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"Pegados a la tierra" todo el año: el pueblo donde nadie vuelve a casa por Navidad
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LA ÚLTIMA COLONIA AGRÍCOLA

"Pegados a la tierra" todo el año: el pueblo donde nadie vuelve a casa por Navidad

La colonia agrícola de La Algaida es el lugar de España con más autóctonos: más del 90% de sus habitantes nacieron en este lugar. Es la única que sobrevive 100 años después

Foto: Un agricultor de la zona de La Algaida. (EFE/Román Ríos)
Un agricultor de la zona de La Algaida. (EFE/Román Ríos)

Hay un lugar en España donde casi nadie vuelve a casa por Navidad. Mientras miles de pueblos acogen por unos días a sus emigrantes, en la Colonia Agrícola Monte Algaida el ambiente es parecido al del resto del año. La vida cambia poco en este peculiar núcleo poblacional de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), donde las caras, como el resto del año, siguen siendo las mismas.

Esta explotación situada en el entorno de Doñana tiene el récord de población autóctona de España. Más de un 90% de sus habitantes nacieron en el lugar donde viven: una hilera de calles milimétricamente ordenadas, rodeadas de plantaciones de patatas y junto a la desembocadura del río Guadalquivir. Sus dos distritos son los primeros del ranking, seguidos de dos zonas de Cangas del Narcea (Asturias) y Jerez de la Frontera (también en Cádiz). A simple vista, La Algaida es un lugar aburrido, aunque sus vecinos creen tener las respuestas a la pregunta del millón: por qué nadie quiere irse 100 años después.

Foto: Una mujer en bicicleta por Vía Laietana, en Barcelona, el año pasado. (Europa Press/David Zorrakino)

"Sobre todo por el trabajo, ¿no?", defiende Víctor, un agricultor de 41 años. Hay curro para todos en esta comunidad agrícola levantada sobre el preparque de Doñana a principio de siglo, cuando 700 hectáreas del pinar pasaron a ser 197 lotes de tierra productiva. Entonces se entregaron tierras y viviendas a 300 habitantes, aunque hoy son más de 5.000. Ha habido varias ampliaciones con el paso de los años, todos en busca de la fórmula mágica: cultivar patatas en arena de playa, mucho más fina y productiva.

Estos sanluqueños viven "pegados a la tierra de la playa", la que se cuida "minuto a minuto". Las condiciones de sus explotaciones son únicas, pero requieren una mayor dedicación, especialmente cuando llueve o sopla el viento. "No podemos estar cuatro horas sin pasar por el campo", explica Rafael Louzao, historiador local y antiguo concejal del PSOE en el ayuntamiento. "La tierra es una prolongación de nuestro cuerpo: es nuestra vida y determina nuestra forma de ser", añade.

"La tierra es una prolongación de nuestro cuerpo; es nuestra vida y determina nuestra forma de ser"

Hay cuatro cooperativas y pleno empleo, hasta el punto de que, como en Huelva, se requiere de mano de obra extranjera para la campaña. La zona, ubicada en la desembocadura del Guadalquivir, también es un objetivo para la Guardia Civil por el narcotráfico. La droga puede llegar a convertirse en una manera fácil de conseguir dinero, aunque los vecinos lo vinculen a casos puntuales y renieguen de la fama del lugar.

En cualquier caso, los niveles de emigración no se explican solo con el pleno empleo y las oportunidades que ofrece la zona. La tradición agrícola ha pasado de generación en generación y los vecinos, que vienen heredando el trabajo de sus abuelos desde 1919, destacan una vinculación "especial" con el entorno. "Recuerdo el caso de un amigo que se fue a trabajar a Barcelona y en un mes estaba de vuelta", apunta Víctor.

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Al igual que otras 100 colonias agrícolas ahora desaparecidas, La Algaida se levantó en 1914 para frenar los niveles de emigración. A tenor de los datos, el objetivo se ha cumplido. Aquel pueblo, poblado con vecinos de Sanlúcar dispuestos a cultivar para buscarse la vida, llegó a tener un tren que le conectaba con el municipio al que hoy pertenece, aunque la infraestructura acabó retirándose en los años 40. "Nos aislaron. Durante 30 años prácticamente no salimos de aquí y por eso tenemos nuestra forma de pensar y de hablar", resume el historiador Rafael Louzao.

La Colonia, como le llaman sus habitantes, tiene una iglesia, un consultorio médico y un puesto de la Guardia Civil, aunque es difícil encontrar plazas y emplazamientos diseñados para hacer vida en común. La construcción en torno a la que gira la vida en el pueblo es el colegio, reconocido con numerosos premios y considerado por muchos como uno de los mejores de Andalucía.

La vida en el pueblo gira en torno al colegio, que aplica una metodología especial

"Yo he trabajado en varios sitios, pero no he visto en ningún sitio el altruismo de aquí", dice Diego Castro, director del CEIP Maestra Caridad Ruiz. En 2012 fue el primer centro de la provincia de Cádiz en convertirse en comunidad de aprendizaje, un modelo en el que las familias participan en la gestión del centro e incluso ofrecen clases junto a los maestros. "El centro no trabaja para el centro, sino para cambiar la realidad de afuera", resume el director.

La fórmula ha sido todo un éxito: hace 15 años el colegio estaba por debajo de la media andaluza en el porcentaje de alumnos que aprobaban todas las áreas y ahora está por encima. Familias de Sanlúcar, a ocho kilómetros, matriculan a sus hijos en este centro educativo para buscar ese espíritu comunitario. "Vinimos a este colegio por su apertura a la hora de recibir ideas nuevas", cuenta Clara, una terapeuta argentina que emigró a España con su familia hace dos años, mientras prepara un aula multisensorial para trabajar con el alumnado.

Foto: Alumnos en una de las clases del Prácticas Número 1. (P.D.A.)

Ningún colegio en España tiene una ratio de voluntarios por alumnado tan alto. "A los alumnos les gusta estudiar y volver a un entorno tranquilo y de respeto mutuo. Son valores que no se han perdido con el paso del tiempo", añade el director del centro. Cada vez son más los estudiantes universitarios que salen de este centro, aunque el principal motivo de orgullo entre sus habitantes sigue siendo su forma de cultivar la tierra. Con los conocimientos que heredan, las nuevas generaciones de agricultores están expandiéndose en municipios cercanos, con tierras a priori menos productivas.

La principal amenaza de la colonia, como en casi toda Andalucía, es la sequía. Durante décadas, las captaciones de agua en la zona han acabado con las reservas, ahora salinizadas. Desde hace años, los agricultores dependen de la comunidad de regantes del Guadalete, que se abastece de un embalse en Bornos, alejado de esta zona. En estos momentos, tienen restricciones al abastecimiento del 50%.

La falta de agua ha marcado la evolución de la población de la comunidad a lo largo de las últimas décadas. "Si hay agua, evolucionamos; si no, nos morimos", resume Rafael Louzao, quien no duda de que, pese al cambio climático, las nuevas generaciones seguirán sin tener que volver a casa por Navidad. "Muchos tenemos claro que no nos queremos ir de aquí", concluye.

Hay un lugar en España donde casi nadie vuelve a casa por Navidad. Mientras miles de pueblos acogen por unos días a sus emigrantes, en la Colonia Agrícola Monte Algaida el ambiente es parecido al del resto del año. La vida cambia poco en este peculiar núcleo poblacional de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), donde las caras, como el resto del año, siguen siendo las mismas.

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