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La resurrección de la perrita Nube que su maltratador arrastró 3 kilómetros a la muerte
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Maltrato animal

La resurrección de la perrita Nube que su maltratador arrastró 3 kilómetros a la muerte

Fue atada a un coche y arrastrada por el asfalto. Sufrió graves quemaduras y lesiones, pero ha logrado salir adelante. Lidia, Mario y Borja lo han hecho posible. Esta es su historia

Foto: Nube en la camilla de la Clínica Veterinaria Armilla poco después de ser rescatada. (Huellas Accitanas)
Nube en la camilla de la Clínica Veterinaria Armilla poco después de ser rescatada. (Huellas Accitanas)

Lidia Latorre circulaba por esa oscura carretera comarcal con el miedo metido en el cuerpo. La llamada que había recibido minutos antes era todo menos tranquilizadora. Sabe que cuando el teléfono suena a esas horas, es para recibir malas noticias, pero nunca se acostumbra. Acababa de salir del área de servicio donde trabaja como camarera. Le gusta, pero en el fondo sabe que es una forma, como cualquier otra, de pagar las facturas. Lo que realmente llena su vida, lo que la hace feliz, es la labor que realiza como presidenta de la protectora de animales granadina Huellas Accitanas.

La madrugada estaba recién estrenada y la noche era cerrada. Ni una sola luz. Solo los faros del coche alumbrando una calzada desierta, dibujando la secuencia de una película de David Lynch. No dejaba de pensar qué se iba a encontrar. Había pedido al guardia civil que fuese sincero y le dijera si el caso era grave, porque en alguna ocasión le escatimaron detalles y el impacto fue mayor. Iba mascullando la información, cuando comenzó a observar unas manchas en el asfalto. Era una línea continua de sangre. Un rastro de sufrimiento que se extendía durante tres kilómetros y que llevaron a Lidia hasta Nube.

Foto: Los responsables del refugio han decidido llamar al cachorro Rene (Foto: Facebook)

La escena que se encontró cuando llegó al punto convenido fue dura, difícil de olvidar, pero lo que más le impactó fue "la tristeza de su mirada". Ni las graves heridas de las patas, ni las quemaduras del cuerpo, ni poder ver sus huesos entre la carne abierta. Esa mirada de incomprensión y miedo.

¿Qué le ha pasado? —preguntó mientras se sentaba al lado de la perra malherida.
La han arrastrado con un coche —comentó uno de los agentes que la esperaba.

La cosa pintaba muy mal. La perra, una mastín joven de pelo blanco, aún tenía parte de la cuerda que casi la ahorca. "Era muy gruesa y hecha con otras de alpaca trenzadas. Para que no se partiera", explica a El Confidencial, mientras recuerda que "comencé a acariciarla para que no se asustara". "Percibía mucho dolor en ella", así que llamé a mi compañera Sheyla y "le pedí que no me dejara sola con este caso". "Estaba temblando, necesitaba ayuda", reconoce.

La noche de ese sábado 12 de junio, en el término municipal de Diezma (Granada), se ponía en marcha una cadena de compromiso y solidaridad para salvar a un animal inocente que presuntamente había sido brutalmente maltratado por su dueño. Un individuo que, después, supuestamente la abandonó a una muerte segura. Han transcurrido dos semanas desde entonces y Nube se recupera junto a Borja, el joven que la ha acogido en su casa y que ya piensa en adoptarla. "Está contenta e incluso te busca para que le rasques la barriga. Se levanta sola, sale a la calle. Está evolucionando superbien", afirma ilusionado.

"Lesiones abrasivas"

La fatídica noche, Lidia y Sheyla metieron a la perra con cuidado en el coche y llamaron al teléfono de emergencias de la Clínica Veterinaria Armilla, donde trabajan sus particulares ángeles de la guarda. Uno de ellos es Mario Urdiales, un veterinario que empezó su carrera hace siete años y que esa madrugada estaba de guardia. "Me dijeron que había una perra malherida, pero en un principio pensé que había sufrido un atropello", cuenta a este periódico, para proseguir que "cuando llegaron me encontré a un animal que tenía lesiones abrasivas y pérdida de piel. En algunos lugares se le veían los huesos. Un caso complicado".

El veterinario recuerda que actuó con celeridad para "cerrar lo que se pudiese"

El facultativo explica que padecía "heridas graves" y que el principal problema era que había zonas que presentaban necrosis, por lo que había que actuar con celeridad para "cerrar lo que se pudiese" y "conservar la mayor parte de tejido sano". "Hicimos una primera valoración para determinar su capacidad cardiorrespiratoria, valoramos el estado de los órganos interiores y comprobamos que no perdía el conocimiento". "Después la anestesiamos y comenzamos a coser todo lo que pudimos", porque "la piel estaba muy traumatizada".

Urdiales señala que Nube logró salir adelante "por dos razones": "La primera, porque es joven; y la segunda, porque se produjo un compromiso vascular y eso favoreció la cicatrización". El veterinario, que apunta que la perra tenía "muchísimas garrapatas y pulgas" y que eso denota que "no estaba bien cuidada", se muestra optimista y está convencido de que la perra "saldrá adelante". Sobre todo, porque "tiene ganas de vivir".

La emoción de Borja

Eso mismo piensa Borja Guindo, que desde hace dos semanas tiene acogida a Nube. Fue uno de los muchos que vio las publicaciones que Lidia hizo en los perfiles de Huellas Accitanas y se sintió conmovido por la historia. Ya había dado cobijo a un perro, "pero solo fueron un par de días, hasta que pudiese ser trasladado a Barcelona". Esta era una situación diferente, mucho más complicada. "Buscábamos alguien comprometido, que estuviese cerca de la clínica para continuar con el tratamiento y que fuese de Granada para que pudiésemos hacer un seguimiento de la perra", señala Lidia, que rápidamente tuvo claro que Borja era la persona adecuada.

