Euforia y abucheos en la cita de Puigdemont con más de 6.000 independentistas

Más de 6.000 personas han arropado al presidente catalán, Carles Puigdemont, y a su vicepresidente, Oriol Junqueras, en Tarragona en el arranque de la campaña oficial del sí por la independencia. En un acto muy largo, Puigdemont se ha dado un baño de masas. El disparo de salida ha reunido a Junts pel Sí y a la CUP, pero también a entidades soberanistas como la ANC y Òmnium Cultural. El acto ha sido una muestra de unidad. No tanto de neutralidad de la Generalitat, tal y como marca la ley del referéndum, suspendida por el Tribunal Constitucional, pero la única ley vigente reconocida por parte de los independentistas.

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El Confidencial

Puigdemont empezó a hablar más de media hora tarde. En un tono desafiante apuntó: “Bienvenidos querellados y querelladas. Bienvenidos al club de querellados. Nos gusta mucho haber llegado hasta aquí. Es una emoción inmensa. Hace mucho, cuando iniciamos este camino, nos dijeron que no recorreríamos mucha distancia. Nos dijeron que acabaríamos divididos. No íbamos a durar 18 meses. No íbamos a tener Presupuestos y los hemos tenido. Y no íbamos a convocar el referéndum y el decreto lo ha firmado todo el Govern”.

El presidente catalán ha destacado que “Juncker se ha referido al referéndum. Y eso que estábamos solos y que no nos hacía caso nadie”, en referencia a las declaraciones del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Junker, sobre la consulta.Y ha contrapuesto la futura Cataluña independiente con España: "En Cataluña no clausuramos webs, no prohibimos votaciones", ha asegurado Puigdemont.

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Los independentistas han puesto el acento en que el acto suponía un desafío legal al Gobierno de Madrid, pero no tanto en las incoherencias con la legalidad paralela impulsada por Puigdemont y Junqueras. De hecho, dicen que la campaña del sí empieza ahora cuando llevan meses machacando a través de diversos medios.

El delegado del Gobierno en Cataluña, Enric Millo, ha llamado por teléfono al responsable de la explotación del Tarraco Arena, irónicamente una antigua plaza de toros, para advertirle de la ilegalidad del acto. Pero las fuerzas del orden no se han presentado y el acto ha transcurrido sin incidentes. Muchos asistentes, varios centenares, se han quedado fuera, ya que los organizadores han tenido que cerrar las puertas para evitar problemas de aforo.

Retraso

Esta problemática organizativa ha hecho que el acto se llevase a cabo con un retraso de casi una hora. En un clima de mitin electoral al que acuden los convencidos, no ha habido mensajes que buscasen ampliar el espacio independentista.

“Cada día hay notificaciones, amenazas y anuncios catastróficos, pero venimos aquí determinados a trabajar por la república”, ha gritado Marta Rovira (ERC) en un tono desafiante.

Cada uno de los asistentes intentaba ser más radical que el anterior. Un pulso para ver quién interpretaba mejor la desobediencia en la que se ha embarcado el independentismo.

“Vamos a votar el 1 de octubre, señor Mariano Rajoy, y nada no espantará. Tenemos un Gobierno valiente, comprometido, y tenemos alcaldes y alcaldesas, gente de bien”, ha señalado la coordinadora general del PDeCAT, Marta Pascal.

Junqueras ha destacado en el acto la larga trayectoria que ha recorrido el independentismo para llegar hasta la actual situación de ruptura

Los gritos generalizados han sido “votarem” —votaremos— y “no tenim por” —no tenemos miedo—. Todos los asistentes han llevado a cabo amplios llamamientos a la participación, una de las preocupaciones de los organizadores de la consulta del 1-O.

Oriol Junqueras ha presentado ese acto como un colofón del 'procés', ya que “durante muchos años hemos recorrido el país asegurando que construiríamos una mayoría social y que entonces pondríamos el futuro del país en manos de la gente”. El vicepresidente ha invitado a los asistentes a que inviten a los partidarios del no a movilizarse.

Euforia y abucheos

El tono de los parlamentos, pero también de los asistentes, ha sido eufórico. Antes de que empezasen los actos musicales previos a los parlamentos, los miles de asistentes han gritado pidiendo la dimisión del alcalde de Tarragona, el socialista José Fèlix Ballesteros, quien ha optado por no facilitar locales para la votación. También ha habido nutridos gritos de “¡independencia, independencia!”. Los organizadores escogieron Tarragona precisamente porque allí el independentismo no cuenta con tanto apoyo como en otras zonas de Cataluña. Puigdemont quiso abrir fuego en campo contrario.

Por tanto, la idea fuerza ha sido la unidad de un 'nosotros', que representamos la democracia y un futuro mejor que llegará de mano de la independencia, frente a los otros, ya sean españoles o el resto de catalanes, que no apoyan la votación del 1-O.