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"No es una catetada, es nuestra identidad": así sobrevive el folclore en la España vaciada

Si nos preguntan por el baile típico en España, seguramente la respuesta mayoritaria sea el flamenco. Sin embargo, el país dispone de una gran riqueza folclórica, muchas veces olvidada

Foto: Grupo de folclore en San Pedro de Gaíllos, en Segovia. (Cedida)
Grupo de folclore en San Pedro de Gaíllos, en Segovia. (Cedida)

Si preguntan cuál es el baile típico en España, seguramente la respuesta de la mayoría sea el flamenco. Sin embargo, el país cuenta con una gran riqueza folclórica, con mucha variedad de danzas, trajes tradicionales y canciones que representan a cada región. Aunque, en ocasiones, están olvidadas y en un segundo plano, bajo la sombra del flamenco andaluz, que es conocido y reconocido internacionalmente.

¿Cuáles son las razones de esta invisibilidad? Falta de financiación, despoblación y globalización son los grandes enemigos de las raíces culturales de un territorio."Se trata de tu propia identidad, pero como pasa con todo, te llaman más la atención las cosas ajenas por ser diferentes, aunque también por las modas. Al final, mucha gente ve las jotas como algo rural, antiguo o cateto", cuenta Javier, presidente del grupo folclórico Aires de Aliste, un pequeño pueblo zamorano de apenas 97 habitantes.

Con las listas de éxitos inundadas de reguetón y letras en inglés, en España emergen artistas como Rodrigo Cuevas, flamante Premio Nacional de Músicas Actuales 2023. El músico, defensor de la "oficialidá" del asturiano, fusiona la música tradicional folclórica y la música popular contemporánea. A Cuevas le precede Vetusta Morla, el grupo de Tres Cantos que desde 2008, cuando publicaron su primer disco, llena estadios con un sonido que bucea en las tradiciones. Estas figuras contribuyen a la supervivencia de los géneros populares en un mundo cada vez más homogéneo.

Más modesto, pero igualmente necesario, es el grupo Tierra Antigua, que ha querido dar una vuelta al folclore y adaptarlo a los nuevos tiempos. "No creo que se esté perdiendo, pero sí que tengo la percepción de que se está profesionalizando cada vez más y alejándose del pueblo, de sus raíces, de donde ha salido", afirma Javi, uno de sus integrantes.

Esta situación la sufren en todas regiones, pero afecta especialmente la despoblada Estaña vaciada. "El folclore desaparece porque no hay gente", asegura Javier. Y eso que Aliste es un caso paradigmático, ya que su presidente no llega a los 30 años y en el grupo hay unos 60 integrantes, entre danzantes, músicos y socios, con un rango de edad desde los 4 hasta los 76 años. De hecho, según cuenta a este medio, aunque muchos jóvenes emigraron a otras zonas, siguen yendo a ensayar, pero lamenta que a veces falte compromiso.

"Es muy difícil que se apunte gente nueva", cuenta Magdalena Villanueva, presidenta de la Agrupación Folklórica La Sidrina, uno de los tres grupos que hay en Lugones, una localidad asturiana con 13.500 habitantes. Villanueva recuerda que en 1994 estaban formados principalmente por niños y jóvenes hasta los 26 años, pero luego todo cambió.

A 400 kilómetros, en San Pedro de Gaíllos, un pequeño pueblo de Segovia con casi 300 habitantes, la realidad es muy distinta. El grupo está formado en su mayoría por gente joven, principalmente chicos, entre los 16 y los 35 años, y ni siquiera hace falta buscar a gente que se quiera apuntar. Sin embargo, para conseguir que no se pierda la tradición de cara a los más pequeños, suelen hacer talleres una vez al mes para aprender a palotear y bailar jotas.

Foto: Bailes tradicionales madrileños en la puerta del Sol. (Asociación cultural grupo folclórico Calderón de la Barca)

Esto no sería posible sin la música, como la guitarra, las gaitas, dulzaina y el tamboril. "Siempre he tocado instrumentos, pero en este caso sigo haciéndolo porque me conecta con las tradiciones. Me da envidia que en otros sitios estén superorgullosos de su música y folclore y que aquí se esté perdiendo, por eso sigo", cuenta Inés, que empezó con 14 años, hace ya una década, a tocar la dulzaina en un grupo segoviano y en la que hay alrededor de 20 músicos.

