción de grupo, no individual. Haremos una resistencia ligera y tranquila para no ser desalojados/as. Si nos echan, intentaremos volver a recuperar la posición inicial. Con alegría y humor, sonríe”.

Asumiendo riesgos

La segunda acción es la de la “barrera de obstaculización: avanzamos hasta los opositores, nos plantamos y no les dejamos pasar”. Esta acción es de “confrontación pasiva”. Reconoce que con ella “asumimos un riesgo de represión física o jurídica”, pero llama a no ceder terreno. “Si es preciso, avancemos en grupo con los brazos medio alzados y mirada serena hasta plantarnos muy cerca de los opositores, casi invadiendo su espacio. En caso de agresión, mantente firme y en silencio, recibe los golpes de espaldas protegiéndote cara y cabeza con los brazos. Si no es posible resistir más, nos retiraremos en grupo, retrocediendo sin girarnos, con calma y orden”.

Otra de las acciones es el “cordón de interposición”. Se trata de agarrarse “de la mano o con los codos entrelazados, de cara a los agresores, separados unos 40 centímetros, en silencio, expresión serena y mirada inexpresiva pero de inequívoca determinación”. Si la Policía carga en esta formación, los manifestantes deben volverse de espaldas “protegiendo la cara y la cabeza con los brazos, puños cerrados en la base del cráneo y codos doblados protegiendo las sienes y la cara”. Alerta de que en estas situaciones “es preciso repartirse previamente los roles. Quien tenga más capacidad de diálogo intentará hablar con los opositores para atenuar o parar la agresión”.

La guía destaca las vulneraciones de derechos en caso de identificación o detención. Explica, así, que, en la vía pública, “no pueden obligarte a sacarte ninguno de los elementos de tu indumentaria” ni pueden realizar un registro en profundidad. Este se ha de realizar en un lugar lo más discreto posible y se ha de hacer por personal del mismo sexo que la persona registrada. En la misma línea, aconseja identificar a los agentes que proceden a la detención y grabar toda agresión posible para denunciarla posteriormente. Y, desde luego, “no declares nunca en comisaría. Hazlo en el juzgado con tu abogado. No toques ningún objeto que te ofrezcan los agentes ni firmes documento alguno de efectos personales si hay objetos que no son tuyos, evita que te hagan fotografías con ropa que no es la tuya o en posturas específicas”.

Diversos organismos del Gobierno catalán instruyen en cómo hacer frente a la 'represión' del Estado español y han llegado a editar guías sobre cómo actuar en las protestas o cómo comportarse en las movilizaciones callejeras. En diciembre pasado, la Generalitat recomendó también un libro del norteamericano Michael N. Nagler titulado ‘Manual de la no violencia. Una guía para la acción práctica’, editado por el Institut Català Internacional per la Pau (ICIP), un organismo del Govern encuadrado dentro de la consejería de Exteriores. Este fue uno de los libros de los que bebieron las plataformas radicales alentadas por la Generalitat para confeccionar el último manual de la guerrilla urbana, en el que se recomienda acosar incluso violentamente a funcionarios y acusar a los jueces como fórmulas para socavar los principios del Estado español.

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