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El plan B del Pirineo ante los inviernos sin nieve: nueva tecnología para copos artificiales
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POR EL CAMBIO CLIMÁTICO

El plan B del Pirineo ante los inviernos sin nieve: nueva tecnología para copos artificiales

Un proyecto pionero del CSIC estudia formas más eficientes de generar nieve artificial sin agua ante los problemas de los últimos años, con un descenso significativo de las precipitaciones

Foto: Varios esquiadores en la estación de Candanchú. (Cedida)
Varios esquiadores en la estación de Candanchú. (Cedida)
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La nieve es el oro del Pirineo. Con este mensaje se capta cada invierno a cientos de miles de turistas nacionales e internacionales. Y las cifras no mienten: el sector del esquí genera más de 200 millones de euros al año, lo que supone el 7% del PIB de Aragón y el 10% en el caso de Huesca. La situación, sin embargo, está cambiando y los problemas crecen. Las precipitaciones se han desplomado y la nieve ya no es como era. Su llegada es más tardía y su espesor se consume antes.

Las estaciones del Pirineo aragonés han encendido las alamas por los efectos del cambio climático. Las nevadas recientes han supuesto un alivio, pero relativo. La tendencia de fondo es irreversible y los responsables ya buscan soluciones para el futuro con el apoyo de la tecnología.

La estrategia para los próximos 15 años está definida con la creación del Laboratorio de la Nieve. Este proyecto pionero impulsado por el Instituto de Ciencia de Materiales de Barcelona, perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), busca transformar la manera en que se produce la nieve artificial. Esta tecnología, explican fuentes del organismo consultadas por El Confidencial, logra una reducción notable en el uso de recursos hídricos y energéticos. ¿Será capaz el Pirineo y las estaciones de esquí de reinventarse en 40 años? El proyecto promete que sí.

La clave de esta innovación radica en la simulación y reproducción a pequeña escala del proceso de mineralización natural del agua, una estrategia que se aparta de los métodos convencionales de producción de nieve, los cuales dependen exclusivamente de este elemento.

Foto: Estaciones de esquí en el Pirineo aragonés. (EFE/Javier Blasco)

Este enfoque innovador emplea minerales del grupo de los feldespatos, que son abundantes y juegan un papel crucial en la formación de nubes y precipitaciones de nieve en la naturaleza. Este método no solo permite la creación de copos de forma más rápida y uniforme, sino que también es totalmente benigno para el entorno natural. Las estaciones de La Molina y Boí Taüll son las pioneras en la implementación de esta tecnología, que han puesto en funcionamiento este invierno, con la intención de expandir los ensayos a otras localidades del Pirineo aragonés en los próximos tres años.

placeholder Vista del Pirineo aragonés al inicio de la temporada de esquí. (Europa Press/Verónica Lacasa)
Vista del Pirineo aragonés al inicio de la temporada de esquí. (Europa Press/Verónica Lacasa)

Los principales afectados del Pirineo ―municipios y estaciones de esquí― claman al cielo para que siga nevando durante las próximas semanas y el tiempo acompañe lo que queda de temporada. La realidad, a pesar de las precipitaciones caídas en la última borrasca, es tangible en las estaciones: no se completa el dominio esquiable y hay menos usuarios en los remontes y en los pueblos de la zona que otros años.

Antes de la última borrasca que cubrió de blanco gran parte del Pirineo, lo vivido hasta la primera semana de febrero no deja de sorprender. La estación meteorológica de Góriz, a 2.500 metros de altitud, marcó temperaturas de hasta 16 grados durante el mes de enero, un récord absoluto en esta época del año. Nadie lo niega ya en la zona. El invierno es excepcionalmente seco y cálido. Nieva poco y lo que cae se consume muy rápido.

Sin grandes nevadas

Sin nieve hay poco que hacer. Pero, aun así, las pistas siguen ofreciendo kilómetros de dominio esquiable y toda la oferta posible. Desde el grupo Aramon, con Panticosa, Formigal y Cerler, a las estaciones de capital 100% privado de Astún y Candanchú. Las estaciones han tenido que adaptarse, redistribuyendo la nieve almacenada para mantener abiertas parte de las pistas, "aunque están operando muy por debajo de su capacidad total".

Fernando Sánchez, alcalde de Canfranc: "Las sensaciones son malas, parece un desierto y llueve sobre mojado tras la pandemia"

¿El futuro de las estaciones de esquí en 30 años? Nadie lo sabe. Y aventurarse, para un lado o para otro, quizá sea atrevido. Ni siquiera con la innovación y tecnología de los futuros cañones de nieve que plantea el CSIC. Así lo reconoce el alcalde de Jaca, Carlos Serrano, en declaraciones a El Confidencial. "El Pirineo debe ir hacia un modelo europeo. Donde si hay una mala temporada de esquí puedes tener la oportunidad de hacer más trekking, travesía o montañismo. Todo esto pasa por una unión de estaciones entre Astún, Candanchú y Formigal-Panticosa", explica.

placeholder La nieve caída este año en el Pirineo aragonés ha sido insuficiente. (Europa Press/Verónica Lacasa)
La nieve caída este año en el Pirineo aragonés ha sido insuficiente. (Europa Press/Verónica Lacasa)

El alcalde de Canfranc, Fernando Sánchez, también ve el vaso medio vacío. "Las sensaciones son malas con una temporada muy complicada. Canfranc parece un desierto y llueve sobre mojado tras los años de la pandemia, a pesar de los últimos días de nieve", declara a este diario. Y puntualiza: "Necesitamos una reflexión de todos los valles del Pirineo porque el tiempo meteorológico no lo vamos a controlar y la tendencia es que la temporada de esquí cada vez es más corta. Hay que buscar alternativas además de la nieve".

Operadores del sector confirman que los "presagios agoreros" no ayudan ni a las estaciones de esquí ni a los valles del Pirineo. "Ha habido años en los que no ha habido nieve hasta finales de enero e incluso febrero y la temporada se ha remontado. Esquiadores y demanda hay siempre", sentencian.

Las fuentes consultadas, no obstante, aclaran que no se ha cancelado durante todo el invierno ninguno de los grandes eventos previstos en las estaciones y que, incluso, se ha mantenido la semana blanca tradicional con más de 100.000 escolares, con un millón de euros de impacto en el Pirineo. "No hay la nieve deseable, pero sí suficiente. Todo sigue funcionando y con afluencia. Solo falta que nieve más para que sea una temporada redonda", insisten.

La nieve es el oro del Pirineo. Con este mensaje se capta cada invierno a cientos de miles de turistas nacionales e internacionales. Y las cifras no mienten: el sector del esquí genera más de 200 millones de euros al año, lo que supone el 7% del PIB de Aragón y el 10% en el caso de Huesca. La situación, sin embargo, está cambiando y los problemas crecen. Las precipitaciones se han desplomado y la nieve ya no es como era. Su llegada es más tardía y su espesor se consume antes.

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