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Susana Díaz teme a Cs y mira a su izquierda mientras sopesa convocar elecciones
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Un año desde las primarias

Susana Díaz teme a Cs y mira a su izquierda mientras sopesa convocar elecciones

La presidenta andaluza estrena guiños a Podemos e IU en el tiempo de descuento y emplaza a sus socios de Cs a negociar otro presupuesto frente a un PP agitando casos de corrupción

Foto: La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, junto al coordinadora regional de Podemos Andalucía, Teresa Rodríguez. (EFE)
La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, junto al coordinadora regional de Podemos Andalucía, Teresa Rodríguez. (EFE)

Cuando Susana Díaz regresó derrotada a casa, en días hará un año, hubo voces en la izquierda andaluza más allá de la política, sindicatos, colectivos, asociaciones, que alertaron de que había señales de fin de ciclo político en Andalucía tras 37 años de gobiernos socialistas. En ese contexto, avisaron de que Díaz debía aproximarse a la izquierda para frenar una posible alianza de PP y Cs, única llave capaz de acabar con la hegemonía socialista en Andalucía.

Entonces, los colaboradores más estrechos de la presidenta andaluza se lo tomaron a risa. El objetivo era frenar a Podemos. Ciudadanos eran los socios preferentes. Y eso que una parte del PSOE se lamentaba de que habían perdido estrepitosamente las primarias frente a Pedro Sánchez porque se empeñaron en situarla demasiado a la derecha y envuelta en la bandera de España.

Foto: Susana Díaz, en el pleno del Parlamento andaluz. (EFE) Opinión
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Ya no se ríen. Ahora el mensaje es otro. Después de tres años gobernando con el partido de Albert Rivera y cuando las encuestas señalan que el avance naranja no es un suflé, Susana Díaz se dirigió a su adversaria de Podemos, Teresa Rodríguez, para dejar claro que los 'naranja', que permitieron su investidura, no son sus "aliados" y con una sentencia: "No tengo socios preferentes". Por más que afee a la oposición que sólo piensen en adelanto electoral, la dirigente socialista hace lo propio y se resitúa en el centro del tablero mientras se piensa cuándo le conviene más la convocatoria.

Una antesala dura

La presidenta de la Junta de Andalucía compareció este miércoles en el Parlamento para rendir cuentas en un debate general muy cerca del primer año desde que perdió las primarias frente a Pedro Sánchez, un tiempo que ella sitúa "en el Paleolítico" y que asegura que ha superado volcándose en el Gobierno andaluz. Pese al argumentario oficial, la fractura interna en el PSOE es tan evidente como la distancia con el secretario general. Tras perder las primarias, su gran objetivo es no perder el Gobierno andaluz, esa es, según admiten muchos en su entorno, su "obsesión".

La antesala no fue fácil. "Usted se cree la dueña de Andalucía", le afeó el presidente del PP andaluz, Juanma Moreno, que preguntó directamente a Susana Díaz por el último escándalo que afronta su Gobierno, el presunto pago de servicios de un club de alterne con una tarjeta bancaria de un directivo de la extinta Fundación de Empleo Faffe, que los tribunales investigan por un supuesto desvío de 9,46 millones de fondos públicos. La Junta admite que se gastaron 359 euros en 2008, 607 euros en 2009 y 597 en 2010, pero no aclara qué se pagó y si, como investiga la UCO de la Guardia Civil, hubo cargos en servicios de prostitución. Todo está en manos de la justicia desde 2015, dijo Díaz: "Aquí no se destruyen discos duros. Cómo será sus desesperación para hablar de lo que ocurrió hace diez, doce años". Por los discursos se paseó el caso ERE o las 26 detenciones en la gestión de la Alhambra.

El PP exigió a Díaz que presente los extractos de las tarjetas "opacas" de un directivo de la Fundación de Empleo para pagar servicios en un club de alterne

La intervención de Díaz, centrada en la gestión, entró en lo previsible, "avances, crecimiento y estabilidad" como triada de oro y un mensaje único: Andalucía está mejor desde que ella es presidenta. 500.000 parados menos y 400.000 empleados más, vendió. Para alejar el adelanto electoral aseguró que esa misma jornada se había aprobado la orden para empezar a elaborar el Presupuesto de 2019. Ahí está el quid de la cuestión. Acto seguido desde su equipo dejaban claro que la pelota está ahora en el tejado de Ciudadanos y Juan Marín recogió el guante sin mucho entusiasmo.

Elecciones en otoño

Si es posible cerrar unas nuevas cuentas, se agotará la legislatura y se abrirán las urnas en marzo del próximo año. Si no, como todo indica, porque ni al PSOE le interesa seguir dando alas a Cs ni posiblemente al partido de Albert Rivera seguir a la sombra de Díaz, la presidenta tendría la excusa perfecta para convocar elecciones al terminar el verano, para que se celebren en octubre o noviembre. Eso le permitiría alejarse de las municipales y de las generales, aunque en el aire pesa qué va a pasar con Cataluña. Andalucía será de nuevo el laboratorio para saber si se equivocan o no las encuestas.

Susana Díaz no quiso dar señales de carpetazo a la legislatura y se envolvió en promesas centradas en la sanidad y la educación, servicios públicos que llevan sacando a cientos de ciudadanos a la calle de forma periódica para denunciar su deterioro. Tampoco quiso la presidenta de Andalucía confrontar de forma sonora con el Gobierno de Mariano Rajoy, después de que semanas atrás una reunión entre ambos arrancara el compromiso de reunir el Consejo de Política Fiscal y Financiera y una revisión al alza de las inversiones para Andalucía en los Presupuestos Generales del Estado. La reunión con Fomento se anunció para la semana próxima.

Foto: El secretario general del PSOE en Almería, Fernando Martínez. (PSOE Almería)

En el tono de la presidenta de la Junta, edulcorado y mucho más suave que en otros debates anteriores, fue llamativo su intento de acercamiento a la izquierda. Hubo guiños a IU y Podemos, asumiendo por ejemplo la propuesta de blindar un 5 y un 7% del PIB para sanidad y educación en las cuentas autonómicas. "Con todo lo que sea bueno para Andalucía tendré la mano tendida", recalcó la socialista, que se mostró convencida de que "los votantes de izquierda saben que en Andalucía la única alternativa para frenar a la derecha es el Gobierno socialista que yo presido". Se arrogó también competencias nacionales, con una oferta al Consejo General del Poder Judicial para formar a los jueces en igualdad y otra a las asociaciones de víctimas de ETA para que acudan a los colegios andaluces a contar "la derrota" al terrorismo.

Ni el líder de IU, Antonio Maíllo, ni la secretaria general de Podemos, Teresa Rodríguez, le compraron el argumentario, aunque todos miran el horizonte electoral y tratan de recomponer sus posiciones. "Ha sido una presidenta fallida para una legislatura fallida", le recriminó Maíllo (IU), que le recordó que se ha llevado dos años en su propia batalla por ser secretaria general del PSOE. "Cerremos acuerdos concretos y nos tendrá a su lado", dijo Rodríguez, aunque las chispas con la bancada socialista no pararon de saltar.

Cuando Susana Díaz regresó derrotada a casa, en días hará un año, hubo voces en la izquierda andaluza más allá de la política, sindicatos, colectivos, asociaciones, que alertaron de que había señales de fin de ciclo político en Andalucía tras 37 años de gobiernos socialistas. En ese contexto, avisaron de que Díaz debía aproximarse a la izquierda para frenar una posible alianza de PP y Cs, única llave capaz de acabar con la hegemonía socialista en Andalucía.

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