Autopsia al PSOE: del ninguneo de Griñán y Rubalcaba a los desaires de Díaz y Sánchez

“El libro saca las tripas del partido y nos las pone sobre la mesa para que nos las comamos con cucharilla. Va a salir en el peor momento”. El visceral comentario de un peso pesado socialista andaluz, en un círculo muy restringido y en una conversación hace dos semanas liderada por Susana Díaz y Mario Jiménez, no ha hecho más que despertar expectativas sobre lo que cuenta 'Delfines y tiburones'. Un gran repaso del periodista andaluz Manuel Pérez de Alcázar por los últimos años del PSOE andaluz y que, por primera vez, cuenta todo lo que hay que saber desde la marcha de Manuel Chaves. “Desde que Gonzalo López Alba puso negro sobre blanco la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero al poder en 'El relevo', nadie había afinado tanto en un libro sobre el PSOE”, reconoce un veterano dirigente socialista.

La de Manuel Chaves iba a ser una sucesión amarrada hasta la última coma que se fue al traste y desató algunas de las luchas intestinas más feroces en el Partido Socialista de los últimos tiempos. Fracasó un guion perfectamente atado para evitar que el PSOE andaluz no fuera el remanso de paz y el fortín electoral en el que se había convertido en los 19 años de Chaves en Andalucía. Este relato, publicado por la editorial Almuzara, verá la luz el próximo 20 de noviembre y su lectura permite comprender mucho mejor por qué Susana Díaz ha llegado a ser una de las estrellas del firmamento socialista en tan corto espacio de tiempo.

Su carrera se había preparado y lanzado mucho antes de que su círculo de confianza consiguiera dar lustro a su currículo político en Madrid, deslumbrando a los poderes económicos y a la misma Casa Real y situándose como la gran esperanza blanca del PSOE tras Alfredo Pérez Rubalcaba. Un libro elaborado tras años de trabajo y un centenar de entrevistas a más de 50 protagonistas, en el que el periodista Pérez de Alcázar, que lleva mucho tiempo siguiendo la vida orgánica del partido desde Canal Sur Radio, junto a otros informadores a los que agradece expresamente su colaboración como Lourdes Lucio o Carmen Torres, deja claro que en política el azar no existe y las casualidades menos y que la actual tensión entre Susana Díaz y Pedro Sánchez no se entiende sin un pormenorizado repaso a la vida del PSOE desde que Zapatero anunció su marcha. Un partido dividido en bandos al que persigue la guerra interna desde su estrepitosa derrota de 2011.

Todos los que cayeron por el camino

Llevaba casi dos años calentando concienzudamente la banda. Sabía los resortes internos que debía tocar. Susana Díaz llegó a la Presidencia de la Junta de Andalucía y a la secretaría general del PSOE andaluz porque fue la elegida de Griñán en detrimento del otro favorito, Mario Jiménez, hoy portavoz parlamentario en Andalucía. Pero para que la baronesa socialista llegara hasta donde está, en el camino cayeron muchos. La elegida por Zapatero para sustituir a Griñán, Mar Moreno, fue cortocircuitada por los lugartenientes de Chaves, Luis Pizarro y Gaspar Zarrías, en Andalucía. En las páginas se lee su llanto amargo cuando Zapatero se la llevó a Ferraz con la intención de catapultarla para la sucesión. Ella ya le advirtió de que estaba cavando su tumba política. No se equivocó.

Hay un interesante capítulo acerca de un asunto clave sobre el que el PSOE andaluz se afanó por echar toneladas de tierra: la caída del vicesecretario general Rafael Velasco. El cordobés, al que Griñán elevó a número dos y que dimitió tras una filtración, dicen que de sus propias filas, sobre los negocios de su esposa con los cursos de formación, catapultó a la actual líder andaluza. Hay quien dice que ella lloró públicamente su marcha y quien sostiene que tardó muy poco en acomodarse en su despacho. El principal afectado por este caso sigue guardando silencio.

El libro muestra hasta en tres ocasiones a Susana Díaz y Mario Jiménez en actitud heroica ante Pepe Blanco y el propio Rubalcaba para salvar a Griñán de la quema que le tenía preparada Ferraz. Se fajaron por salvar el cuello del expresidente cuando desde Madrid le señalaban la puerta de salida. También desvela en qué consistió la “neutralidad activa” de Griñán y los suyos, con Díaz en cabeza, a favor de Carme Chacón. De su mano aterrizó en Andalucía otro de los hombres clave siempre a la sombra de la presidenta de la Junta, Máximo Díaz Cano.

El mismo jefe de campaña de Chacón en las primarias se convertiría en la mano derecha de Griñán y en uno de los grandes artífices del papel de Díaz como sucesora. Se sumó a este carro desde el primer minuto tras su fracaso con la dirigente socialista catalana. Dos días después de su nombramiento como consejera de Presidencia, en un gesto claro hacia su sucesión y en una última prueba para ver cómo se desenvolvía en el papel institucional que tan poco había practicado, Díaz Cano le dio su diagnóstico a Griñán: “Pepe, creo que es un acierto. La veo de presidenta”.

La eterna sufridora, Micaela Navarro

Otra de las políticas que centran muchas de las líneas del libro es la actual presidenta del PSOE, Micaela Navarro. Otra jiennense que ha visto zancadilleada en más de una ocasión su carrera. Rechazó, pese a la petición de los críticos, plantar cara a Susana Díaz en las primarias hechas a su medida para legitimarla como sucesora. Ese papel se lo quedó sorpresivamente el entonces consejero de Agricultura, Luis Planas. Fue laminada y retirada por ser supuestamente la elegida para tomar las riendas del partido si Griñán, como todo apuntaba, no hubiera logrado salvar el Gobierno andaluz en una coalición con IU en 2012. Su apoyo a Rubalcaba y aquella habitación supuestamente reservada por los críticos a nombre del expresidente José Rodríguez de la Borbolla en el hotel escenario de la noche electoral, para forzar un relevo en caso de fracaso, le pasarían una abultada factura.

El deterioro de las relaciones de Chaves y Griñán, el sorpresivo giro que el elegido para la sucesión tranquila impuso al guion del PSOE o el infierno del caso ERE, que acabó con un hundimiento electoral de los socialistas y una fractura interna que hoy persiste, vistos desde dentro a lo largo de más de 600 páginas redactadas entre bambalinas socialistas. Y el remate final, el epílogo, el tren que dejó pasar Susana Díaz para llegar a Madrid pese a las presiones. Lo que se dijo de Eduardo Madina entonces y la reconciliación meses después con el político vasco. Cómo se fraguó el apoyo del PSOE andaluz a Pedro Sánchez y cómo antes de los 100 días del nuevo secretario general del partido comenzaron los desplantes y las tensiones internas.

La visión que sobre 'Pedro el guapo', como apodaron las lenguas más viperinas del socialismo andaluz al nuevo jefe, se impuso en Andalucía en el momento en que el madrileño quiso abandonar el tutelaje de Susana Díaz. Cómo y cuándo los socialistas andaluces se convirtieron en altavoces de los errores de Sánchez, o las reprimendas privadas del propio Felipe González que Díaz se ha llevado por esta estrategia, tampoco escapan del análisis minucioso del periodista Pérez de Alcázar. El PSOE en la mesa de autopsias. Justo ahora. En el mejor momento para entender lo que pasará después del 20 de diciembre si Pedro Sánchez no mejora o sostiene la marca electoral de Rubalcaba. Visto lo visto y leído lo escrito, puede ir preparándose.