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El escultor estrella de la Semana Santa en Sevilla: 32 años de maestría y un salto a las redes
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Expuso en la National Gallery de Londres

El escultor estrella de la Semana Santa en Sevilla: 32 años de maestría y un salto a las redes

Darío Fernández protagonizó el estreno más importante de la semana grande de la capital andaluza. "Yo me dedico a trabajar", expresa el imaginero después de que su imagen se viralizara en redes sociales

Foto: El escultor Darío Fernández trabaja en su taller del centro de Sevilla. (Cedida)
El escultor Darío Fernández trabaja en su taller del centro de Sevilla. (Cedida)
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Como muchos sevillanos, Darío Fernández siente un "vacío muy grande" después de esta Semana Santa. Las grandes devociones de la ciudad, como el Gran Poder, la Macarena o el Chachorro, se quedaron en sus templos. Solo uno de los días se libró y pudieron salir todas las cofradías, pero ha sido "una semana fría y desapacible". Unos días antes, cuando todavía había esperanzas en que cambiase la predicción del tiempo, dejó ir de su taller de la calle Viriato a una de las obras más complejas de su carrera. Para Fernández, "importantes son todas", pero las figuras para acompañar al Cristo del Buen Fin, del siglo XVII, han sido uno de los acontecimientos en el mundo cofrade en este 2024 que, de momento, es agridulce.

Fernández, a pesar de ese sentimiento de vacío, califica la experiencia de trabajar para el Buen Fin como "maravillosa". Se entiende así su cara de satisfacción en la puerta del convento de San Antonio de Padua, una imagen que captaron las cámaras de 101 TV y que se hicieron virales. Detrás, el paso avanzaba constatándose como el gran estreno de esta Semana Santa en la capital andaluza, donde cada decisión de las hermandades se mira con lupa, sobre todo las estéticas. El resultado es un conjunto inédito, con una María Magdalena abrazando la cruz, los santos varones preparando las escaleras después de recibir el permiso de un centurión romano para bajar a Jesús.

El escultor sevillano lleva 32 años en el oficio, desde que en 1992 talló dos evangelistas para uno de los pasos de la Hermandad de la Cena. "Todo ha sido importante para poder seguir trabajando en esto", defiende, al tiempo que recuerda hitos como el busto de San Juan de la Cruz, que estuvo en Londres, en la National Gallery, para la exposición Lo sagrado hecho real. Allí, entre 2009 y 2010, compartió una sala con obras de Velázquez, Francisco Pacheco, Juan de Mesa, Alonso Cano y Zurbarán, "los grandes". Y es esa carrera de fondo la que ha permitido a Fernández, discípulo de Antonio Dubé de Luque, que "todos los encargos me hallan llegado porque han llamado a mi puerta".

El Buen Fin le dio "libertad absoluta a la hora de crear", algo que no es baladí porque no todos los años se estrena un misterio en Sevilla. Del último hacía ya mas de 15 años y, además, el Cristo del Buen Fin, obra de un discúpulo de Juan de Mesa, ya estuvo acompañado por figuras secundarias hasta 1998. "Cada paso que di, lo iba consultando", rememora Fernández, que expresa la dificultad de trabajar para acompañar una imagen tan antigua con "un lenguaje atractivo, que tenga carga y expresividad".

Foto: El gorro de un integrante de la banda de las Tres Caídas, el Lunes Santo en Sevilla cubierto de plástico por la lluvia. (Europa Press/Rocío Ruz)

"Yo quería hacer una obra que perdure, que no sea solo la novelería", explica días después de la Semana Santa, enfrascado ya en la compra de materiales para sus siguientes obras y preparando el estudio después de la vorágine que es para él la Cuaresma. La novelería, un sentimieno de euforia muy sevillano, es inevitable porque el conjunto tiene un hito único en Sevilla, que es la imagen de la Magdalena. En primer lugar, porque estrena una posición, abrazada a la cruz, que no procesiona en ningún otro paso de la capital andaluza. Y en segundo lugar, porque tiene un mecanismo autómata que permite que la figura se adapte a la cruz, que sube y baja para poder salir de la iglesia donde la hermandad tiene su sede y de la Catedral.

La idea de hacer una magdalena abrazada a la cruz estaba en la mente de Darío Fernández "desde hace mucho tiempo, pero no veía el momento". "Es difícil que te hagan ese encargo", admite. La empresa Metalgen, que hace las cajas que permiten las subidas y bajadas de las cruces de muchos crucificados, se encargó del mecanismo, una fórmula en desuso, pero que tiene precedentes en la capital y varios ejemplos repartidos por Andalucía. La patrona de Sevilla, la Virgen de los Reyes, tiene los resortes que le permitían mover el brazo para bendecir a los fieles, aunque el mecanismo lleva años inhabilitado.

La expectación por ver el movimiento de la Magdalena quedó plasmada en una publicación en redes de El Llamador, el programa cofrade de Canal Sur Radio y una de las referencias en los medios del ámbito. El vídeo, donde se ve como la imagen acomoda el brazo a la cruz, acumula 330.000 reproducciones desde el Domingo de Resurrección, cuando el Buen Fin regresó a San Antonio de Padua después de refugiarse en la Catedral el Miércoles Santo por la lluvia que ha arruinado más de la mitad de las procesiones de la capital andaluza. Las calles de la ciudad volvieron a llenarse de público en respuesta a una fiesta que cada vez acumula una mayor relevancia aupada también por esas redes sociales que se han convertido en un elemento indispensable para los cofrades.

"Yo no sigo las redes, me dedico a trabajar y a hacer vida real", expresa Fernández, que recibió algunas de las bromas que se hicieron con su imagen delante del paso del Buen Fin. Se define como "serio y formal" y reconoce que su vida gira en torno a su trabajo y su taller, donde está "casi como un ermitaño". Pero eso no quita para que sea consciente de lo peor de las redes sociales. Recuerda, por ejemplo, las críticas que recibió el cartel del pintor Salustiano para anunciar la Semana Santa de 2024.

"La crítica está ahí, puede ser buena o negativa, pero que sea constructiva", defiende el imaginero sevillano, que ya está preparando sus nuevos trabajos, como un cristo caído para Sanlúcar de Barrameda o una Virgen de la Esperanza para Toledo. "Mucha gente no sabe que la advocación de la esperanza, que es tan importante en Sevilla, la crea San Ildefonso en Toledo, pero allí no tienen dolorosa con ese nombre.", cuenta Fernández, aplicando ya su máxima, que no es otra que trabajar para que su obra perdure.

Como muchos sevillanos, Darío Fernández siente un "vacío muy grande" después de esta Semana Santa. Las grandes devociones de la ciudad, como el Gran Poder, la Macarena o el Chachorro, se quedaron en sus templos. Solo uno de los días se libró y pudieron salir todas las cofradías, pero ha sido "una semana fría y desapacible". Unos días antes, cuando todavía había esperanzas en que cambiase la predicción del tiempo, dejó ir de su taller de la calle Viriato a una de las obras más complejas de su carrera. Para Fernández, "importantes son todas", pero las figuras para acompañar al Cristo del Buen Fin, del siglo XVII, han sido uno de los acontecimientos en el mundo cofrade en este 2024 que, de momento, es agridulce.

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