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Un ex espía del Cesid detenido en el 'caso 3%' con una fortuna en billetes de 500
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Un ex espía del Cesid detenido en el 'caso 3%' con una fortuna en billetes de 500

En una caja fuerte disimulada, en el cajón de la mesilla... El antiguo miembro del espionaje español y bien relacionado con Puigdemont o Gordó, tenía casi 300.000€ en casa

Foto: Billetes de 500 euros. (EFE)
Billetes de 500 euros. (EFE)

Sergio Lerma pasaba por ser un empresario emprendedor, con impresionantes contactos pero poco más. Su nivel de penetración en las esferas políticas se puso en evidencia cuando el 5 de septiembre del 2012 el mismísimo tesorero de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), Andreu Viloca, le escribe un amable correo electrónico en respuesta a una invitación del empresario para que asistiese a su 50 cumpleaños. “Te confirmo sólo mi asistencia (mi esposa no podrá acompañarme), aunque me ha pedido que te traslade su felicitación y agradecimiento”. “¡¡Estupendo!! Allí nos veremos”, le responde Lerma.

A continuación, se pone en contacto con su delegado en Cataluña, Josep Manel Bassols, para que le costee los gastos de Viloca (estancia y taxis) en la capital de España. “Paga tú la habitación y taxis de Antonio”, le escribe a través de WattsApp. Antonio era el nombre en clave que los dos empresarios daban a Andreu Viloca. Ese mismo día, Bassols carga a la Visa de la empresa una “comida con Antonio” en el selecto restaurante Windsor de Barcelona por 236 euros, y el día 7 carga otros 80 euros en concepto de “hotel + taxis Antonio”. Las relaciones de Lerma, pues, con otros empresarios, así como con el entonces secretario del Gobierno catalán, Germà Gordó, eran excelentes y de una camaradería total. Incluso tenía hilo directo con el entonces poderoso Oriol Pujol Ferrusola, líder parlamentario de CDC, a quien tenía catalogado como ‘El Conseguidor’. Otra cosa eran las relaciones con el entonces alcalde de Girona y hoy ‘president’ de la Generalitat, Carles Puigdemont, que dejó en manos de su hombre en Cataluña, Josep Manel Bassols, ya que ambos eran convecinos.

Pero las altas relaciones escondían otra verdad: Lerma era un exagente del Cesid, el antiguo servicio de inteligencia de España, que hoy opera con el nombre de CNI: a comienzos de la década de los 90, fue un miembro activo de este organismo, según ha podido constatar esta diario a través de varias fuentes que le conocieron. Las fuentes coinciden en señalar que Lerma era teniente coronel del Ejército de Tierra que, en un momento determinado, pasó a depender del Cesid, al frente del cual estaba entonces el teniente general Emilio Alonso Manglano. Según algunas fuentes, “estuvoen el servicio alrededor de unos cinco años”.

En lo que difieren las fuentes es en su trabajo, ya que mientras unas dicen que no estuvo nunca destinado en Cataluña, otras aseguran que desembarcó en la capital catalana como integrante de una de las dos ‘antenas’ que se enviaron a la capital catalana “para vigilar todos los preparativos de los Juegos Olímpicos”.

Otras fuentes señalan que en aquel tiempo “ya tenía negocios familiares relacionados con la construcción, por lo que le venía de familia”. De ahí que su paso por el Cesid fuese poco menos que fugaz. Lo cierto es que en un momento determinado decidió ‘colgar los hábitos’ y dedicarse a gestionar los negocios de la familia.

Una fortuna escondida

Y le debieron de ir viento en popa. Cuando el 20 de octubre del 2015 la Guardia Civil irrumpió en su casa, encontró una caja fuerte empotrada en el suelo de su habitación, camuflada debajo de un colgador de corbatas. En ella, había 374 billetes de 500 euros (en total, 187.000 euros), 67 billetes de 200 euros (13.400 euros más), 282 billetes de 100 euros (28.200 euros) y dos billetes de 50 euros. En una mesilla de noche de la misma habitación, Lerma guardaba también 12 billetes de 500 euros (6.000 euros). En total, 234.700 euros en metálico. Asimismo, se le encontró una carabina del calibre 22 marca Marlin sin legalizar, por lo que una de las acusaciones que pesan sobre él es tenencia ilícita de armas.

Tras ser detenido, manifestó a la Guardia Civil que el dinero que guardaba en su casa tenía un doble origen: “Ahorros que tenía en metálico como medida preventiva ante el riesgo de corralito que ha existido entre los años 2009 y 2011 y, por otro lado, el pago en metálico de algunos clientes de pequeñas fracciones de obras, dentro del marco de los quinientos millones de facturación de la empresa durante los últimos trece años, los cuales se han acumulado por los citados conceptos”.

