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Cádiz y la frontera invisible del tren: una línea separa barrios de izquierdas y de derechas
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DOS DÉCADAS DESPUÉS

Cádiz y la frontera invisible del tren: una línea separa barrios de izquierdas y de derechas

El soterramiento acabó con la división física de la ciudad, pero la huella social sigue presente 20 años después. El aumento de la participación en las elecciones reflejó esta situación en el mapa como hacía tiempo que no ocurría

Foto: Representantes políticos de los distintos partidos, a punto de subir al tren-tranvía de Cádiz. (EFE/Román Ríos)
Representantes políticos de los distintos partidos, a punto de subir al tren-tranvía de Cádiz. (EFE/Román Ríos)
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A la avenida de la Sanidad Pública de Cádiz casi nadie la llama por su nombre. Ni siquiera por el de Juan Carlos I, el que tenía hasta hace tres años. Tendrá que pasar mucho tiempo, con o sin polémicas por el nomenclátor, para que deje de reconocerse como la avenida nueva, la que no existía hace 20 años, cuando el tren dividía en dos la mayor parte de la ciudad. El soterramiento de la vía supuso el proyecto más importante para la capital gaditana en las últimas décadas. Además, está considerada como una operación urbanística de referencia al acabar de un plumazo con la división física de la ciudad en dos: a un lado, la zona industrial y del astillero, obrera y empobrecida; y al otro, la turística y de la playa, pudiente y emergente. Dos realidades sociales que siguen teniendo efecto a día de hoy.

La cicatriz del tren dejó su huella, y el mapa del 23-J es la mayor prueba: la vía, hoy bajo tierra, separó claramente los barrios donde ganó la izquierda de los que ganó la derecha. La huella de la división, cada vez más diluida, quedó retratada en el sentido del voto como hacía tiempo que no lo hacía. Y ocurrió en unos comicios representativos y de gran movilización, en los que Cádiz fue la capital andaluza con más participación, con hasta un 71,4%.

"No todo se revierte con una obra. Es mucho más complicado, más aún en una ciudad completamente hecha, sin posibilidades de crecimiento, como Cádiz —la ciudad está rodeada por el mar por todas partes—. El grueso de la oferta de vivienda para la clase trabajadora sigue estando en esos barrios de la zona industrial", explica Manuel Ángel González Fustegueras, urbanista y arquitecto de reconocido prestigio en la provincia, quien recuerda el consenso que generó aquel proyecto. "La ciudad estaba físicamente partida en dos y dejó de estarlo. En Jerez, yo mismo planteé que no era necesario soterrar la vía, pero si había una ciudad donde estaba justificado era en Cádiz", explica.

Foto: Unos surferos en la gaditana playa de Santa María del Mar después de que el gobierno permitiera salir a practicar deporte. (EFE/Román Ríos)
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El proyecto tuvo el sello de Teófila Martínez (PP), la alcaldesa que más años ha estado en el cargo, quien planteó que había que soterrar toda la vía y no solo una parte, a pesar de lo costoso de la operación. "Socialmente, la ciudad no tiene nada que ver con entonces", recuerda la ex primera edil, hoy presidenta de la Autoridad Portuaria de Cádiz. A su llegada al cargo, había personas mayores que no cruzaban al otro lado para ver a sus familiares porque era realmente complicado cruzar pasarelas. Dos colegios, uno enfrente de otro, pero separados por la vía. La barrera física marcó a varias generaciones y estigmatizó barriadas poco visitadas desde la zona pudiente de la ciudad. Cruzar al otro lado era como cruzar a otra ciudad.

Las promociones de vivienda con un alto coste se dan ya también al otro lado del tren

"La transformación urbanística es imprescindible para la transformación social. Al final, los políticos locales dejan de hacer muchas cosas porque piensan a cuatro años vista. Pienso en Valladolid o Almería, que aún no tienen el soterramiento. Aquí se planteó como una necesidad de supervivencia porque no podíamos crecer. O integras o mueres", expone Martínez, quien completó el proceso con una obra que finalizó en 2003.

A día de hoy, la vertebración de la ciudad es total, aunque sigue habiendo gaditanos que rechazan vivir en la zona industrial. En cualquier caso, aunque se perciben diferencias en los niveles de renta —la renta mediana en el paseo marítimo supera los 25.000 euros y en algunos distritos del otro lado apenas superan los 10.000—, algunos barrios de la zona industrial están cada vez más cerca de los de la playa.

Foto: Un pescador sentado en el espigón, con el barrio de Puntales al fondo. (Ayuntamiento de Cádiz)

"Está habiendo operaciones de vivienda importantes en las zonas de clase obrera", expone Fustegueras. Cádiz se ha convertido en un destino muy atractivo y en los últimos años se han puesto en marcha varias promociones de obra nueva para personas con un alto nivel adquisitivo incluso en barrios alejados de la playa. Uno de los casos más conocidos es el de una promotora que ingresó recientemente 17 millones de euros tras vender 51 pisos en apenas nueve horas, tal y como informó Diario de Cádiz. El más barato costaba 180.000 euros.

Todo ello en una ciudad que pierde un millar de habitantes al año por los elevados precios del alquiler y la compra. "Se producirá una nivelación de las dos partes, sobre todo si siguen los procesos de regeneración urbana", expone Fustegueras, quien recuerda que, en general, Cádiz cuenta con una población "más popular" y compara su soterramiento con el caso de Sevilla, donde hubo una oposición muy fuerte de vecinos del lado más pudiente de la vía para frenar la operación.

Teófila Martínez recuerda que la diferencia de votos a un lado y otro entre PP y PSOE es pequeña, y que las dinámicas en otros comicios son distintas. Por ejemplo, su compañero de partido, Bruno García, obtuvo la mayoría absoluta en las municipales y ganó en casi todas las mesas. "Sigue habiendo familias que tienen problemas sociales y dificultades para encontrar empleo y viven en Guillén Moreno, Cerro del Moro y Loreto, pero están muy mezclados", expone la exalcaldesa, quien también destaca que el proceso de integración se completará en las próximas décadas, con operaciones como las nuevas operaciones de vivienda.

A la avenida de la Sanidad Pública de Cádiz casi nadie la llama por su nombre. Ni siquiera por el de Juan Carlos I, el que tenía hasta hace tres años. Tendrá que pasar mucho tiempo, con o sin polémicas por el nomenclátor, para que deje de reconocerse como la avenida nueva, la que no existía hace 20 años, cuando el tren dividía en dos la mayor parte de la ciudad. El soterramiento de la vía supuso el proyecto más importante para la capital gaditana en las últimas décadas. Además, está considerada como una operación urbanística de referencia al acabar de un plumazo con la división física de la ciudad en dos: a un lado, la zona industrial y del astillero, obrera y empobrecida; y al otro, la turística y de la playa, pudiente y emergente. Dos realidades sociales que siguen teniendo efecto a día de hoy.

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