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La familia que emuló a Elcano y cambió los libros de historia de Hawái
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500 AÑOS DE LA PRIMRA VUELTA AL MUNDO

La familia que emuló a Elcano y cambió los libros de historia de Hawái

Ignacio Fernández Vial y su familia impulsan desde la Fundación Nao Victoria una labor clave para la divulgación de la historia marítima de España. El perito naval dio la vuelta al mundo en 2004 en una réplica construida por él

Foto: Dos de los tripulantes de la réplica de la Nao Victoria realizan maniobras en pleno océano durante el periplo que iniciaron en 2004. (Cedida)
Dos de los tripulantes de la réplica de la Nao Victoria realizan maniobras en pleno océano durante el periplo que iniciaron en 2004. (Cedida)

¿Qué lleva a una familia sevillana a embarcarse en la aventura de dar la vuelta al mundo a bordo de una réplica de la nao Victoria? Detrás de esa idea de emular la hazaña bestial que inició Magallanes y culminó Elcano está la intención de abrir una ventana a la historia y recordar al mundo que ese hito que marcó el inicio de la Edad Moderna fue protagonizado por españoles, en concreto, por muchos andaluces y que tuvo como protagonista a Sevilla, la ciudad que este fin de semana cierra por todo lo alto la conmemoración del 500 aniversario de la primera circunnavegación. Unos festejos que se han prolongado durante tres años y que fueron impulsados realmente por Ignacio Fernández Vial y su familia, encargada de reivindicar la figura de estos navegantes y su contribución a través de la Fundación Nao Victoria y de mantener este espíritu vivo también en el futuro.

La historia realmente se remonta a los años 50, cuando Fernández Vial era un adolescente apasionado por la náutica que disfrutaba navegando en sus veraneos en Punta Umbría (Huelva). Sus padres y todos sus hermanos se dedicaron a las minas pero él ya soñaba con ser constructor de barcos. Y lo consiguió: se hizo perito naval y desarrolló su afición por la historia replicando barcos históricos. Su primer encargo especial fue a cargo de la Sociedad Estatal para la Conmemoración del Quinto Centenario del Descubrimiento de América pues fue el encargado de construir la nao Santa María y las carabelas Pinta y Niña, que navegaron entre 1990 y 1992 más de 22.500 millas, una travesía que dirigió y en las que las naves fueron visitadas por más de 4 millones de personas. “Y fue precisamente entonces cuando me di cuenta que sólo el 4% de los españoles y el 0,8% de los extranjeros a los que preguntaba sabían responderme a la pregunta de qué barco dio la primera vuelta al mundo y cómo se llamaba su capitán”, explica Fernández Vial tras asistir en el Alcázar de Sevilla a una recepción con el Rey dentro de la conmemoración de los 500 años de la llegada de los 18 marineros de la expedición de Elcano y mostrarse gratamente sorprendido porque Felipe VI “sabe de lo que hablamos”.

El monarca era un veinteañero cuando en 1990 Fernández Vial se dirigió a sus organizadores para poner solución a ese déficit de conocimiento que había podido constatar. “Me decidí a hablar con Jacinto Pellón, consejero delegado de la sociedad estatal para la Expo de Sevilla, que se volcó con nosotros y decidimos hacer una réplica de este barco por el que que pasaron casi tres millones de personas a bordo en 1992”, explica el perito naval, que pronto abanderó la idea de poner a navegar a la nao, que quedó abandonada en tierra en los terrenos de la Cartuja, una años después. En 2000 apostó por crear una sociedad y embarcar a gran parte de su familia en una aventura en la que pocos creían. Con el lema 'Elcano fue el primero', los Fernández reconstruyeron la nave, tuvieron que cambiar el 80% de las maderas, y la pusieron a punto para iniciar su primera vuelta al mundo. “Fue una aventura sí, muchos de la tripulación no habían navegado nunca y otros tampoco lo habían hecho en un barco histórico”, recuerda Antonio Fernández Torres, segundo de a bordo de la tripulación de 40 hombres del barco que dio la vuelta al mundo entre 2004 y 2006.

