Los catalanes quieren que Torra tenga como prioridad arreglar el conflicto con España

La mitad de los ciudadanos de Cataluña creen que el Ejecutivo autonómico que preside Quim Torra tenga como prioridad la resolución del conflicto que enfrenta a esta comunidad con el resto de España. Es un toque de atención directo para los que propugnan la unilateral como hoja de ruta de la política catalana, incluyendo al mismo Torra o a sus mentores, con Carles Puigdemont a la cabeza.

Y el toque no viene de ninguna institución ‘unionista’ o ‘españolista’, sino de sus propias filas: es el Centro de Estudios de Opinión (CEO, el CIS catalán), el que ha puesto los datos sobre la mesa: según el último barómetro realizado por esta institución entre el 22 de noviembre y el 20 de diciembre pasados, el 49,9% de los catalanes cree que el Govern de la Generalitat ha de tener como prioridad absoluta la resolución “del problema político entre Cataluña y España”, mientras que el 44,3% cree que la primera prioridad ha de ser “gestionar los servicios públicos que son de su competencia”. Ese interés desbarata la hoja de ruta planteada desde la propia Generalitat, desde los grupos parlamentarios de la CUP o de Junts per Catalunya y, por supuesto, es un toque de atención a la estrategia que sigue Puigdemont desde Bélgica.

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Curiosamente, y pese a ese interés, las relaciones de Cataluña y España han perdido fuelle respecto a anteriores encuestas. Es uno de los ‘milagros’ de este sondeo, que parece contar con demasiada cocina o interpretación de los expertos. Así, en la encuesta presentada este viernes, los principales problemas que tiene planteados Cataluña en estos momentos son el paro y la precariedad laboral (para el 31,3% de la población), la insatisfacción con la política y los políticos (el 30%), las relaciones Cataluña-España (el 29,4%) y la sanidad (el 25,5%). En la anterior oleada, la insatisfacción con la política copaba el 40,5% de las preocupaciones, seguida de las relaciones Cataluña-España (el 36,7%) y el paro (22,9%).

A pesar de ello, los encuestados reconocen que los principales problemas que les afectan personalmente son, por orden, las relaciones Cataluña-España (el 15,3%), la insatisfacción con la política y los políticos (el 14,3%), el paro y la precariedad laboral (el 13%), la sanidad (el 11%) y el acceso a la vivienda (el 6,5%).

El Govern, del suspenso al aprobado

El interés mostrado por arreglar las cosas entre Cataluña y España, pues, no se refleja en las prioridades de los problemas planteados a la primera cuestión. Pero no es la única aparente contradicción. La interpretación de los expertos arroja otra curiosidad a destacar: los catalanes aprueban con entusiasmo al Govern que preside Quim Torra pero admiten que no sabe cómo solucionar sus problemas. De hecho, en el anterior barómetro, los encuestados habían dado un sonoro cateado al Ejecutivo de Torra, que suspendía para el 51,9% y aprobaba para el 44% de los ciudadanos.

En esta nueva oleada, el 62,1% le da un aprobado frente al 33,1% que de la suspenso. Vamos, que algo pasa en Cataluña, porque a continuación, el 53,1% de los encuestados considera que “este Govern no sabe cómo resolver los problemas del país” y sólo un 3,8% cree que “está resolviendo los problemas del país”. Lo dicho, demasiada cocina en la encuesta.

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Beatriz Parera

Por otro lado, el sentimiento español en Cataluña crece, pero lo hace en el sentido de que aumenta el núcleo de población que integra los sentimientos de pertenencia por igual hacia Cataluña y España. Según el sondeo, el 41,2% se siente tan español como catalán, lo que contrasta con el anterior barómetro, en el que el citado sentimiento de pertenencia era de sólo el 33,1%. En cambio, los que se sienten más catalanes que españoles están ahora en el 21,2% (antes eran el 21,6) y los que se sienten sólo catalanes bajan del 28,2 al 22,5%.

Por último, y como curiosidad, sólo un 15,6% de catalanes cree que se han de bajar impuestos “aunque sea en detrimento de la calidad de los servicios públicos. En cambio, un 40,5% cree que se han de mantener los actuales impuestos para mantener los mismos servicios y, lo más espectacular: un 35,4% estaría dispuesto a pagar más impuestos “a cambio de mejorar la prestación de los servicios públicos”.