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Torra otorga a la CUP el cargo simbólico de guardián moral del independentismo
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Votado el 131 presidente de la Generalitat

Torra otorga a la CUP el cargo simbólico de guardián moral del independentismo

"Este es un proyecto de 70 diputados”. Con esta palabras en su turno de réplica, Quim Torra ha encargado a los anticapitalistas la tutela de la vigilancia moral del soberanismo

Foto: El líder de la CUP, Carles Riera (i), y el del PPC, Xavier García Albiol (d), en el momento en el que cantan el himno catalán en el hemiciclo del Parlament en la investidura de Quim Torra. (EFE)
El líder de la CUP, Carles Riera (i), y el del PPC, Xavier García Albiol (d), en el momento en el que cantan el himno catalán en el hemiciclo del Parlament en la investidura de Quim Torra. (EFE)

“Compañeros de la CUP, muchas gracias. Y manteneros alerta por si alguna vez caemos en el autonomismo. Levantad de inmediato la bandera roja. Este es un proyecto de 70 diputados”. Con esta palabras en su turno de réplica, Quim Torra ha encargado a los anticapitalistas la tutela de la vigilancia moral del soberanismo. Torra reconoce así, no sólo que al final le debe el cargo a los cuatro escaños de extrema izquierda. Algo insólito. También les ha encomendado el papel de supervisar la pureza del independentismo y de los próximos pasos que se den en Cataluña. Ha sido su último gesto en el pleno del Parlament antes de ser votado 131 presidente de la Generalitat.

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“Mantened el estado de alerta, junto con la Asamblea de Electos”. Torra ha asumido que la presidencia para la que será investido hoy estará bajo la tutela moral de los dictados de la CUP.

“Gracias por esta abstención constructiva. Y sí, señor, Carles Riera, ‘els carrers seran sempre nostres’ –las calles serán siempre nuestras, el grito más popular entre los manifestantes soberanista–. Con esta frase Quim Torra se cargó todo el esfuerzo inclusivo que ha hecho en su discurso de investidura. Cuando las calles son de los independentistas, no son de todos los catalanes. ‘Els carrers seran sempre nostres’ es un ejemplo de ese independentismo sectario del que se acusa a Quim Torra de ser, tal vez, su representante más destacado.

Foto: Quim Torra, en el debate de investidura de Cataluña | Reuters

“Las calles son del pueblo” le ha replicado el cupaire Carles Riera que, además, ha aceptado el rol que le ha asignado el futuro presidente de la Generalitat: “estaremos siempre vigilantes, con la bandera roja preparada”.

“Piense que este nuestros ha de ser un poco inclusivo”, ha reclamado Iceta en su breve respuesta. Porque las calles, la escuela, incluso del Palau de la Generalitat” ha de ser de todos los catalanes.

Xavier García Albiol, del PP, también ha lamentado este desliza de Torra hacia el activismo: “las calles son de todos, de los que son independentistas y de los que no lo somos".

Respecto a los españoles

Sobre si respetará el marco legal, una de las preocupaciones de la oposición, Torra ha seguido en sus trece: “Al único que debo obediencia es al pueblo de Cataluña y a este Parlament”. “Yo también”, le ha replicado el socialista Miquel Iceta, pero para recordarle acto seguido que “si no se hace dentro del marco legal, en nombre del pueblo se ejecutan muchos disparates”.

Iceta le había preguntado a quién consideraba catalanes el nuevo candidato. Torra ha sido radical: “Los catalanes son 7,5 millones de catalanes”. Pero no ha respondido a la cuestión que por dos veces, el sábado y hoy de nuevo, le ha hecho el cabeza de lista de los Comunes, Xavier Domènech: ¿qué piensa de los españoles? No lo ha dicho el candidato. Por lo tanto, sólo quedan los artículos de Torra, todos increíblemente desafortunados.

“Compañeros de la CUP, muchas gracias. Y manteneros alerta por si alguna vez caemos en el autonomismo. Levantad de inmediato la bandera roja. Este es un proyecto de 70 diputados”. Con esta palabras en su turno de réplica, Quim Torra ha encargado a los anticapitalistas la tutela de la vigilancia moral del soberanismo. Torra reconoce así, no sólo que al final le debe el cargo a los cuatro escaños de extrema izquierda. Algo insólito. También les ha encomendado el papel de supervisar la pureza del independentismo y de los próximos pasos que se den en Cataluña. Ha sido su último gesto en el pleno del Parlament antes de ser votado 131 presidente de la Generalitat.

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