Sanidad y las CCAA pactan usar Pfizer para menores de 60 vacunados con AstraZeneca

El asunto llevaba semanas sobre la mesa y el Ministerio de Sanidad había ido aplazando su decisión. Pero, finalmente, este martes la comisión de Salud Pública —en la que están representados el Gobierno y las comunidades autónomas— ha acordado que los más de millón y medio de trabajadores esenciales menores de 60 años que recibieron una primera dosis de AstraZeneca y quedaron en un limbo para su segunda dosis sean vacunados con Pfizer. Esta era la propuesta del ministerio, pero las comunidades no cejan y presionan para que quien quiera pueda elegir, de forma voluntaria, AstraZeneca. El asunto se debatirá en próximas reuniones, con Madrid, Andalucía, Cataluña o Galicia como principales valedores de permitir la segunda dosis con la inyección anglosueca.

En la línea del estudio publicado por el Instituto de Salud Carlos III, la Comisión de Salud Pública ha aprobado vacunar con una segunda dosis de Pfizer a los menores de 60 que ya tienen un pinchazo de AstraZeneca. Los resultados preliminares del ensayo clínico CombiVacs señalan que poner una segunda dosis de otra vacuna, combinando dos tipos diferentes, inmuniza y es seguro, sin que se detecten efectos secundarios importantes. El estudio se ha realizado con 600 voluntarios. Esta ha sido siempre la línea que ha abanderado la ministra de Sanidad, Carolina Darias.

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En otra línea distinta al estudio del Instituto Carlos III, que avala combinar dos tipos de vacunas, los expertos que asesoran al Ministerio de Sanidad sí que plantean que la segunda dosis sea también de AstraZeneca y que se ponga a personas de entre 40 y 60 años. Proponen no solo vacunar a menores de 60 con la segunda dosis, sino rebajar la edad para prescribir esta vacuna. A eso se aferraron las comunidades que llevan ya semanas defendiendo esta opción.

Un mes de espera

El Gobierno y las comunidades autónomas decidieron al comenzar abril que limitaban el uso de la vacuna AstraZeneca a personas entre 60 y 69 años. Se tomó esta decisión después de que la Agencia Europea del Medicamento (EMA) indicara que había relación entre la administración del suero anglosueco y casos muy raros de trombos en esas franjas de edad que aparecían como efectos adversos infrecuentes. El problema es que ya muchos trabajadores esenciales, sobre todo profesores y personal de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, por debajo de los 60 años, habían recibido una dosis y quedaban a la espera de la segunda.

Desde entonces, a pesar de que la agencia del medicamento sí que avaló que se siguiera usando AstraZeneca en menores de 60, la decisión quedó en manos de los países europeos y cada uno apostó por una fórmula. La EMA sí que recomendó continuar administrando AstraZeneca entre cuatro y 12 semanas después de la primera dosis, independientemente de los grupos de edad, pero la decisión última era de cada país. Francia, Finlandia, Alemania o Suecia decidieron poner la segunda dosis de Pfizer o Moderna. Sin embargo Irlanda optó por esperar a que hubiera más evidencias científicas y aplazó la segunda dosis a la semana 16 de la primera. España también se dio un mes más a la espera del ensayo del Instituto de Salud Carlos III.

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Comunidades como Madrid o Andalucía, también Galicia o Cataluña, llevaban semanas pidiendo que se resuelva la situación del millón y medio de trabajadores que quedó en el aire pendiente de la segunda dosis y han defendido que se ponga también AstraZeneca aunque sean menores de 60 años. Andalucía, por ejemplo, tiene más de 260.000 personas en esa situación y su Gobierno ya dio un ultimátum, advirtiendo de que si no se decidía ya la semana próxima iban a vacunar con AstraZeneca al margen de lo que dijera el Ministerio. La Junta asegura que tiene unas 300.000 viales anglosuecos en los congeladores sin poderlos usar y exigía poder ponerlas aunque fuera de forma voluntaria.