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La ciudad de los 45.000 naranjos: Sevilla abre un centro para prevenir la 'peste' de los cítricos
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La ciudad de los 45.000 naranjos: Sevilla abre un centro para prevenir la 'peste' de los cítricos

El Ayuntamiento de la capital forma parte de una red europea que busca frenar la propagación de la enfermedad del 'dragón amarillo' sin plaguicidas

Foto: Cientos de naranjas en la ciudad de Sevilla. (Fernando Ruso)
Cientos de naranjas en la ciudad de Sevilla. (Fernando Ruso)

Uno de cada cuatro árboles en Sevilla es un naranjo. La capital andaluza es la ciudad europea con más ejemplares de estos cítricos, pues el censo actualizado es de 45.000. Un liderazgo que posiciona a Sevilla como el lugar ideal para probar un método sostenible para luchar contra la que se conoce como la peste de los naranjos, una plaga que ha arrasado en la última década estos árboles en Estados Unidos y que ya está llamando a las puertas de Europa.

En concreto, el Ayuntamiento de Sevilla forma parte del programa europeo 'Life for Citrus', en el que participan un total de 12 socios de España, Portugal, Francia e Italia. Está cofinanciado por la Comisión Europea y su objetivo es proteger a los cítricos de la cuenca mediterránea del dragón amarillo, como se conoce a la bacteria 'huanglongbing', y divulgar estrategias de control sostenibles que permitan detectar precozmente la infección e impida su entrada, provocando la muerte progresiva de los árboles por defoliación y sequedad.

Foto: Un comerciante sostiene varias naranjas. (EFE)

Hace años que en España se está en alerta tras detectarse en puntos de Galicia la presencia del insecto vector de la citada bacteria, la pila africana, que anida en los naranjos. Ya en el verano de 2019 los técnicos de parques y jardines del Ayuntamiento de Sevilla recibieron la formación necesaria para alertar de la aparición de estos insectos y prevenir su expansión, tareas en las que ya se ha trabajado en EEUU o en Brasil, pero con métodos muy agresivos y el uso de químicos. Pero la novedad es que en Sevilla se prueba con un sistema con escaso impacto ambiental que luego se exportará a otras capitales y municipios.

La iniciativa consiste en la creación de un espacio de control biológico y preventivo para la salud de los árboles cítricos en un parque abierto al público en la ciudad, en La Buhaira. Dentro de un huerto se plantarán praderas tapizantes para fomentar la presencia de insectos polinizantes y otras especies auxiliares frente a las que pueden transmitir esta bacteria.

placeholder Naranjos amargos en los jardines del Alcázar de Sevilla. La foto es también del ayuntamiento. (Ayuntamiento de Sevilla)
Naranjos amargos en los jardines del Alcázar de Sevilla. La foto es también del ayuntamiento. (Ayuntamiento de Sevilla)

Esta estrategia es respetuosa con el medio ambiente pues minimiza la necesidad de recurrir a plaguicidas, reduce la huella de carbono y los efectos del cambio climático, según explican los técnicos municipales que ya han iniciado los preparativos en la superficie que se controlará y que empezarán a sembrar las praderas en otoño, cuando las condiciones climáticas sean más óptimas. En el parque donde se ubica este centro pionero se plantarán arbustos compatibles destinados a alojar artrópodos auxiliares, así como un hotel de insectos y cajas nido para especies de pájaros locales para completar el ecosistema. La intención es que los agricultores vayan conociendo también esta técnica natural.

Foto: Protesta de agricultores valencianos. (EFE)

Esta propuesta del Ayuntamiento de Sevilla, con un presupuesto de 35.000 euros, contiene además una vertiente divulgativa, pues incluye la instalación de paneles explicativos que contengan códigos QR con la información sobre la naturaleza del proyecto, así como visitas monitorizadas por divulgadores que definan todas las estrategias y elementos que contempla. “Los árboles cítricos y el naranjo en particular forman parte del patrimonio verde, la cultura y la historia de la ciudad”, comenta el delegado municipal de Transición Ecológica, David Guevara. Apunta que estas tareas de prevención anticipan soluciones a los problemas que se han identificado en otras ciudades de Europa y de España y manifiestan el compromiso municipal con el medio ambiente, cuestionado estos días por la falta de sombra y la tala de un ficus centenario en una iglesia de Triana que ha paralizado la justicia tras las protestas ciudadanas.

Perfumes, mermelada amarga y fuente de energía

Si el dragón amarillo atacase a los naranjos de Sevilla la plaga cambiará por completo la fisonomía de la ciudad, pues los técnicos recomiendan eliminar el arbolado en un radio de 500 metros tras detectarse la bacteria en un ejemplar. El naranjo amargo originario de China está vinculado a la historia de la ciudad, donde se cree que fue introducido en el siglo X por los musulmanes que pretendían usar el azahar para fabricar perfumes, aunque hay referencias anteriores.

placeholder El delegado municipal David Guevara supervisa los trabajos preparativos en los naranjos de la Buhaira. (Ayuntamiento de Sevilla)
El delegado municipal David Guevara supervisa los trabajos preparativos en los naranjos de la Buhaira. (Ayuntamiento de Sevilla)

En Sevilla han existido dos fábricas de transformación y de industrialización del aprovechamiento de este árbol, ya cerradas. Y hoy en día las naranjas amargas fruto de estos árboles que se reparten por las calles, plazas y jardines de la ciudad se recogen y aprovechan para la fabricación de compost y también cosméticos y, además, sirven para alimentar al ganado caprino en explotaciones ganaderas y hasta para combustible para generar electricidad.

Esta última línea es novedosa. Desde hace unos años, la empresa metropolitana Emasesa tiene en marcha un proyecto piloto para generar energía limpia gracias al zumo de las naranjas amargas de Sevilla. En concreto, la electricidad se genera a través de biogás y el objetivo es que las plantas depuradoras de aguas puedan autoabastecerse. Con mil kilos de naranja se produce el equivalente al consumo de cinco viviendas al día. Para ello se usa el zumo, pero la cáscara y las partes sobrantes de la naranja que no se pueden aprovechar se llevan a una máquina de compostaje que las transforma en abono para los campos de la provincia sevillana. Un buen ejemplo de economía circular.

Foto: Zumo de naranja.

Los naranjos amargos que hay en el Alcázar de Sevilla también alimentan una tradición perdida y que se ha recuperado hace unos años. No se conoce con precisión la fecha en la que se inició la costumbre de enviar naranjas amargas para la elaboración de la célebre mermelada a la Corte británica, pero parece que fue en el reinado de Alfonso XIII, que sentía predilección por esta confitura, al igual que su mujer, Victoria Eugenia, de origen inglés. El envío de los frutos del Alcázar a Gran Bretaña se mantuvo hasta los años 80. Y fue en 2019 cuando el entonces alcaide de este palacio, Manuel del Valle, decidió recuperar la tradición y envió los cítricos a la Embajada de Reino Unido en Madrid para hacerlos llegar a la reina Isabel II. Desde entonces se mantiene de nuevo viva esta costumbre. Una razón más para proteger los cítricos de la ciudad de los 45.000 naranjos.

Uno de cada cuatro árboles en Sevilla es un naranjo. La capital andaluza es la ciudad europea con más ejemplares de estos cítricos, pues el censo actualizado es de 45.000. Un liderazgo que posiciona a Sevilla como el lugar ideal para probar un método sostenible para luchar contra la que se conoce como la peste de los naranjos, una plaga que ha arrasado en la última década estos árboles en Estados Unidos y que ya está llamando a las puertas de Europa.

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