Es noticia
Un taxidermista, Roca y dos cuernos de rinoceronte: el curioso 'spin off' de Malaya
  1. España
  2. Andalucía
OTRO PROCESO MÁS

Un taxidermista, Roca y dos cuernos de rinoceronte: el curioso 'spin off' de Malaya

Un juzgado de Málaga absuelve a un experto embalsamador del hurto de dos trofeos de Juan Antonio Roca. La Guardia Civil lo vinculó con un entramado internacional de tráfico de piezas de animales

Foto: Juan Antonio Roca sale de la Audiencia Provincial de Málaga. (EFE/Daniel Pérez)
Juan Antonio Roca sale de la Audiencia Provincial de Málaga. (EFE/Daniel Pérez)

Malaya es un caso tan apasionante que, 16 años después de que estallara, sigue arrojando historias sorprendentes. El Juzgado de lo Penal número 9 de Málaga ha plasmado la última en una sentencia que podría titularse como una de esas comedias italianas protagonizadas por Álvaro Vitali: el cazador cazado, el taxidermista y los cuernos de rinoceronte. Porque la resolución judicial absuelve a un experto embalsamador de animales de haber hurtado dos cuernos de rinoceronte blanco —valorados en 52.000 euros— propiedad de Juan Antonio Roca y sustituirlos por dos piezas de plástico.

La Fiscalía solicitaba para Honorio I.G. una pena total de tres años y tres meses de prisión, 120.000 euros de multa y otros 52.000 de indemnización a la mercantil Marqués de Velilla SL por tres delitos: hurto agravado, contra la fauna en grado de tentativa y contrabando. Aunque el magistrado ha decidido desestimar los cargos por “falta de pruebas” y otorga la razón a la defensa, concediendo la libre absolución de su defendido. Una decisión que fundamenta en el principal pilar del Estado de derecho: “La presunción de inocencia se desenvuelve en el marco de la carga probatoria y no es el acusado a quien corresponde demostrar que es inocente”. Y que sintetiza sosteniendo que “los indicios de criminalidad esgrimidos no son lo suficientemente firmes, consistentes y plurales, de forma que conduzcan, sin saltos ni quiebras, a la conclusión lógica y razonable de su participación en los hechos”.

placeholder Juan Antonio Roca muestra uno de sus trofeos de caza. (Ministerio del Interior)
Juan Antonio Roca muestra uno de sus trofeos de caza. (Ministerio del Interior)

Los hechos que se han enjuiciado se remontan a 2010. En aquel tiempo, Roca se encontraba en prisión y el imperio que había construido con las mordidas de la red de corrupción que tejió en torno al Ayuntamiento de Marbella estaba inmovilizado y pendiente de tasación. La finca La Caridad era una de sus joyas y en el inmueble, el que fuera asesor urbanístico dejó huella de su gran pasión: la caza. Aún permanecen indelebles en la memoria las imágenes del vídeo policial en el que se mostraba la cantidad de animales disecados que poblaban la vivienda y que competían con las obras de arte.

El titular de esta propiedad es la sociedad Marqués de Velilla SL y se encuentra administrada judicialmente. Ese año se contactó con varios expertos para desinfectar y desparasitar los trofeos expuestos y finalmente se eligió al acusado para ese cometido. Juan Antonio Roca le conocía “desde hace más de 30 años” porque había hecho algún trabajo de taxidermia para él y los agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil dedujeron que tenía pleno conocimiento de los trofeos que había y de su valor.

Foto: El exasesor de Urbanismo del Ayuntamiento malagueño de Marbella Juan Antonio Roca. (EFE)

La línea de investigación sobre la que se fundamentó el hilo argumental de la Fiscalía es que Honorio aprovechó las dos visitas que hizo a la finca —la segunda fue en 2011— para hacerse con dos cuernos de rinoceronte tasados en 52.000 euros y sustituirlos por dos réplicas de plástico. El objetivo, según sostuvo, era venderlos.

El Seprona relacionó al investigado con “un clan irlandés dedicado a la compra ilícita, hurto y robo de cuernos de rinoceronte”. Los pinchazos de sus dos números de teléfono supuestamente revelaron tareas de “gestión y organización de safaris” y presuntos nexos con la “introducción en España” de esas piezas. También apuntaban a labores de “intermediación en su compraventa” o “supuestos contactos con miembros de una organización denominada Rathkeale Rovers” que presuntamente traficaban con ese tipo de trofeos de caza.

