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La Generalitat gastó 93.000 euros en buscar cuatro pisos para jóvenes
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LA SINDICATURA DESCUBRE IRREGULARIDADES EN EL GOBIERNO CATALÁN

La Generalitat gastó 93.000 euros en buscar cuatro pisos para jóvenes

Encontrar piso no debe ser fácil, especialmente en Cataluña. Eso es lo que se desprende del dispendio realizado por la Generalitat de Cataluña, que entre el

Foto: La Generalitat gastó 93.000 euros en buscar cuatro pisos para jóvenes
La Generalitat gastó 93.000 euros en buscar cuatro pisos para jóvenes

Encontrar piso no debe ser fácil, especialmente en Cataluña. Eso es lo que se desprende del dispendio realizado por la Generalitat de Cataluña, que entre el 1 de julio del 2006 y el 29 de agosto del 2008 pagó un total de 93.153,38 euros a una asociación para que buscase cuatro pisos para alojar jóvenes. En otras palabras, buscar cada uno de los pisos costó a las arcas públicas 23.288 euros. Ésta es una de las curiosidades encontradas por la Sindicatura de Cuentas durante la fiscalización del Departamento de Acción Social del Gobierno catalán, que dirigía la republicana Carme Capdevila. “Los pliegos de prescripciones técnicas de los contratos para la búsqueda de pisos para jóvenes ex tutelados establecían que el adjudicatario debía facilitar una media mensual de tres pisos a los jóvenes. A lo largo de los 26 meses analizados, el adjudicatario facilitó cuatro pisos a los catorce jóvenes”, señala.

El contrato con la administración preveía que el adjudicatario del contrato se hacía cargo del alquiler de los pisos y subarrendaba los mismos a los jóvenes por el mismo importe que alquiler que a él satisfacía al propietario del inmueble. Además, cobraba de la Generalitat más de 4.000 euros mensuales, excepto de enero a agosto del 2008, en que “sólo” cobraba 2.137,81 euros.

Por si fuera poco, según consta en el informe, la asociación encargada de buscar los pisos comenzó su tarea ocho días antes de que la mesa de contratación hiciese la propuesta de adjudicación. Esta misma circunstancia se dio en la adjudicación de un contrato de 830.325 euros para la “realización del programa ‘Aprender a aprender’ en once casales cívicos”, aunque en este caso los trabajos dieron comienzo once días antes.

La búsqueda de pisos fue adjudicada a la asociación Prohabitatge, que preside Josep Castañé García, que además es miembro del consejo de administración de Feantsa en representación de las entidades del Estado español. Castañé había sido militante ecosocialista y llegó a integrar la lista de ICV en las autonómicas de 1995, cuando éstas estaban encabezadas por el actual Síndic de Greuges (Defensor del Pueblo catalán), Rafael Ribó.

El programa Aprender a aprender, por su parte, fue adjudicado a la Fundación Innovació per a l’Acció Social, que fue inscrita en el censo de la Generalitat en octubre de 1999. En la escueta ficha que obra en la Administración no constan órganos de gobierno ni personas responsables, aunque sí su presupuesto: más de 1,7 millones de euros en el año 2006. La página web de esta organización se encuentra desactivada.

La Sindicatura destaca que el programa que desarrolló tenía como objeto “la capacitación de los ciudadanos residentes en barrios deprimidos para que sean autónomos y eficaces en la búsqueda activa de trabajo y en su incorporación sociolaboral. Y los resultados fueron buenos: de las 4.793 personas que iniciaron el programa, 2.784 (un 58%) encontraron trabajo, aunque 789 de ellas (un 28%) no formalizaron ningún contrato laboral, según la memoria que entregó la fundación a la Generalitat. No obstante, los fiscalizadores advierten que “el Departamento de Gobernación informó que desde mayo del 2007 a junio del 2008 no realizó ningún seguimiento y que durante los cuatro primeros meses del 2007 y el último semestre del 2008 revisaba las memorias entregadas por el adjudicatario en las cuales constaban los resultados del programa y mantenía reuniones periódicas con los técnicos que lo ejecutaban; a pesar de todo, el Departamento no dispone de constancia documental de este seguimiento”.

