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Política cofrade: Moreno con túnica y el alcalde socialista de Sevilla delante de un palio
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Hacia las elecciones 28-M

Política cofrade: Moreno con túnica y el alcalde socialista de Sevilla delante de un palio

La imbricación de la Semana Santa en la sociedad andaluza lleva a los principales dirigentes de los partidos a pasar por las procesiones. Feijóo estuvo en el Gran Poder el Martes Santo y Pilar Llop en la presidencia de hermandades de barrio

Foto: Feijóo (2d); junto a Juanma Moreno (2i) y el candidato popular a Sevilla, José Luis Sanz (d) en la Semana Santa de Sevilla. (Joaquín Corchero/Europa Press)
Feijóo (2d); junto a Juanma Moreno (2i) y el candidato popular a Sevilla, José Luis Sanz (d) en la Semana Santa de Sevilla. (Joaquín Corchero/Europa Press)

No es raro ver a Alberto Núñez Feijóo darle zurriagazos al Gobierno de Pedro Sánchez. Sí lo es verlo delante de un paso de la Semana Santa de Sevilla. Feijóo se dirigió a la sede de la hermandad de los Estudiantes. Venía de San Benito y luego estuvo en San Lorenzo para visitar a La Bofetá antes de acudir a la salida de La Candelaria, la hermandad de Carlos Herrera. Con Juanma Moreno acudió al besamanos del Gran Poder y luego probó las croquetas más famosas de la ciudad en Casa Ricardo, donde los huecos en la barra cotizan alto. El líder del PP no es el primer dirigente nacional que se dejó ver por la ciudad en una práctica habitual, ya que las fiestas de primavera de Andalucía suelen coincidir con las precampañas electorales. Pilar Llop, ministra de Justicia, acudió a las salidas de dos hermandades de vísperas en barrios populosos (y bastiones del PSOE). Y el Domingo de Ramos visitó a La Estrella, hermandad con la que esta madrileña tiene una gran vinculación.

Hay veces que el balcón de la basílica de la Macarena se parece a la primera fila del público que asiste a un mitin. Lo raro es que en ese supuesto habría políticos con distintos carnés. La estampa de la Madrugá de 2022 fue un buen ejemplo. Junto a las autoridades de la hermandad estaban Juanma Moreno y su esposa, Manuela Villena, codo con codo con Antonio Muñoz y su marido, Fernando Repiso. Uno, presidente de la Junta y jefe del PP andaluz. El otro, alcalde de Sevilla y el regidor de la ciudad más grande de España bajo control del PSOE. El día antes, Moreno, con su túnica roja, cargó con el trono de su cofradía, las Reales Hermandades Fusionadas de Málaga. Y Muñoz, con la vara dorada de hermano mayor, presidió la cofradía de la Hiniesta delante del palio de la que es patrona de la corporación municipal de Sevilla. Cuando se planteó su llegada a la alcaldía, se llegó a debatir su idoneidad porque procede del ámbito cultural y hasta

placeholder Alberto Núñez Feijóo y José Luis Sanz hacen entrega de una ofrenda floral a la Hermandad de San Benito de Sevilla, en la mañana de este Martes Santo. (Cedida/PP)
Alberto Núñez Feijóo y José Luis Sanz hacen entrega de una ofrenda floral a la Hermandad de San Benito de Sevilla, en la mañana de este Martes Santo. (Cedida/PP)

"Si los dioses no lo impiden, este año vamos a ver tramos de políticos, no de nazarenos", bromea Isidoro Moreno, catedrático emérito de Antropología de la Universidad de Sevilla. Con los dioses, este estudioso hace una referencia al tiempo meteorológico. Y después hace una distinción entre la presencia institucional de los políticos en las cofradías —lo que hace Muñoz delante de la Hiniesta— y el ámbito privado —el de Juanma Moreno como hombre de trono bajo el cristo de la Exaltación de Málaga—. Para explicar el primer fenómeno, el antropólogo hace un símil futbolero: "El alcalde de Sevilla puede ser muy bético, pero tiene que estar presente cuando el Sevilla ha ganado copas de la UEFA". Y defiende como lógica la participación de estos rituales como representante municipal.

"Pero eso es una cosa y las bullas de políticos en años preelectorales es otra". La bulla es como se conoce en la Semana Santa sevillana a la aglomeración de personas a la espera del paso de la procesión o en busca de otra. Y es lo esperable cuando faltan menos de dos meses para las elecciones municipales. El caso de Antonio Muñoz es paradigmático, porque, antes de tomar el bastón de mando, no era un habitual del mundo cofrade, como sí lo era su antecesor, Juan Espadas. Pero el alcalde hispalense cuenta con un bajo nivel de conocimiento entre sus vecinos y vio en las hermandades una oportunidad para empezar a paliarlo. La pasada Semana Santa, tuvo una profusa agenda en la que, además, se encargaba de poner el foco en la labor social que llevan a cabo las hermandades hispalenses.

Este año, repetirá estrategia, en parte porque "es un escaparate público para que la ciudad vea que te comprometes con ella", añade Manu Rodríguez Morillo, consultor político y de innovación social, sevillano del barrio de San Lorenzo y hermano de La Bofetá. Y esto es lógico, según Isidoro Moreno, porque, "en todo acontecimiento significativo para la ciudadanía, la tendencia de las autoridades es identificarse con ello para aparecer como surfistas en lo alto de una ola". ¿Y eso ocurre para políticos de cualquier ideología? La respuesta, "en la mayoría de ciudades y pueblos de Andalucía" es que sí porque se trata de un "hecho social total" que desborda "lo ideológico".

