Adrián, 23 años y síndrome de Down: ya está en planta tras superar el coronavirus
Ingresó el 19 de marzo en el hospital Costa del Sol con una neumonía y vómitos de sangre. Trabaja de camarero en un asador de Guadalmina. Apasionado del gimnasio y la guitarra
Adrián Cervera es un camarero de 23 años con síndrome de Down que vive en una barriada trabajadora de Marbella, muy cerca del campo de fútbol. Todos los días toma el autobús para desplazarse al asador de Guadalmina, una de las zonas más ricas de la ciudad. Adrián está muy motivado con sus clientes, los compañeros… También con el chófer del autobús y con todos los ‘currantes’ que se encuentra en la parada. Le gusta relacionarse con los demás.
Cuando regresa por la tarde a casa, se cambia de ropa, toma el chándal, merienda y enseguida se va al gimnasio. Allí se pone a tono, sobre todo, en musculatura. Su vida transcurría sin sobresaltos, paseos por el puerto y pizzas con la familia, hasta que en enero empezó a sentirse mal. Estaba muy cansado y pidió vacaciones en el trabajo. ‘Pilló’ un resfriado muy grande, tomó su medicación y poco a poco se recuperó. Pero el 8 de marzo empezó a sentirse peor. Su madre le llevó al centro de salud y le dijeron que tenía una gastroenteritis.
La situación se empezó a complicar. Tenía vómitos y luego diarrea… Escupió sangre. Se fue a Urgencias y le dijeron que quizá podría tener principio de neumonía. Volvió a casa y le recetaron antibióticos, pero hace dos semanas se despertó a las 8:30 vomitando sangre. Se fueron al hospital. Del triaje pasó directo a la UCI y allí ha estado desde el jueves 19 hasta el pasado martes, cuando a las cinco de la tarde lo subieron a planta. Es el primer enfermo de coronavirus del Costa del Sol que abandona la UCI para pasar a planta.
"Ha vuelto a nacer el 31 de marzo"
El centro hospitalario de Marbella fue una fiesta. Grabaron un vídeo donde se ve a Adrián en la camilla dejando atrás los cuidados intensivos. Hay gritos de alegría, aplausos… Cayó alguna lágrima y su madre (Isabel Toro, 43 años, auxiliar de limpieza municipal) no se lo cree todavía. “Ha vuelto a nacer el 31 de marzo”, relata en conversación telefónica con El Confidencial.
Ahora Isabel está alegre, tiene ganas de hablar, pero hace menos de una semana no sabía si volvería a ver a su hijo. La primera semana no mejoraba. El coronavirus le afectó a los pulmones y luego a los riñones. Pasó de 37 a 40 de fiebre. “Todo era un pasito hacia atrás”. La mejoría empezó cuando le informaron de que no le hacía falta la diálisis y que poco a poco empezaba a respirar mejor.
No fue hasta el domingo cuando, tras extubarlo, los enfermos de la UCI del hospital Costa del Sol contactaron con Isa para que pudiera ver a Adrián. Allí estaba su hijo y se emocionó. “Llevaba 13 días sin verle”, detalla Isa, como le gusta que la llamen. Él ahora mismo no puede hablar. Es el efecto de haber estado tantos días intubado. “Ahora toca tener paciencia y que empiece a decir palabras sueltas, que su garganta se vaya soltando. También tiene que recuperar la movilidad que ha perdido”.
—Yo lo veía muy negro —cuenta Isa tras bajar la voz en la llamada de WhatsApp mantenida con este diario.
No era para menos que se sintiera así tras escuchar el primer diagnóstico de los médicos:
—Tu niño está mal y no sabemos si podemos sacarle de esto.
Los propios doctores se han sorprendido de la recuperación de este joven, muy cercano a sus hermanos Cristian, de 21 años, y Alejandro, de 17. También a Manolo, la pareja de Isa. Y echa de menos las simpáticas diabluras de Bady, un golden retriever de siete años.
Su síndrome de Down lo ha llevado con “mucha normalidad”, cuenta Isa, tanto en el colegio Miguel de Cervantes como en el instituto Victoria Kent, donde cursó ESO. Nunca ha estado en clases especiales. “Siempre ha puesto mucho interés en lo que hacía. Y lo más importante es que nunca me ha dado pena y nada de pobrecito. La sobreprotección es un problema”.
"Lo importante es que nunca me ha dado pena, nada de pobrecito. La sobreprotección es un problema"
Además del deporte, el joven tiene un particular ‘tridente': Camarón de la Isla, ‘La húngara’ y Niña Pastori. También toca la guitarra y, ya puestos, se anima con la caja flamenca. En cumpleaños, santos o lo que sea, ahí está él con su cante y sus palmas, las mismas con las que el equipo del hospital Costa del Sol le homenajearon al salir de la UCI.
—¡Adri, eres un héroe; eres un campeón! —le decían las enfermeras. Y el joven saludó en este martes de esperanza.
Adrián Cervera es un camarero de 23 años con síndrome de Down que vive en una barriada trabajadora de Marbella, muy cerca del campo de fútbol. Todos los días toma el autobús para desplazarse al asador de Guadalmina, una de las zonas más ricas de la ciudad. Adrián está muy motivado con sus clientes, los compañeros… También con el chófer del autobús y con todos los ‘currantes’ que se encuentra en la parada. Le gusta relacionarse con los demás.
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