Cómo eludir las leyes comunitarias

También fueron descubiertas diversas irregularidades más. Como, por ejemplo, que el mismo día y con el mismo adjudicatario (Fundación Sociocultural Atlas) se contrató “la dinamización de tres casales cívicos de forma separada, por 29.750 euros cada uno”. En total, pues, 89.250 euros que habían de sacarse a concurso por lotes. Y más: los servicios operativos de vigilancia por 490.768,54 euros se partieron en siete expedientes, de los que cinco tuvieron que ir a concurso y dos se adjudicaron por un procedimiento negociado.

El informe es prolijo: “La consejería adjudicó el servicio de limpieza de diferentes centros y establecimientos por importe de 2.885.606,01 euros y tramitó 21 expedientes de contratación, de los que siete fueron adjudicados mediante procedimiento negociado porque no superaban el límite de 30.050.61 euros y el resto, mediante concurso”. Y es extraordinariamente duro en este punto, porque asegura que este fraccionamiento “tuvo el efecto de eludir la publicidad comunitaria exigida por la directiva 2004/18/CE [es decir, de la Comunidad Europea] del Parlamento y del Consejo, de 31 de marzo del 2004”. A este respecto, cabe subrayar que los concursos superiores a los 603.000 euros han de publicarse en el Boletín Oficial de la Unión Europea, requisito que evitó la consejería de Acción Social con el fraccionamiento de los expedientes.

En su descargo, la consejería admite algunas de estas irregularidades y justifica el precio pagado por la búsqueda de piso a jóvenes que “corresponde a la puesta en marcha de un proyecto experimental de intermediación”. También justifica el hecho de partir los grandes contratos porque “la aplicación informática de contratos no permite hacer lotes”. Y aclara que “posteriormente, se tramitó un procedimiento de contratación mediante lotes utilizando una aplicación informática de contratos, con el resultado de un expediente muy artesanal, con muchos documentos ad hoc, número de expedientes forzados que la máqiuna no daba, y multiplicar de manera manual la introducción de datos de todos y cada uno de los expedientes que derivan de los lotes”.

En dos expedientes, los fiscalizadores encontraron también criterios de adjudicación sospechosos. Por ejemplo, para la adjudicación del contrato “para la elaboración y redacción del plan estratégico de la conciliación de la vida laboral, familiar y personal en Cataluña a la empresa Estratègies de Qualitat Urbana SA por 60.000 euros, la Generalitat valoraba los medios materiales y los recursos humanos. Estos criterios también fueron tenidos en cuenta en un contrato de 410.424,85 euros a la compañía Adocat SA para el “depósito, custodia, revisión de datos, tría y consulta de documentación administrativa del Departamento de Acción Social y Ciudadanía”. En este caso, además, se tenía en cuenta que la empresa tuviese la certificación ISO 9001 (normativa de calidad), que dispusiese de un servicio de riesgos laborales y que fuese una empresa clasificada. Normalmente, los criterios que se apartan de las generalidades suelen limitar las ofertas y favorecen a determinadas empresas que optan al contrato.

El primero de los contratos, a pesar de su monto, no fue adjudicado por concurso, sino “negociado sin publicidad”. El Departamento reconoce que “se convidó a un único licitador”, cosa que permite la ley, y que, como la oferta presentada se ajustaba a las prescripciones técnicas, se consideró adecuada la adjudicación. En cuanto al segundo contrato, “se valoró el hecho de disponer de la ISO por entender que se refería a la ISO del producto y considerar de interés para el objeto del contrato conocer cómo se organizaba la empresa para la obtención de aquel producto y apreciar la eficiencia en sus circuitos”.

Encontrar piso no debe ser fácil, especialmente en Cataluña. Eso es lo que se desprende del dispendio realizado por la Generalitat de Cataluña, que entre el 1 de julio del 2006 y el 29 de agosto del 2008 pagó un total de 93.153,38 euros a una asociación para que buscase cuatro pisos para alojar jóvenes. En otras palabras, buscar cada uno de los pisos costó a las arcas públicas 23.288 euros. Ésta es una de las curiosidades encontradas por la Sindicatura de Cuentas durante la fiscalización del Departamento de Acción Social del Gobierno catalán, que dirigía la republicana Carme Capdevila. “Los pliegos de prescripciones técnicas de los contratos para la búsqueda de pisos para jóvenes ex tutelados establecían que el adjudicatario debía facilitar una media mensual de tres pisos a los jóvenes. A lo largo de los 26 meses analizados, el adjudicatario facilitó cuatro pisos a los catorce jóvenes”, señala.

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