Aragón sella la unión de Astún y Formigal y tendrá el mayor dominio de esquí de España
El proyecto situará a la región entre los principales destinos del mundo. La inversión prevista asciende a 34 millones de euros, la mayoría financiados por la UE
Aragón ha dado un salto de gigante para ser una potencia mundial en el mundo del esquí y del turismo invernal. El acuerdo que ratifica el ansiado proyecto de la unión de estaciones entre Astún y Formigal, que unen el valle del Aragón y el valle de Tena, es un hito reclamado desde hace décadas por el Pirineo. Hasta el punto de que, según las cifras que se manejan, hará que el oro blanco de la nieve sea una mina aún más millonaria durante lustros. Si las previsiones se cumplen, el impacto en el PIB alcanzará los 50 millones de euros al año gracias a la atracción de 126.000 esquiadores cada temporada.
Y para materializar el tan ansiado proyecto, este martes se ha ratificado el convenio de colaboración entre las instituciones promotoras de la iniciativa. La unión de pistas convertirá a los dos valles en el lugar de España con más kilómetros esquiables, si a este trazado se suma el de los dominios de Candanchú y Panticosa por su cercanía, el Pirineo aragonés se convertiría en el undécimo destino más grande del mundo. La envergadura del proyecto es tal que el telecabina que unirá por cable los dos valles salvará en 14 minutos una distancia de 4,3 kilómetros y transportará a 2.400 esquiadores cada hora.
Sin embargo, la iniciativa ha levantado el recelo de los colectivos ecologistas y varios de los socios que conforman el Ejecutivo de Javier Lambán, como Chunta Aragonesista y Podemos. Ambos rechazan el proyecto por el impacto negativo que tendrá en el medio ambiente. Entienden que el Pirineo es mucho más que esquí y rentabilidad económica. La diversidad de opiniones entre la izquierda ha abierto un pequeño cisma en el seno del Gobierno regional en torno a uno de los proyectos más ambiciosos e importantes de la comunidad.
Un coste de 34 millones de euros
La consagración del acuerdo ha tenido como protagonistas al Gobierno de Aragón, la Diputación Provincial de Huesca, el holding Aramón, con participación al 50% de Ibercaja y el Ejecutivo regional, y la estación de capital privado Astún. Según ha apuntado el presidente Lambán, este acuerdo es “un sueño cumplido” por el que lleva luchando desde que entró en el Ejecutivo en 2015. "Los fondos europeos nos brindan la ocasión de lograr ese sueño", ha insistido.
Precisamente, la gran parte del coste económico de esta infraestructura se sufragará a través de los fondos Next Generation de la Unión Europea. Tendrá un coste estimado de 34 millones de euros, de los que 26 serán comunitarios. Fuentes conocedoras de la operación, en cambio, ya adelantan que un proyecto de estas características tendrá sobrecostes en la ejecución por múltiples causas. En este sentido, el acuerdo cerrado asegura que el pago de esos sobrecostes será financiado por el Gobierno de Aragón y la Diputación de Huesca.
El Ejecutivo confía en que el proyecto esté listo en 2026. Sin embargo, las fuentes consultadas aclaran que sólo por el largo procedimiento administrativo que aún queda, como la declaración de impacto ambiental o la declaración de Plan de Interés General de Aragón, “podría alargarse hasta 2028”. Sobre el impacto medioambiental, que supone la crítica más directa de los movimientos ecologistas, el presidente Lambán ha recalcado que las ventajas son mayores que las desventajas. Y lo ha ejemplificado con “la eliminación de emisiones de CO2 por la eliminación de los coches que circulan entre ambos valles o por la vitalidad en el territorio del Pirineo”.
El presidente de la Diputación Provincial de Huesca, Miguel Gracia, ha negado que existan dudas sobre el que es el principal escollo del proyecto, a falta de los informes técnicos y preceptivos para el visto bueno medioambiental. Considera el dirigente socialista oscense que la sostenibilidad del proyecto está garantizada por tener “una energía limpia, una instalación reversible y que no contempla ninguna ampliación de dominio esquiable”.
Las estaciones aplauden el proyecto
El sector de la nieve está de enhorabuena y así lo han ratificado las estaciones de esquí involucradas en el proyecto. El máximo responsable de Astún, Jesús Santacruz, explica a El Confidencial que el sector "tiene que crecer para poder competir" y gracias a la unión de pistas el Pirineo aragonés podrá "concurrir en situación de igualdad" con otros destinos como Andorra o Sierra Nevada. Precisamente, sólo con la fusión de Astún y Formigal, Aragón prevé un aumento, en solo tres años, de un 9% del número de esquiadores, es decir, un total de 125.000.
Fuentes del sector del esquí consultadas por El Confidencial detallan que el proyecto “supone un salto de calidad para ser un destino de referencia en el mundo”. Y explican que “por cada euro de inversión en la unión de estaciones se está multiplicando hasta por diez euros el impacto que tendrá en el Pirineo en las próximas décadas”. Estas fuentes reconocen que las voces discordantes en el seno del Gobierno y desde colectivos ecologistas hacen “ruido” pero la realidad es que “el apoyo de los habitantes del territorio es total y son los primeros que quieren todas las garantías medioambientales”.
En el lado crítico sobresale la opinión de uno de los socios de Lambán. El presidente de Chunta Aragonesista, Joaquín Palacín, reafirma su rechazo al convenio firmado por el mismo Gobierno del que su partido forma parte por ser un plan que “no es medioambiental ni económicamente sostenible, y está abocado al fracaso por el cambio climático”. El líder aragonesista apuesta por destinar los fondos europeos "a otros fines capaces de garantizar un futuro más sostenible para el sector de la nieve en Aragón, como la modernización de los centros existentes, la mejora de los accesos e infraestructuras, una mayor promoción en el ámbito turístico”.
Aragón ha dado un salto de gigante para ser una potencia mundial en el mundo del esquí y del turismo invernal. El acuerdo que ratifica el ansiado proyecto de la unión de estaciones entre Astún y Formigal, que unen el valle del Aragón y el valle de Tena, es un hito reclamado desde hace décadas por el Pirineo. Hasta el punto de que, según las cifras que se manejan, hará que el oro blanco de la nieve sea una mina aún más millonaria durante lustros. Si las previsiones se cumplen, el impacto en el PIB alcanzará los 50 millones de euros al año gracias a la atracción de 126.000 esquiadores cada temporada.