La mayoría eran jóvenes estudiantes, pues pocos profesionales pudieron abandonar sus trabajos durante los casi dos años que duró la travesía en un barco que, curiosamente, se fue al fondo cuando fue botado en la Expo del 92. Fernández Vial está ya cansado de explicar la historia: “No se hundió, fue un problema técnico, lo tiraron del carro de varada”, explica convencido de que tan bien fue construida que la nao ha sido capaz de navegar ya más de 150.000 millas náuticas sin tener una sola avería. De capitán de la nao ejerció Manuel Murube, que también es familia de Fernández Vial, y sus sobrinos Antonio, ya citado, y también Ignacio Fernández de Cabo, que actualmente ocupa la presidencia de la Fundación Nao Victoria, un proyecto con el que quisieron continuar con la labor divulgadora iniciada una vez que llegaron a puerto en 2006 y que se ha convertido en una plataforma educativa y de marketing singular al servicio también del V Centenario de la primera vuelta al mundo. “Cuando llegábamos a puerto dábamos conferencias y explicábamos de manera resumida qué supuso esta gesta y el papel que tuvo España y Sevilla en concreto, de donde partió y a donde llegó la nao tres años después”, explica el perito naval, orgulloso de haber descubierto la historia a muchas personas en el mundo, unas 50.000 que visitaron el barco, hasta el punto de cambiar los libros de texto.

placeholder Parte de la tripulación que en 2004 emprendió la vuelta al mundo a bordo de la réplica de la Nao Victoria. (Cedida)
Parte de la tripulación que en 2004 emprendió la vuelta al mundo a bordo de la réplica de la Nao Victoria. (Cedida)

Es literal. “Llegamos a Hawái y había unas colas tremendas, pero allí jamás habían visto ni oído hablar de la nao Victoria y eso que fueron los españoles los primeros que llegaron hasta allí”, recuerda Fernández Vial satisfecho por haber enseñado también historia en aquel país donde la creencia popular es que fue James Cook quien descubrió las islas. “No fue así, España descubrió Hawái y los ingleses la colonizaron y así consta ya en los libros de texto de primaria que fueron revisados”, asegura el sevillano, que apunta que ése fue un compromiso adquirido por el entonces gobernador del Estado, con quien se reunió la tripulación de la nao Victoria en aquella visita para mostrarle las cartas marítimas que demuestran que los españoles llegaron cien años antes que Cook.

Aquella travesía de la Victoria está plagada de vivencias. “Fue duro y hubo momentos difíciles, solo llevábamos agua dulce para beber y alimentos los justos, pues los frescos se estropeaban muy pronto… pero la tripulación era muy joven y se animaban unos a otros, creando fuertes vínculos”, comenta Fernández Vial, que recuerda como perfecta la convivencia. “La nao no es un barco cómodo, todo lo contrario”, ratifica Antonio Fernández. El segundo de a bordo en aquella travesía aún mantiene intactos momentos complicados, como cuando soportaron un temporal de fuertes vientos cerca de las costas de Tokio, episodios que se recogen en muchas ilustraciones japonesas; o cuando se rompió un mástil en medio del Índico que no pudieron reparar hasta su encuentro con la Legión Extranjera Francesa, con un capitán español cuya ayuda fue clave.

Foto: A pesar de los supuestos rasgos africanos, esta cabeza colosal se encuentra en Villahermosa (Tabasco). (Charles y Josette Lenars/Corbis)

En cualquier caso, nada comparable con el viaje de Magallanes y Elcano. “Es posible emularlos porque hoy tenemos más medios, aquellos tenían un instinto animal para oler y conocer el mar, dormían en la cubierta, que se bañaba cuando había temporal, pasaban frío, no comían por muchos días… hoy es imposible encontrar a marinos que soporten eso”, confirma Fernández Vial. La nao no reprodujo exactamente en 2004 la expedición de aquellos marinos, fundamentalmente, porque la intención era que el barco estuviese en Japón en otoño de 2005, donde formó parte de los contenidos de España en la Expo de Aichi. Por ello, la travesía se redujo navegando por los canales de Panamá y de Suez y evitando los puntos más conflictivos, el Estrecho de Magallanes y el Cabo de Hornos. Aun así, dio la vuelta completa al mundo.

El regreso de un barco a puerto siempre es la mejor noticia que, en este caso, obligó a la tripulación a un difícil periodo de adaptación. “Habíamos pasado más de año y medio sin reloj, con una campana que marcaba las guardias y hablando de otras cosas, nunca de dinero”, recuerda Fernández Torres para quien estas aventuras tienen siempre una parte romántica pero también otra muy dura. Él la aprovechó también para acabar su carrera de historiador. “Siempre me había gustado mucho el enfoque técnico de la navegación y esa experiencia me aportó muchas cosas”, explica el que ha sido también el director y comisario de la exitosa exposición ‘El viaje más largo’ junto con los facultativos del Archivo de Indias. “Gran parte de mi vida profesional ha seguido ligada a esta primera vuelta al mundo que transformó los océanos en vías de comunicación, cerró la Edad Media y supuso el inicio de la globalización, debemos conocer la nao Victoria como se conocen las naves Apolo”, apunta convencido de que el hito se equiparable a la llegada del hombre a la Luna. De hecho, José Fernández del Cabo, presidente de la fundación, hace una particular comparación: “La Casa de la Contratación era el Cabo Cañaveral de la época y eso no todo el mundo lo sabe”.