En su despacho de Oproler, los agentes encontraron documentación diversa, pero llamó especialmente la atención que en un fajo de documentos sobre una unión temporal de empresas (UTE) con el grupo Soler (para construir un centro de atención primaria en Mataró), hubiese anotaciones desgajando el 3% de las adjudicaciones de cada una de las compañías de la UTE. Supuestamente, esas anotaciones se referían a la ‘mordida’ que luego iría a parar a las arcas de Convergència. En cambio, Lerma justificó el desgaje del 3% como “el porcentaje de compensación que se pacta con las entidades bancarias en la adjudicación de obras sobre solares con origen en su balance y que hay que tener en cuenta en el cierre del presupuesto de obra”. Pero también en ocasiones desgajaba el 3% como “suplidos de gastos generales que se reparten, en el desarrollo de la obra y en cada certificación mensual, entre socios y en todas las Utes que se constituyen”.

Oriol Pujol, en los papeles

Otro de los documentos intervenidos en su despacho se titulaba ‘Temas con Pedro’ y en él había anotaciones interesantes, como ‘Gisa’ (la empresa que controlaba la obra pública de Cataluña), o el nombre de “Oriol Pujol (anotación que está inmediatamente debajo de la anterior de conseguidor)”, así como “Vendrell/Xavi Casas/Xavi Castel (Anotaciones que aparecen debajo inmediatamente debajo de las anteriores)”. Según el informe policial, “el término ‘conseguidores’ junto al nombre de Oriol Pujol (que a todas luces parece referirse a Oriol Pujol i Ferrusola, hijo del expresidente de la Generalitat de Cataluña y actualmente investigado, entre otros delitos, por su implicación en distintas tramas de cobros de comisiones ilegales) pudiera estar relacionado con la intermediación del mismo en la adjudicación irregular de obras públicas del detenido a cambio de comisiones ilegales”.

Pero con quien más confianza tenía Lerma era con Viloca, el tesorero de Convergència. Viloca era uno de los mimados de Lerma y de su empresa, Oproler. En un correo de la compañía a una cadena de hoteles, le reclaman a ésta dos facturas “en sustitución de las emitidas a nombre de Josep Manuel Bassols Puig y Andreu Viloca Serrano. Les agradecemos de antemano su atención a la espera de recibir las facturas rectificadas al mismo mail desde el que les escribimos”. Con el extesorero de CDC figura también una comida de 95 euros realizada con Bassols en un conocido restaurante del Port Olímpic barcelonés y otra con el propio Lerma agendada para el 9 de noviembre. En el año 2013, los directivos de Oproler mantuvieron una quincena de comidas con Viloca. De su bolsillo salió también la invitación a Carles Puigdemont (acompañado de su esposa y de un íntimo amigo que es arquitecto) para asistir al partido de fútbol que enfrentaba al Barça con el Valencia en el Camp Nou el 19 de febrero de 2012. Unos meses y varias reuniones más tarde, Puigdemont cambiaba los criterios de adjudicaciones de su Ayuntamiento en la línea de las peticiones de Oproler y esta empresa salía claramente beneficiada. Era sólo uno más de los partidos a los que invitaban a un puñado de elegidos que tenían capacidad para adjudicar obras . Y los preferidos eran los clásicos, entre el FC Barcelona y el Real Madrid.

A mediados de octubre del 2012, Lerma también invitó al entonces secretario del Gobierno catalán, Germà Gordó, a un “ojeo de perdices”, al que podía llevar a un amigo. El día 24 de octubre, Bassols confirmaba a Lerma: “Sí, se apunta. Entre Navidad y Año Nuevo confirmamos, según responsabilidades que asuma”. Y es que tras las elecciones del 25 de noviembre de aquel año, Gordó pasó a ser consejero de Justicia de la Generalitat. El 7 de enero, Bassols escribía a Gordó. “Cuando tengas clara la agenda, hay pendiente de confirmar un ‘ojeo’ en La Ventosilla (Toledo) para el 14 de febrero. Ya está coordinada la licencia y utensilios, así como el desplazamiento y la estancia. En caso de que no pudieses, hay alternativa: el 22 de febrero, en La Nova (Ciudad Real). La mejor es la primera, tanto por el lugar como por la compañía”. Todo bajo la atenta mirada de Sergio Lerma, el otrora espía que ahora engrasaba con fajos de billetes la maquinaria de Convergència (como ciudadano anónimo, al margen de las supuestas mordidas de su empresas, Lerma regaló 2.000 euros de su bolsillo a la Fundación CatDem) mientras recibía cuantiosas adjudicaciones de obras públicas.

Sergio Lerma pasaba por ser un empresario emprendedor, con impresionantes contactos pero poco más. Su nivel de penetración en las esferas políticas se puso en evidencia cuando el 5 de septiembre del 2012 el mismísimo tesorero de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), Andreu Viloca, le escribe un amable correo electrónico en respuesta a una invitación del empresario para que asistiese a su 50 cumpleaños. “Te confirmo sólo mi asistencia (mi esposa no podrá acompañarme), aunque me ha pedido que te traslade su felicitación y agradecimiento”. “¡¡Estupendo!! Allí nos veremos”, le responde Lerma.

Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) Operación Petrum
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