Lo demuestran varias figuras históricas, como el anarquista Salvador Dorado, que fue uno de los capataces [los responsables del andar de los pasos] más relevantes del pasado siglo y, al mismo tiempo, destacado dirigente anarquista que llegó a ser capitán del Ejército Popular de la República. El 18 de julio de 1936 se plantó en la puerta de la capilla del Patrocinio con un mosquetón para evitar (con éxito) que sus compañeros de militancia quemaran, como hicieron con otras imágenes, al Cristo del Cachorro. "Otros anarquistas avisaron para que sacaran a las imágenes de las iglesias", explica Moreno, que también cita al primer alcalde republicano de Sevilla, Rodrigo Fernández y García de la Villa, centrista que fue miembro de las cortes constituyentes de la II República e "hizo alguna modificación para hacer posible que las cofradías siguieran saliendo a la calle". Eso sí, previa autorización del Gobierno.

Esto mismo ocurre hoy a pesar de que, por momentos, hubo polémicas como la que se generó cuando la dirección de IU Andalucía vetó la presencia de sus dirigentes en ceremonias religiosas, recuerda Rodríguez Morillo, con la excepción de las romerías. Más sonora fue la polémica generada después de la publicación de una entrevista a Begoña Gutiérrez, exdirigente sevillana de Podemos, sobre quien cayó el peso de una supuesta intención de prohibir la Semana Santa. "Sus palabras se malinterpretaron, pero después Teresa Rodríguez zanjó el asunto cuando dijo que cómo iban a prohibir la Semana Santa, si la Semana Santa era del pueblo", rememora este politólogo sevillano. Isidoro Moreno apunta otra algarada provocada después de que José María González, Kichi, dirigente anticapitalista y alcalde de Cádiz, condecorara a la virgen del Rosario, patrona de la capital gaditana, con la medalla de la ciudad.

placeholder Juanma Moreno junto a su esposa, Manuela Villena, con el alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz, en el balcón de la Macarena. (EFE)
Juanma Moreno junto a su esposa, Manuela Villena, con el alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz, en el balcón de la Macarena. (EFE)

"Para entender estos fenómenos, de Despeñaperros hacia arriba, hay que entender que lo religioso es solo una de las dimensiones de la Semana Santa, pero hay otras no menos importantes", abunda el antropólogo, que cita las razones "estéticas"; es decir, la que se fija en la belleza de las imágenes, en muchos casos obras cumbres de la escultura barroca. Pero también hay una dimensión "identitaria" que va desde la herencia familiar a la pertenencia a un gremio o a un grupo étnico —las hermandades de Los Negritos y Los Gitanos tienen ahí su origen— e, incluso, a los barrios dentro de la propia ciudad.

"Las cofradías de los barrios populares visten con más lujo, con terciopelos y capas, que las propias de las clases altas, que van de negro y con esparto", ilustra Moreno para explicar un fenómeno llamativo que él ha bautizado como "inversión simbólica de la realidad". Esto ocurrió con hermandades como la Esperanza de Triana y la Macarena entre finales del siglo XIX y principios del XX, pero se ha replicado en la modernidad con las nuevas periferias de la capital andaluza. El ejemplo más claro es la Hermandad del Cerro, que procesiona el Martes Santo en una suerte de "ocupación simbólica de los centros de poder por parte de lo que es periférico", señala el antropólogo.

Foto: Aglomeración de personas al paso de la Esperanza Macarena, en la calle Resolana. (EFE/Raúl Caro)

Esta corporación, asentada en un barrio obrero, tiene una singularidad más y es que es la única que, al salir los pasos del templo, van acompañados por la interpretación del himno de Andalucía, mientras que al resto se les toca solo la Marcha real. "Estamos en un momento de resurgimiento de lo andaluz y la cultura popular", señala Rodríguez Morillo, que cita ejemplos como la película ¡Dolores, guapa!, que ahonda en la relación histórica y actual entre el colectivo LGTBI y la Semana Santa, o el videojuego Blasphemous, inspirado en la iconografía cofrade "y que ganó el premio al mejor videojuego independiente del mundo".

No es raro ver a Alberto Núñez Feijóo darle zurriagazos al Gobierno de Pedro Sánchez. Sí lo es verlo delante de un paso de la Semana Santa de Sevilla. Feijóo se dirigió a la sede de la hermandad de los Estudiantes. Venía de San Benito y luego estuvo en San Lorenzo para visitar a La Bofetá antes de acudir a la salida de La Candelaria, la hermandad de Carlos Herrera. Con Juanma Moreno acudió al besamanos del Gran Poder y luego probó las croquetas más famosas de la ciudad en Casa Ricardo, donde los huecos en la barra cotizan alto. El líder del PP no es el primer dirigente nacional que se dejó ver por la ciudad en una práctica habitual, ya que las fiestas de primavera de Andalucía suelen coincidir con las precampañas electorales. Pilar Llop, ministra de Justicia, acudió a las salidas de dos hermandades de vísperas en barrios populosos (y bastiones del PSOE). Y el Domingo de Ramos visitó a La Estrella, hermandad con la que esta madrileña tiene una gran vinculación.

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