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Pere Aragonès, el tecnócrata que gestionará la herencia de Marta Rovira en ERC
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Está libre de causas judiciales

Pere Aragonès, el tecnócrata que gestionará la herencia de Marta Rovira en ERC

El secretario de Economía de la Generalitat tiene 36 años, es abogado y se ha especializado en cuestiones de gestión financieras pública. Un perfil atípico para liderar a los republicanos

Foto: Foto: David Airob / La  Vanguardia.
Foto: David Airob / La Vanguardia.

El pasado miércoles Marta Rovira tomó la palabra ante el grupo parlamentario de ERC. Faltaba poco para el pleno en el que Jordi Turull intentó alcanzar la presidencia de la Generalitat y en el que se quedó a las puertas por la inhibición de la CUP. Según explican parlamentarios de ERC, Rovira se despidió, anunció su marcha —que se entendió como que dejaba la política, no el país— y de manera implícita ungió como sucesor a una persona presente en la reunión, alguien que ni siquiera era parlamentario, el secretario de Economía de la Generalitat, Pere Aragonès, el hombre que tendrá que gestionar la complicada herencia de los republicanos.

Hay un instante que define a este catalán de 36 años, originario de Pineda de Mar (Maresme). El pasado 20 de septiembre, cuando la multitud rodeaba a una veintena de guardias civiles que habían acudido a hacer un registro judicial en la conselleria de Economía el fotógrafo de La Vanguardia, captó una imagen del gentío en la Rambla de Cataluña. Los manifestantes están entusiasmados. Pero entre los miles de asistentes destaca un hombre, serio, encorbatado, con gesto contrito, consciente de la gravedad del momento. Es el independentista centrado, solo en medio de la exaltación de la muchedumbre. Es Pere Aragonés.

placeholder Pere Aragonès.
Pere Aragonès.

Este viernes, recién nombrado adjunto a la presidencia de ERC, hizo un llamamiento a los demócratas para hacer frente "un ataque al conjunto de derechos y libertades políticas" y apeló no solo a los catalanes sino al conjunto de los españoles. Lo hizo con la calma de siempre. Nadie le puede discutir su pedigrí independentista. Tampoco que, incluso en los peores momentos, siempre evita perder los estribos.

Su perfil encaja a la perfección en esta ERC que está jugando a gobernar, a recuperar la Generalitat y a aposar por el largo plazo para ampliar el apoyo social del independentismo. Todo lo contrario de la radicalidad de Carles Puigdemont o la exaltación sentimental de Marta Rovira. Aragonès era el hombre que trataba con el ministro de Hacienda Cristóbal Montoro y fue el primero que recibió el primer gran golpe del Estado: la intervención de las cuentas de la Generalitat que tuvo lugar cinco días antes de la foto de la gran manifestación frente a la conselleria. Como entonces, el impasible Pere Aragonès no movió una ceja. Otros por mucho menos se hubieran dado golpes de pecho y hubieran movilizado a las masas. No es el estilo de Aragonès.

Un tecnócrata en Rambla Catalunya

Algunos cargos medios de ERC lamentan que en un momento crítico se haya puesto al frente del partido a un tecnócrata. A un abogado que se ha especializado en temas económicos. Al hombre que negociaba el FLA. Sin embargo, olvidan que antes de convertirse en uno de los hombres de confianza de Oriol Junqueras, fue portavoz nacional de la JERC durante cuatro años. No se puede liderar las juventudes de los republicanos durante tanto tiempo si no se tiene algún tipo de carisma.

placeholder Oriol Junqueras, en una foto de archivo antes de su ingreso en prisión. (EFE)
Oriol Junqueras, en una foto de archivo antes de su ingreso en prisión. (EFE)

En ERC hay temor. El partido siempre ha sido muy dependiente de las bases. Junqueras lo controlaba a través de grupos de WhastApp. Con el presidente de los republicanos encerrado en Estremera, fue Marta Rovira la que asumió esta responsabilidad. Ahora este papel recaerá en Aragonès. Su reto más inmediato, que algunos líderes territoriales, descontentos con una posición del partido que consideran demasiado autonomista, no vuelvan a retomar la tradición asamblearia y levantisca que ha caracterizado siempre a la formación.

Aragonès hará de correa de transmisión de la estrategia de Junqueras: que haya un presidente de la Generalitat que pueda jugar el rol de interlocutor

Aragonés no estará solo. Le apoyarán Sergi Sebrià en el grupo parlamentario y Gerard Gòmez asumirá la portavocía del partido. Un triunvirato para tiempos muy complicados. Pero Aragonès siempre ha sabido moverse en aguas procelosas. El resto de colaboradores de Junqueras, como Josep Maria Jové o Lluís Salvador acabaron encausados por los hechos de octubre. Aragonés, en cambio, tiene un horizonte judicial despejado.

La estrategia de gobernar la Generalitat no es de Aragonès. La mueve Junqueras desde la cárcel. El presidente de ERC considera que Puigdemont no puede liderar nada. Y que hace falta un presidente de la Generalitat que levante el 155 y que pueda hacer de interlocutor con Madrid para empezar a negociar lo más importante: liberar a los presos, aunque sea a medio plazo. Eso es justo lo contrario de la estrategia del exilio catalán en Bélgica, que busca maximizar el conflicto para exponer la peor cara del Gobierno español a los ojos de la opinión pública internacional.

ERC, al margen

Se prevé que Aragonès deje a ERC al margen de la batalla que se avecina entre Puigdemont y el PDeCAT para ver los toros desde la barrera. En el pacto con JxCAT, ERC ha pactado ocupar las conselleria de gestión, como Salut y Ensenyament. Y Pere Aragonès será el futuro 'conseller' de Economía y se ha reservado la vicepresidencia. Todo eso ya no está en discusión. En ese sentido, el mal resultado electoral de ERC le ha dejado en una situación políticamente más cómoda.

placeholder El presidente del Parlament, Roger Torrent. (EFE)
El presidente del Parlament, Roger Torrent. (EFE)

Pere Aragonès tiene algo en común con Roger Torrent, el presidente del Parlament y, en este momento de vacío de poder, la máxima autoridad de Cataluña. Ambos son hombres de partido. Cuando se aplicó el 155 Aragonès llamó a ERC para ver si tenía que dimitir. La consigna fue clara. Todos en sus puestos. Y ahí sigue. Solo que, a partir de ahora, las consignas las tendrá que dar él. De nuevo, como septiembre, el hombre solo frente a la multitud.

El pasado miércoles Marta Rovira tomó la palabra ante el grupo parlamentario de ERC. Faltaba poco para el pleno en el que Jordi Turull intentó alcanzar la presidencia de la Generalitat y en el que se quedó a las puertas por la inhibición de la CUP. Según explican parlamentarios de ERC, Rovira se despidió, anunció su marcha —que se entendió como que dejaba la política, no el país— y de manera implícita ungió como sucesor a una persona presente en la reunión, alguien que ni siquiera era parlamentario, el secretario de Economía de la Generalitat, Pere Aragonès, el hombre que tendrá que gestionar la complicada herencia de los republicanos.

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