Honorio realizó el trabajo encomendado en febrero de 2011, después de que meses atrás realizara una visita para evaluar la tarea y “presupuestarla”, y poco después fue el personaje primario de una investigación que instruyó el Juzgado de Instrucción número 1 de Marbella.

placeholder Algunos de los animales disecados que tenía Roca. (Ministerio del Interior)
Algunos de los animales disecados que tenía Roca. (Ministerio del Interior)

El titular del Juzgado de lo Penal número 9 de Málaga concluye las 15 páginas de su resolución afirmando que “la convicción de que el acusado hubiera sido el autor del hurto no se ha alcanzado”. Este fallo absolutorio lo justifica en que “pueden concurrir otras hipótesis” para explicar la supuesta desaparición de los cuernos de rinoceronte blanco —Ceratotherium simun—, y explica que la expuesta por el Ministerio Público es “lo suficientemente abierta o débil como para llevar a este juzgador a plasmar dudas razonables que inciden en su pretendida autoría”.

¿Auténticos o imitaciones?

La primera circunstancia que genera un dilema en el magistrado es si Honorio estuvo solo o no en la sala donde estaban las piezas hurtadas. Durante su primera visita al inmueble, fue acompañado permanentemente por tres personas: María R. G., hija de Roca, el encargado de la finca y el administrador judicial o su secretaria. En la segunda, se constató que entró y salió de la sala en dos ocasiones tras emplear los productos de desparasitación, aunque en la sentencia se explica que en esos instantes “siempre” estuvo el responsable y alguna persona más.

Foto: Roca descuelga los trofeos de caza de su finca tras el anuncio de embargo

A esta circunstancia se une que el acceso a la sala de trofeos “no fue tan exclusivo”, señala la autoridad judicial, que apunta que pudieron acceder personas interesadas en la compra de animales. En La Caridad, además, “trabajaban más de 12 empleados”.

Recuerda también que las piezas supuestamente sustraídas “podrían tener un peso considerable y no serían de tan fácil manipulación”, para después añadir que “se desconoce el resultado de tales investigaciones” que relacionaban al taxidermista con una red organizada internacional, y que su abogado presentó una sentencia —no firme— en la que era absuelto de “algunos de esos hechos investigados”.

Aunque posiblemente uno de los aspectos más llamativos de la sentencia, y clave para exonerar de culpa al investigado, es que “ni una sola prueba es determinante como para asegurar que los cuernos originales se encontraban en la sala de trofeos justo antes de que el acusado hubiera acudido por primera vez en el año 2010”. O lo que es lo mismo: no hay certeza de que los trofeos fuesen auténticos. El acusado, aunque en su declaración reconoció haberlos visto, aseguró que “desconocía su autenticidad o falsedad y que en ningún caso tuvo contacto directo con ellos”. Roca defendió su valía.

Foto: Juan Antonio Roca, en un fotomontaje realizado por Vanitatis

La autoridad judicial resalta que Honorio “no fue el que voluntariamente se ofreció” para realizar los trabajos, “ni el único candidato”, “sino que fue buscado” con el fin de “desparasitar y desinfectar todos y cada uno de los trofeos que existían en ese lugar”. “No especialmente los cuernos de rinoceronte”, incide el juez, tratando de delimitar cualquier premeditación.

La sentencia sostiene que las pruebas de la acusación pueden “situarse en el ámbito de las posibilidades y no por sí mismas confirmarían su participación en los hechos aquí enjuiciados, por más que pudiera alcanzarse alguna conclusión encaminada o dirigida a que los hubiera cometido”. Y “como no puede afirmarse” que el investigado se hiciera con los trofeos, “lleva a descartar que materializara las otras conductas con relevancia penal que se le atribuían”, por lo que es absuelto por “falta de pruebas”.

Malaya es un caso tan apasionante que, 16 años después de que estallara, sigue arrojando historias sorprendentes. El Juzgado de lo Penal número 9 de Málaga ha plasmado la última en una sentencia que podría titularse como una de esas comedias italianas protagonizadas por Álvaro Vitali: el cazador cazado, el taxidermista y los cuernos de rinoceronte. Porque la resolución judicial absuelve a un experto embalsamador de animales de haber hurtado dos cuernos de rinoceronte blanco —valorados en 52.000 euros— propiedad de Juan Antonio Roca y sustituirlos por dos piezas de plástico.

Caso Malaya Juan Antonio Roca Noticias de Andalucía Caza
El redactor recomienda