Cádiz: por qué se vacía la ciudad donde todos quieren vivir

Cada verano (y cada vez más en invierno), miles de españoles recargan pilas en Cádiz y fantasean con quedarse para siempre. "No sabéis lo que tenéis", recuerdan con envidia a los autóctonos. La capital gaditana es uno de los destinos más deseados del país, pero pierde vecinos conforme gana aspirantes a serlo. Paradójicamente, la ciudad donde todos quieren vivir se vacía como ninguna otra.

Ni Soria, ni Teruel, ni Zamora. Con una sangría poblacional de un millar de habitantes por año, Cádiz es la capital de provincia que más vecinos ha perdido en este siglo en España. Hoy hay 113.066 empadronados, 25.000 menos que en el año 2000 y 42.000 menos que en 1981. Las migraciones en primer lugar y el envejecimiento en los últimos años han convertido el despoblamiento en uno de los principales problemas de la localidad. Tanto, que el Ayuntamiento ha elaborado un amplio estudio para encontrar las causas de un problema endémico.

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El municipio pretende frenar el éxodo para no bajar de los 100.000 empadronados, una barrera que limitaría la aportación de las demás administraciones, incluso de la Unión Europea. Los autores del informe confían en que esta cifra no se alcance en la próxima década, aunque es un escenario factible. Y la falta de espacio para construir –por su condición de isla o tómbolo sigue siendo la ciudad con mayor densidad de población de Andalucía– no es la única amenaza.

"Cádiz se presenta como una ciudad a la que se aspira en el deseo, pero en la práctica expulsa a los ciudadanos de un nivel socioeconómico medio-bajo o que pretenden una mayor calidad y confort en sus viviendas", sentencia el Estudio sociodemográfico del municipio de Cádiz, elaborado por la empresa Ibermad. Los investigadores han trabajado con una muestra de casi 400 emigrados para encontrar las causas y posibles soluciones al despoblamiento. La mayoría muestra la "nostalgia" de un pasado en el que podían vivir en Cádiz y muchos señalan el turismo como un agravante de la situación en los últimos años. Además, casi todos aspiran al privilegio de volver, como demuestran los datos.

El problema de la vivienda

Hace un mes, la entrega de llaves de 28 pisos sociales se convirtió en todo un acontecimiento local y reflejó la importancia del problema de la vivienda en la ciudad. Hasta quince políticos de todas las administraciones estuvieron presentes en la foto y los medios locales abrieron su edición con las imágenes de los propietarios llorando de alegría.

La empresa municipal de vivienda, Procasa, registra en estos momentos casi 5.000 demandantes de vivienda protegida. Las distintas administraciones han anunciado la construcción de hasta 2.500 pisos sociales, aunque son muy pocos los que estarán listos a corto plazo. La iniciativa privada sí avanza a buen ritmo, pero los precios son prohibitivos para la mayoría: Cádiz es la capital andaluza más cara para comprar un piso (2.452 euros por metro cuadrado) y donde más sube el precio. Sin embargo, hay tanta demanda ante una oferta tan escasa que todo se vende sobre plano. Una promotora sevillana ingresó recientemente 17 millones de euros tras vender 51 pisos en apenas nueve horas, según informó Diario de Cádiz. El más barato costaba 180.000 euros.

Los encuestados conciben Cádiz como un lugar para vivir por sus dimensiones, su clima, su playa y la idiosincrasia de sus habitantes. Pero también la reconocen como una ciudad cada vez más "hostil" para los jóvenes, que son los que más emigran desde hace 40 años. El perfil del gaditano que se marcha es el de una persona menor de 34 años, desempleada, soltera y con estudios medios o superiores. El grupo de edad entre los 15 y 29 años se ha reducido a la mitad en este siglo, lo que acelera el proceso de despoblación: Cádiz cuenta hoy con una población envejecida (47 años de media), una mortalidad por encima de la media y la menor tasa de natalidad de las capitales de provincia.

Los entrevistados señalan como principales hándicaps una oferta laboral "basada en la hostelería y fundamentada en la estacionalidad y los sueldos bajos" y el difícil acceso a la vivienda. El precio del alquiler, en aumento desde 2014 y a punto de igualar los máximos de la burbuja (8,7 euros el metro cuadrado), tampoco ayuda. Tal y como destaca el estudio, muchos arrendamientos cuentan con cláusulas de temporada, lo que obliga a los inquilinos a abandonar el piso en los meses de verano, cuando se alquila a los turistas. Muchos gaditanos buscan refugio en las localidades más cercanas, aunque siguen haciendo vida en Cádiz capital.

Turismofobia, un fenómeno en auge

El informe también detecta el creciente rechazo a las consecuencias del turismo en uno de los destinos de moda en España. Muchos encuestados recriminan el "protagonismo" que ha adquirido el "desarrollo de emplazamientos turísticos en la ciudad" y señalan especialmente la proliferación de pisos y apartamentos vacacionales. También critican "la tendencia de muchos caseros a aprovecharse de las circunstancias y maximizar beneficios".

"Los inversores de fuera están haciendo mucho daño por el abuso de los apartamentos turísticos en el centro. Hacen una promoción de viviendas y las ponen como apartamento para sacar jugo a ese negocio en detrimento del joven que aspira a vivir en Cádiz, que no puede comprarse un piso y se va a otro pueblo", explica uno de los perfiles encuestados, un gaditano emigrante de 36 años. "El que ha tenido suerte se ha comprado dos, tres o cuatro pisos y lo alquila poniendo el precio donde le da la gana. Los alojamientos turísticos han terminado de fastidiarlo todo porque [los caseros] ya no piensan en alquilar a gaditanos, solo quieren ganar dinero; Cádiz está visto como un negocio, no como una ciudad habitable”, añade otro de los entrevistados, de 62 años.

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La vivienda será uno de los temas centrales en esta campaña electoral. Adelante Cádiz (la coalición de izquierdas que gobierna el municipio) y el PSOE ya se han puesto de acuerdo para aprobar una limitación de los pisos turísticos. Incluso el nuevo candidato a la Alcaldía por el PP se ha mostrado a favor de establecer medidas para frenar la proliferación de este tipo de viviendas.

Según el ‘Estudio sociodemográfico del municipio de Cádiz’, "el orden socioeconómico" determina si vivir en Cádiz se concibe como "un sueño o un calvario". Entre los que se fueron, existe un sentimiento de añoranza "casi unánime" y, en cuanto pueden, vuelven: desde 1988, el 48% de los gaditanos que migraron han acabado regresando, generalmente tras conseguir los recursos necesarios para vivir en la ciudad. Aunque Cádiz lidera el ranking de retornados, el informe advierte del aumento de inmigrantes no nacidos en Cádiz capital, mayoritariamente extranjeros. "Coincide con el auge del turismo y la aparición del fenómeno de la vivienda con fines turísticos desde comienzos de la pasada década", concluyen los autores del estudio.