Aragón contiene la población, pero cada vez con menos jóvenes

Esta misma semana, el catedrático de Economía Jesús Fernández Villaverde alertaba en una entrevista en El Confidencial de que la caída demográfica, en la que ya estamos como especie en el mundo, va a ser más severa y acelerada de lo que dicen las previsiones oficiales. Una tendencia a la que, en el caso de Aragón, un informe de Justicia sobre Infancia y adolescencia en la Comunidad ha puesto datos severos: en 2022, la población aragonesa menor de 18 años ha bajado en 1.725 personas respecto a la de 2021 y, en diez años, la población de niños de 0-1 años ha disminuido en un 30%. Cifras que alertan del horizonte demográfico al que vamos, que no palía ni la inmigración, y que siempre son más agudas que en el conjunto de España.

Es una tendencia, la de cada vez más viejos y con menos niños, que ha echado raíces en la demografía aragonesa, donde se contiene la respiración ante cada nuevo registro, que lleva a que sólo mantener las cifras globales sea un éxito. Eso no evita que ya se carezca de profesionales con los que atender servicios, desde médicos a conductores de autobús. Este mismo jueves, en el área de Salud de Ejea de los Caballeros cerraban tres consultorios por falta de facultativos para atenderlos y Alcañiz decidía cerrar una de las dos líneas de autobús urbanos por la imposibilidad de sustituir las bajas con personas con los permisos necesarios. También obras públicas relevantes se ralentizan y no se cubren plazas de médicos de hospitales y centros de salud.

Los aragoneses de 0-1 años no llegan a 10.000

Andrés Estevan, el asesor de Infancia del Justicia de Aragón, el órgano que está detrás del informe mencionado, explica que la alarma saltó hace tres años, cuando la base de la pirámide de población reflejaba que los niños de 0-1 años, por primera vez, se quedaban por debajo de 10.000, con 9.441, una cifra que ha seguido descendiendo. En 2021, a 9.155 niños y en 2022, a 8.808. Lo mismo que la población menor de 18 años, que perdía en el padrón de 2022 esas 1.725 personas y situaba la franja de población de 1-18 en el 16,4%, cuando la media en España es del 17,2 y hay comunidades como Andalucía con el 28,1%. “Son datos que tienen doble lectura. Por un lado, que con menos jóvenes hay sitios sin masa crítica para que lleguen según qué servicios; por lo tanto, es fuente de desigualdad. Por otro, que la tasa de envejecimiento es también resultado de un buen dato en longevidad”.

Así, Aragón tiene hoy 1.326.315 habitantes; en 2008, eran 1.326.918, unos 600 menos. Mientras, en el mismo periodo, España ha pasado de 46.157.822 a 47.475.420 personas, 1,3 millones de habitantes más.

Javier Allué, comisionado para la lucha contra la despoblación del Gobierno regional, que acaba de sacar adelante la Ley de dinamización del medio rural, considera que la situación de Aragón se enmarca en el contexto demográfico mundial. “En Aragón incluso hemos conseguido frenar la pérdida de población. En 2012 llegamos al máximo histórico de 1.349.467 habitantes", recordó, para añadir que "en los cuatro años siguientes, se perdieron 40.000". En estos últimos ocho años, prosiguió, "hemos recuperado 18.000, hasta las 1.326.315 personas del último padrón". Allué cree que Aragón es "líder en saldo migratorio interior y exterior", y que las proyecciones del INE "son buenas".

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Considera que la obligación del Ejecutivo es "crear un clima de empleo y oportunidades", y pone el ejemplo de la nueva norma para el medio rural, "con incentivos fiscales y ayudas para quienes hacen el esfuerzo de vivir en lugares con riesgo de despoblación, que son 1.026 de los 1.553 núcleos habitados que tiene la Comunidad". De hecho resaltó que, en el último padrón, la demografía "se ha comportado mejor en el ámbito rural que en las capitales". Lo mismo ocurre, dice, en el conjunto de la Comunidad, con "la dinámica de atracción de empresas que hace que Aragón esté en cifras de casi pleno empleo".

Señala que el Índice de confianza Empresarial Armonizado del segundo trimestre de 2023, recién publicado por el INE, subía en España un 2,7%. "En Aragón, ese porcentaje era del 5%. Ese es el entorno para atraer población y asentarla”.

