Pujol negoció su inculpación ante el cerco: “Sacad el pie del cuello de mis hijos”
La única preocupación del expresidente catalán era que pudiera desatarse una operación policial que acabara con algun miembro de su clan entre rejas
Desde hace algunos meses, la única preocupación del expresidente catalán Jordi Pujol Soley era que pudiera desatarse una operación policial que acabara con un monumental escándalo político-económico y con alguno de los miembros de su clan familiar entre rejas. El Confidencial ha podido conocer de fuentes cercanas al Gobierno central que Pujol había mantenido alguna conversación a alto nivel sobre el tema del dinero negro que sus hijos tenían en cuentas en el extranjero. “Llegó a decir: 'Sacad el pie del cuello de mis hijos. Yo estoy dispuesto a asumir las consecuencias por todos. Haré lo que haga falta y pagaré lo que sea preciso'. La preocupación que mostraba era grande y sincera, ya que su gran temor es que alguno de ellos acabase en la cárcel. No quería ni imaginárselo”, subrayan las fuentes consultadas.
¿Contraprestaciones? Oficialmente, ninguna. Pero la preocupación se trasladó a todos los niveles y a la agenda pública de Jordi Pujol. Dejó de estar en primera línea de la política y, paulatinamente, fue apartándose del proceso catalán hacia la independencia, absteniéndose al mismo tiempo de realizar declaraciones explosivas. En aquel momento era consciente de que el cerco policial, judicial y fiscal se estrechaba en torno a su esposa y sus hijos y el final sólo parecía ser uno: una operación policial que significase el descrédito de la clase política catalana y dinamitase el proceso hacia la independencia, del que todo el clan era referencia. Y ese final podría escenificarse incluso con la detención de algún o algunos miembros de la familia.
El último aviso de que la cosa iba en serio le llegó a comienzos de esta primavera: agentes del Cuerpo Nacional de Policía llegados especialmente de Madrid comenzaron a controlar absolutamente todos los movimientos de los hijos de Pujol y de sus amigos. Incluso los de un empresario -y cotizante de CiU- que había prestado unas naves a Jordi Pujol Ferrusola para guardar sus coches de lujo y que había ayudado a hacer negocios a los Pujol con unos terrenos en Jerez de la Frontera, donde sacaron un buen pellizco de dinero. Para no levantar sospechas, los agentes llegaron a instalarse en varios hoteles de Barcelona y allí -y no en dependencias policiales- recibían a empresarios a los que tomaban declaración. Su diana estaba puesta en el hijo mayor del expresidente (porque de él era de quien tenían más información, dadas las declaraciones efectuadas por su examante Vicky Álvarez), pero en realidad les interesaba cualquier información relacionada con cualquier miembro del clan.
Ante este acoso, la familia poco podía hacer. Tarde o temprano, los agentes llegarían a las cuentas secretas de los Pujol y la operación policial se desataría con el escándalo que ello supondría. Por si fuera poco, comenzaron a circular rumores de que algunos documentos andorranos habían llegado a manos de los servicios secretos y de la Policía española, por lo que ésta tendría un hilo potente del que tirar por las bravas.
De ahí que hace menos de dos semanas, el pasado 14 de julio, conmemoración de la toma de la Bastilla, cinco miembros de la familia Pujol presentasen ante el fisco español una declaración complementaria admitiendo tener sendas cuentas corrientes en un banco andorrano. Todos ellos habían recibido, en 1980, la herencia del abuelo Florenci Pujol, padre de Jordi Pujol Soley. El viejo banquero les había legado una considerable fortuna en un banco andorrano a través de lo que se llama un “testamento ológrafo”, es decir, redactado por él mismo a mano. Los integrantes del clan que querían regularizar su situación eran Marta Ferrusola, esposa del expresidente y sus hijos Marta, Pere, Mireia y Oleguer Pujol Ferrusola.
Los servicios ya tenían sus cuentas
Con esa iniciativa, y la explosiva información en poder del Gobierno central, tanto el clan familiar como el proceso mismo independentista (todos los miembros de la familia son activos puntales del soberanismo) quedaban a merced de sus enemigos. De hecho, decidieron hacer las paces con el fisco conscientes de que los servicios españoles ya tenían pruebas de las cuentas secretas en el extranjero y que sólo era cuestión de semanas que esa información fuese utilizada de manera contundente, Y no sólo jurídicamente, con una querella de la Administración Tributaria de por medio, sino incluso con responsabilidades penales de más largo alcance. Por tanto, más valía arriesgarse a una multa, por onerosa que fuese, que a un escarnio público con detención incluida.