Otro de los obstáculos a los que se enfrentan radica en las dificultades económicas, ya que todos coinciden en que las ayudas proporcionadas por los ayuntamientos son muy escasas y no se pone en valor su trabajo. "Las instituciones no muestran interés. Somos el único pueblo de la comarca con una asociación folclórica, y no le dan importancia", cuenta Javier.

En Segovia, por ejemplo, la Diputación tiene varios programas culturales como A Todo Folk o Actuamos. Aunque no están dirigidos exclusivamente al folclore, pueden ser una oportunidad para que diferentes grupos o asociaciones lleven sus bailes y música a otros puntos de la provincia.

La divulgación: de los festivales a los museos

La divulgación es la herramienta más poderosa para que las músicas y danzas no caigan en el olvido. Por ello, la mayoría de los grupos realizan diversas actividades como actuaciones y festivales, tanto dentro como fuera de España.

placeholder Grupo Aires de Aliste, en Zamora, durante una actuación. (Cedida)
Grupo Aires de Aliste, en Zamora, durante una actuación. (Cedida)

Pero salir a la carretera no es sencillo (ni barato). "Es la mejor forma de dar a conocer nuestra tradición y que no muera, pero necesitas a muchas personas y los desplazamientos son carísimos. Tendrían que correr a cargo de organismos oficiales, pero muchas veces nos toca pagarlo a nosotros y eso hace que la gente se eche para atrás", cuentan desde el grupo de San Pedro de Gaíllos.

En la localidad segoviana se han buscado alternativas y se ha explotado mucho la tradición del paloteo, un tipo de baile en el que los danzantes chocan unos palos mientras bailan. Allí, existe desde el 2003 el Centro de Interpretación del Folklore y la Cultura Popular. "El objetivo principal es recoger, difundir y poner en valor nuestro patrimonio cultural", explica Arantza Rodrigo Martín, que cuenta que el Museo del Paloteo fue visitado por unas 1.200 personas en el 2023.

"Hay tradiciones que merecen la pena mantener vivas adaptándose a los nuevos tiempos para seguir ocupando calles y plazas; otras deberán conservarse en la memoria y museos para, desde el conocimiento, construir una sociedad mejor", apunta Arantza.

La riqueza folclórica más allá del flamenco

El folclore en España no se puede entender sin tener en cuenta las diferencias lingüísticas, culturales y sociales de cada región, todas ellas reflejadas en su música y danza. Esto, a su vez, no impide su intercambio y transmisión de unas regiones a otras, como ha ocurrido con el flamenco, que se ha ido haciendo un hueco en cada rincón del país.

"Hay tradiciones que merecen la pena mantener vivas adaptándose a los nuevos tiempos para seguir ocupando calles y plazas"

Desde el 2010, el flamenco es reconocido como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad y se ha expandido por toda España, incluso a nivel internacional. "En tiempos de Franco se vendió como marca nacional, eso ayudó mucho a su difusión y posterior éxito. Además, se ha ido renovando, y eso no ha pasado con la música y canciones de otras regiones", explican desde Tierra Antigua.

"En Andalucía invierten más en difundirlo y dan importancia a la educación, en arraigar esa tradición, por eso están orgullosos de ello. Aquí eso no se ha conseguido", cuenta Javier. De hecho, en la misma página del Instituto Andaluz del Flamenco, dedican un apartado exclusivamente a la educación, ya que consideran que "los niños y niñas deben ser conscientes del arte que les rodea" y comprender que "la identidad de ser andaluz pasa por conocer su manifestación cultural más genuina".

Si preguntan cuál es el baile típico en España, seguramente la respuesta de la mayoría sea el flamenco. Sin embargo, el país cuenta con una gran riqueza folclórica, con mucha variedad de danzas, trajes tradicionales y canciones que representan a cada región. Aunque, en ocasiones, están olvidadas y en un segundo plano, bajo la sombra del flamenco andaluz, que es conocido y reconocido internacionalmente.

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