“A las jóvenes de hoy no les resulta fácil tener hijos”

El catedrático de Geografía y Ordenación del Territorio de la Universidad de Zaragoza y vicerrector de Planificación e Infraestructuras del Campus, Ángel Pueyo, también enmarca la tendencia demográfica de Aragón en el contexto global, pero con sus particularidades: “La caída de la natalidad de los 80, en un contexto de crisis económica y la generalización del modo de vida urbano, sólo cambió con la llegada de inmigrantes en los años 2000, 4 millones en 5 años". Volvió a caer con la crisis de 2008 y "no se ha recuperado, al contrario: se ha acelerado con la pandemia". Recuerda que el covid le ha sucedido a una generación de jóvenes con "economías muy justas" y "nuevos modelos de familia en los que los hijos no son una prioridad". Y en Aragón, concretamente, en un contexto "más acusado por la condición histórica de tierra de emigración”.

Pueyo sostiene que nos ha salvado la inmigración, pero que enseguida asumen nuestras costumbres y reducido su índice de natalidad. “El envejecimiento que padecemos en Aragón tiene múltiples repercusiones", afianzó. "En la Universidad caen los alumnos: en la de Zaragoza, en 15 años, hemos pasado de 40.000 estudiantes a 30.000". Cree que la región necesita inmigración, y ayudar más a los jóvenes para que puedan acceder a una vivienda. "Hacen falta políticas que apoyen a las mujeres", remarca: "Hoy, tienen que ser madres, cuidadoras, buenas trabajadoras y estar impecables". A las jóvenes de hoy "no les resulta fácil tener hijos, una decisión personal de efecto social”.

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Pueyo, pese a todo, es moderadamente optimista y confía en la tecnología, la inteligencia artificial y la robotización para revertir la situación. “Esa línea de autobús de Alcañiz que ha habido que suprimir, en un futuro próximo, llevará conducción robótica", augura. "Los sistemas mecánicos de recogida de fruta serán más completos y las granjas, cada vez más automatizadas. Tendremos que cambiar el modelo para que coticen las máquinas y poder pagar las pensiones", reflexiona, pues "en eso seguimos campeones". "Si España es la cuarta del mundo en esperanza de vida y Aragón figura entre las longevas, es porque el país ha hecho bien las cosas. Pero, ante el futuro, hay que mirar al problema de frente”.

Se buscan médicos, conductores, camareros…

Desde las organizaciones empresariales explican que en Aragón todos los parámetros se agudizan por el envejecimiento y la baja densidad de población: “Lo vemos con las cifras del paro: son muy buenas, pero esconden que cada vez hay menos personas en edad de trabajar". Por un lado, "se está jubilando la generación del baby boom, con una tasa de reposición deficitaria, y no hay trabajadores para puestos que ya no se cubren". En la capital de la logística "se necesitan conductores". Con el turismo subiendo en el PIB, consideran que hacen falta trabajadores en hostelería. "Ya estamos viendo locales que solo abren una parte de la semana porque no tienen plantilla", y añadieron: "A la vez, con este cambio, tenemos infraestructuras, como los colegios de algunos sitios, que van a quedar obsoletos. Y este verano volveremos a tener problemas para cubrir las consultas del Salud”.

Vicente Pinilla, catedrático de Historia Económica de la Universidad de Zaragoza y director de la Cátedra sobre Despoblación, también defiende que no estamos ante un escenario de despoblación rural frente a un rápido crecimiento de del conjunto del país. “No se ha asumido que, como señalan las previsiones de Naciones Unidas, nos enfrentamos a un mundo que va a encoger demográficamente". Excepto África, el resto de los continentes "perderán población en un horizonte de 20-30 años". Pero recuerdan que esto "no es una noticia catastrófica". Desde el punto de vista medioambiental y del uso de recursos naturales, lo encuentran positivo. "Menos gente querrá decir menores impactos. Pero debemos adaptarnos a la nueva situación, que plantea muchos retos”.

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Pinilla explica que, a corto plazo, los países desarrollados vamos a competir por la atracción de inmigrantes: “Con la brecha de ingresos que existe, no va a ser un problema para nosotros, pero puede serlo para los países pobres". Con menos gente "deberemos ser más productivos, necesitaremos una tecnología ahorradora de trabajo, como viene ocurriendo en los últimos 200 años", advierte. "La sociedad envejecerá y habrá que gestionar cuestiones como los cuidados o el sostenimiento del sistema de pensiones. También "habrá que hacer un esfuerzo en cualificar a la mano de obra para aquellas profesiones en las que existan cuellos de botella. En resumidas cuentas, lograr "un mundo diferente al que hemos conocido, al del boom demográfico, al de la superpoblación. Diferente, pero no peor”.