Foto: Uno de los animales manipulados por Vivotecnia.

El joven fue a la clínica veterinaria para encontrarse con su nueva 'inquilina' y, a pesar de que la visión de las imágenes del rescate lo habían preparado para lo que se iba a encontrar, asegura que el impacto fue fuerte. "Estaba hecha polvo y las lesiones eran terribles", aunque lo que se le quedó grabado fue "el olor de las heridas" porque "tenía zonas con carne necrosada".

"No sabía cómo iba a reaccionar, pero se portó muy bien". La subió al coche y la llevo hasta casa, donde le había preparado una cama y tenía sus recipientes para comer y beber. "Los primeros días estaba en 'shock'. Lo único que hacía era dormir y comer. No reaccionaba". Hasta que llegó un día en el que Borja se acercó a Nube y comenzó a mover el rabo. Era su primer gesto de alegría. Fue su primera muestra de agradecimiento. "Me emocioné mucho", confiesa, para explicar con alegría que "ahora está contenta". "Incluso te busca para que le rasques la barriga, se levanta sola y sale a la calle".

placeholder Una de las graves heridas que presentaba Nube. (Huellas Accitanas)
Una de las graves heridas que presentaba Nube. (Huellas Accitanas)

Nube "evoluciona superbien", pero su cuidador recuerda esos angustiosos instantes en los que se despedía de ella por la noche antes de ir a dormir y cuando regresaba por la mañana para curarle las heridas "abría la puerta de su habitación con miedo por si la encontraba muerta". Lo peor ha pasado y a su nueva compañera se le abre un nuevo horizonte, a pesar de que las lesiones físicas son aún visibles.

Un investigado con antecedentes

Cuando se encontraban en esa carretera desierta, con Nube ensangrentada sobre el asfalto, "ya creíamos saber quién le había hecho tanto daño, pero la Guardia Civil nos pidió que no dijéramos nada", cuenta Lidia, que recuerda que no es la primera vez que en esa zona han tenido casos complicados: "En pleno confinamiento rescatamos a otro perro que también fue arrastrado por un coche y que perdió una pata. Lo llamamos Warrior, pero el niño de la familia que lo adoptó no pronuncia bien la 'r' y lo han rebautizado como Capitán". "También auxiliamos a uno que le habían dado un tiro en la cara y que tuvo que ser operado, y otro al que le rajaron el cuello".

Foto: Un agente del Gruprona extrae una serpiente de un carrito. (Policía de Málaga)

Los agentes investigan como presunto maltratador de Nube a un individuo de 59 años que, según los datos que maneja la ecologista, "es un hombre que tiene antecedentes por delitos similares y que al parecer tiene un cortijo con más animales que ya está investigando el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona)". El diario 'Ideal' informó de que el juzgado de lo penal número 6 de Granada, en sentencia firme que se conoció el pasado mes de mayo, inhabilitó al sospechoso para profesión, oficio, comercio y tenencia de animales durante un periodo de tres meses.

Un fallo judicial que fue el resultado de una investigación por un delito de abandono animal con resultado de muerte, después de que supuestamente dejara morir de hambre y sed a otro de sus perros. "Dicen que es tonto, pero conduce. Y si puede conducir, no es tonto", advierte 'enfadada' la presidenta de Huellas Accitanas, que se revuelve cuando escucha que las personas que tienen este comportamiento son 'locos'. "Simplemente son dañinas y malas", simplifica.

El sospechoso ha sido condenado por dejar morir a otro perro de hambre y sed

"Los agentes me aseguran que no se va a ir de rositas", pero Lidia confiesa que cualquier escenario puede ser posible, "a pesar de que supuestamente encontraran en su coche una cuerda similar" a la que aún colgaba del cuello de Nube cuando la vieron por primera vez. "Pensamos que ató la perra al coche e inició la marcha. Cuando el animal no tuvo más fuerzas para seguir el ritmo, al conductor le dio igual y lo arrastró como si fuese un saco de patatas. La perra corrió hasta que no pudo más".

"Los veterinarios no nos dieron muchas esperanzas", pero Nube es una luchadora y, cuando esté recuperada cien por cien, le esperará un hogar feliz. "Hemos recibido multitud de solicitudes de adopción, de muchas partes del país, pero esta perra tiene que estar con alguien especial porque no sabemos si padecerá secuelas", señala Lidia.

placeholder Borja Guindo junto a Nube, muy mejorada de las lesiones. (EC)
Borja Guindo junto a Nube, muy mejorada de las lesiones. (EC)


Esa persona especial tal vez sea Borja, quien inicialmente iba a cuidar de la perra durante un par de meses, "hasta que esté recuperada", pero que tiene ganas de que su amistad dure mucho más tiempo. "Pensar en separarme de ella me cuesta, así que estoy valorando adoptarla definitivamente, pero la última palabra la tiene la protectora". Mientras tanto, disfruta del tiempo con su nueva amiga a la espera de la justicia que reclama Lidia.

Lidia Latorre circulaba por esa oscura carretera comarcal con el miedo metido en el cuerpo. La llamada que había recibido minutos antes era todo menos tranquilizadora. Sabe que cuando el teléfono suena a esas horas, es para recibir malas noticias, pero nunca se acostumbra. Acababa de salir del área de servicio donde trabaja como camarera. Le gusta, pero en el fondo sabe que es una forma, como cualquier otra, de pagar las facturas. Lo que realmente llena su vida, lo que la hace feliz, es la labor que realiza como presidenta de la protectora de animales granadina Huellas Accitanas.

Guardia Civil Granada Perro Noadex
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