Nuevo capítulo del 'crack' de Grupo Otero: su matriz, en situación preconcursal

El Grupo Otero, la constructora de viviendas de lujo que operaba prioritariamente en la Costa del Sol, y que se encuentra en una delicada situación económica que compromete su futuro, ha informado en las últimas horas a sus clientes y proveedores de que su sociedad matriz “está en situación preconcursal” e inicia “un proceso de reestructuración”. Los afectados por la paralización de las obras y los impagos de trabajos desconfían de los anuncios de la compañía y prosiguen con sus movimientos judiciales, sobre todo tras trascender el inicio de un expediente de regulación de empleo (ERE) que afecta a toda la plantilla.

La comunicación, como en las últimas semanas, se ha realizado a través de una carta que, en esta ocasión, destaca por su brevedad y porque va escrita en español e inglés. Esto último se entiende porque muchos de los clientes de la empresa son ciudadanos extranjeros que ven peligrar sus inversiones y que han utilizado los perfiles en redes sociales de la compañía para expresar su malestar.

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La misiva se distribuye en tres puntos, de los que el primero es el más importante, ya que Otero Land SL informa de que la mercantil Otero Builders (OB) SL, “principal proveedor de construcción”, se encuentra en “situación preconcursal” que “ha sido debidamente comunicada al Juzgado de lo Mercantil de Málaga”. Este movimiento, según resalta la firma, es el comienzo de “un proceso de reestructuración”.

Otero Land SL —Grupo Otero lo conforman un grupo de sociedades diversas— señala en segundo lugar que, “a pesar de las noticias aparecidas en prensa”, el “principal objetivo de esta compañía es continuar con todos los proyectos en curso” y afirma que “no necesita acudir a un proceso concursal”.

La constructora asegura que el principal objetivo es “continuar con todos los proyectos”

Al margen de precisar que este periódico sigue esperando desde hace semanas la versión de la empresa sobre su progresivo desplome, así como las sospechas de una estrategia que podría desembocar en un concurso de acreedores, hay que hacer hincapié en que OB SL no es una mercantil cualquiera dentro del conglomerado. La firma desarrollaba su actividad a través de cinco divisiones —Construcción, Promoción Inmobiliaria, Comercialización, Real-Estate y Arquitectura & Diseño— y cinco empresas —OBC, Otero, Lagoom, Urbatech y Atrium—, según recogía en un documento sobre su estructura, en el que se destaca que “la creación de Grupo Otero comienza a gestarse en 2017 con el nacimiento de Otero Builders SL”.

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Desde entonces, el crecimiento de la compañía se ha plasmado progresivamente en una diversificación de líneas de negocio para "dar respuesta a las nuevas exigencias de los mercados y dar cobertura 360 grados, en servicio y gestión, a la actividad constructora", se describe en el informe sobre un crecimiento que fuentes consultadas por El Confidencial han tildado como demasiado fulgurante.

Cifras en duda

Las cifras de la compañía, que se presentaba como “líder en la construcción de viviendas de lujo en la Costa del Sol”, eran muy importantes. “Más de 130 millones de euros en cartera de obras”, “190 unidades” de casas exclusivas por “250 millones”, “500 proyectos entregados” y el “objetivo” de edificar más inmuebles destinados a “alquileres asequibles”.

No obstante, hay quien está comenzando a dudar de la veracidad de estos datos e incluso baraja la posibilidad de iniciar acciones en los tribunales por estafa. Pasos aún en el aire que se deslizan mientras se conocen detalles del crack de la empresa. Distintas fuentes consultadas por este periódico aseguraron que ya en diciembre se produjo la marcha de varios altos directivos, entre ellos, el director financiero, y llamaron mucho la atención los mensajes que se lanzaron en la “espectacular” comida de Navidad que se celebró en un local del paseo marítimo de Málaga.

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Grupo Otero ha puesto la “reestructuración de la compañía” en manos de un bufete que ha comenzado a dirigirse a los afectados, a los que en una primera toma de contacto por escrito les explica que “pretende salvar la declaración de concurso ante la situación de insolvencia provocada directamente por los sobrecostes en obra”. La empresa recurre una y otra vez a esta circunstancia para justificar su caída súbita, aunque siempre obvia que circunstancias como el aumento de precios de los materiales, la inflación y el conflicto de Ucrania influían severamente en el sector desde hace más de un año, lo que no fue óbice para que siguiese apostando por una gestión expansiva, sin contracción del gasto, a lo largo de todo 2022.

En el texto del despacho de abogados se emplaza a una reunión a celebrar en la primera quincena de marzo, aunque se adelanta que todo pasa por la "elaboración de planes de viabilidad futura que contengan propuestas concretas". Esta reestructuración es acogida con gran escepticismo por clientes y proveedores, que se preguntan cómo se puede abordar la finalización de las obras, que posibilitaría los pagos de las deudas con las pymes, cuando se ha anunciado a la plantilla un ERE generalizado.