Fuentes cercanas a esta familia señalaron a El Confidencial que dos miembros del clan, Josep y Oleguer, ya se habían acogido a la amnistía fiscal que diseñó el ministro Cristóbal Montoro. Sin embargo, Oleguer no declaró nunca la cuenta de la herencia por lo que ahora es objetivo de Hacienda. “El expediente que tienen encima no es por tema tributario propiamente dicho, sino por no haber hecho la declaración de cuentas en el extranjero, es decir, por no haber rellenado la declaración del impreso 720. Quien no lo haga, aunque más tarde declare voluntariamente la cuenta, ha de pagar una sanción del 120% del monto que tuviese en dicha cuenta”, subrayan las fuentes.
De este modo, Hacienda reclama ahora a los miembros no regularizados del clan entre 4,5 y 5 millones de euros. El mayor de los hijos del expresidente, Jordi Pujol Ferrusola, ya tenía las cuentas al día con el fisco, ya que como trabajaba habitualmente en operaciones internacionales había pagado sus impuestos. El patriarca, Jordi Pujol, y Oriol, el único hijo que siguió sus pasos en la política, no tienen cuentas en el extranjero. Al parecer, Oriol decidió liquidar su herencia hace muchos años.
En cambio, la hermana pequeña, Mireia, fisioterapeuta de profesión, no ha tocado ni un céntimo del legado del abuelo Florenci. Y, paradójicamente, es la que más tendrá que pagar al fisco, ya que es la que tiene una cantidad mayor fuera de España.
Las fuentes consultadas señalan que “lo que hay en este caso es una doble vara de medir. Y el Gobierno central, que tiene la llave de la información y que domina la información confidencial de la Agencia Tributaria, ha jugado sucio. Se ha utilizado esta información como arma política. Ya no se acuerdan que un ministro del PP, como Josep Piqué, tuvo que presentar declaración complementaria cuando estaba en el Gobierno de Aznar por no haber pagado los impuestos que le correspondían”.
La refundación de CDC
Para CDC, hay vida más allá de Jordi Pujol. El nuevo hombre fuerte de la formación, Josep Rull, admitió ayer durante la clausura de la Escuela de Verano de la Joventut Nacionalista de Catalunya (JNC), la rama juvenil convergente, que la nueva dirección del partido está dispuesta a refundarlo “actualizando los valores y los principios fundacionales. Queremos abrir una nueva etapa basada en el compromiso social, en una manera concreta de hacer política y en un proyecto de libertad. Es triste, pero Cataluña está por encima de toda persona, por relevante que ésta haya sido”.
Rull admitió “tristeza y decepción” por la confesión del patriarca fundador de Convergència pero aseguró que el partido mantiene su hoja de ruta hacia la independencia:”Cataluña ha decidido decidir. La nación se fundamenta en diferentes elementos, pero es nación sobre todo porque lo quiere ser. La fuerza del proceso es que con nuestra diversidad, un 80% de los catalanes queremos decidir. Somos un país abierto, integrador y por ello en este proceso somos indestructibles”.
En el mismo acto, en cambio, Marta Pascal, presidenta de la organización juvenil, reivindicó el legado de Jordi Pujol sin olvidar “que la circunstancia personal en la que ahora se encuentra requiere explicaciones y el replanteamiento de su futuro en el partido”. Sin embargo, subrayó que “merece todo el respeto como estadista y forjador de Cataluña”.
Desde hace algunos meses, la única preocupación del expresidente catalán Jordi Pujol Soley era que pudiera desatarse una operación policial que acabara con un monumental escándalo político-económico y con alguno de los miembros de su clan familiar entre rejas. El Confidencial ha podido conocer de fuentes cercanas al Gobierno central que Pujol había mantenido alguna conversación a alto nivel sobre el tema del dinero negro que sus hijos tenían en cuentas en el extranjero. “Llegó a decir: 'Sacad el pie del cuello de mis hijos. Yo estoy dispuesto a asumir las consecuencias por todos. Haré lo que haga falta y pagaré lo que sea preciso'. La preocupación que mostraba era grande y sincera, ya que su gran temor es que alguno de ellos acabase en la cárcel. No quería ni imaginárselo”, subrayan las fuentes consultadas.
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