placeholder Recibimiento en Japón. (Cedida)
Recibimiento en Japón. (Cedida)

El regreso al Puerto de Sevilla en 2006 de la réplica de la nao Victoria construida por Fernández Vial no fue el final de la aventura. Sólo fue un punto y seguido porque esta familia apostó entonces por crear la Fundación Nao Victoria que, a pesar de sus pocos recursos, ha tirado de entusiasmo y pericia para conseguir patrocinios y seguir navegando con sus barcos históricos. “Yo entonces abandoné la fundación porque seguí construyendo barcos, el galeón Andalucía por ejemplo”, comenta el perito naval. Este galeón fue construido para la Expo de Shanghái de 2010 y luego se transformó en La Pepa, embarcación histórica que dio a conocer la historia de la Constitución de 1812. La nao la Santa María, el barco de Colón y de los primeros que construyó Fernández Vial, también navega para difundir la historia.

Los Fernández coinciden en el orgullo de reivindicar a Andalucía como tierra de navegantes. “España y Portugal descubrieron el mundo. La nómina de descubridores onubense es la mayor del mundo, sólo estaban a nuestra altura los portugueses”, apunta el perito, que cuenta con una decena de libros que divulgan la historia marítima del país y las expediciones históricas. Una labor a la que también contribuye notablemente su hija Guadalupe Fernández Morente, historiadora y miembro de la fundación que junto a su hermana Belén fueron las encargadas de dirigir desde tierra aquella primera vuelta al mundo de la nao Victoria.

Foto: La conquista de la nación azteca. (Diego Rivera)

Sin duda, la gran pasión de una familia, transmitida por generaciones y que contagia también a los más pequeños de la saga. Fernández Torres escribió durante el confinamiento inspirado por sus hijas un libro dirigido a niños, 'Victoria', donde se interpreta la historia contada en la muestra 'El viaje más largo'. Y la fundación Nao Victoria no deja de editar publicaciones y materiales que se distribuyen y comparten en centros de enseñanza, complementando las materias curriculares. “Y no sólo es, pues la fundación ha contribuido notablemente a la recuperación de un oficio en extinción, la carpintería de ribera, pues ya apenas se fabrican barcos de madera, al ser muy costosos”, explican los Fernández que trabajan con el maestro portugués José Manuel Calvinho Gomes, ya octogenario y que ha formado a una generación de jóvenes onubenses que garantizan la continuidad de esta artesanía.

La Fundación Nao Victoria ha recibido el reconocimiento público y de las instituciones en esta efemérides de los 500 años de la primera vuelta al mundo, incluido el de la Casa Real. Y tiene planes para seguir manteniendo vivo esa espíritu de Magallanes y Elcano. Justo antes de la pandemia, en Sevilla abrió sus puertas un centro destinado a divulgar la historia de estos navegantes y el papel de Sevilla en ese mundo. Se sitúa a orillas del Guadalquivir, en los muelles desde los que partió aquella mítica expedición, y se acompaña también de un museo flotante, una réplica de la nao Victoria que sigue navegando y que se apellida 500. Ya forma parte del paisaje sevillano y pronto se añadirá a ellos un nuevo centro de interpretación que se llamará Exploraterra cuya inauguración está prevista para finales de año. El mejor legado de los antiguos navegantes y también de una familia sevillana que soñó con abrir una ventana a la historia para reivindicar a Elcano, algo que seguirá haciendo cuando concluyan los fastos de este fin de semana que incorporan a las salvas y las visitas a los barcos atracados en el Muelle de las Delicias espectáculos de vanguardia, con drones y teatro contemporáneo.

¿Qué lleva a una familia sevillana a embarcarse en la aventura de dar la vuelta al mundo a bordo de una réplica de la nao Victoria? Detrás de esa idea de emular la hazaña bestial que inició Magallanes y culminó Elcano está la intención de abrir una ventana a la historia y recordar al mundo que ese hito que marcó el inicio de la Edad Moderna fue protagonizado por españoles, en concreto, por muchos andaluces y que tuvo como protagonista a Sevilla, la ciudad que este fin de semana cierra por todo lo alto la conmemoración del 500 aniversario de la primera circunnavegación. Unos festejos que se han prolongado durante tres años y que fueron impulsados realmente por Ignacio Fernández Vial y su familia, encargada de reivindicar la figura de estos navegantes y su contribución a través de la Fundación Nao Victoria y de mantener este espíritu vivo también en el futuro.

Historia Rey Felipe VI Edad Media