La guerra del agua de Page llega a los limones de Murcia: 400 millones de kilos y 62 hm3 perdidos

400 millones de kilos de limones se marchitan en las fincas de Murcia. El desajuste en la oferta y la demanda del cítrico ha generado una sobreproducción. Los pequeños y medianos agricultores no tienen a quién vender y no les compensa recoger el fruto. Pero en las últimas 48 horas el problema ha derivado en un nuevo conflicto territorial entre Castilla-La Mancha y Murcia a cuenta del trasvase Tajo-Segura. Un estudio de la Universidad de Alicante que cuantifica los litros de agua perdidos en la producción ha sido el argumento al que se ha agarrado el presidente castellanomanchego, Emiliano García-Page, para cuestionar otra vez el uso que los regantes del Levante hacen del trasvase.

“Se han tirado por el sumidero 62 hectómetros cúbicos del agua del trasvase porque no se ha recogido la cosecha de cítricos”, censuró este martes el barón socialista después de que un artículo de La Opinión de Murcia prendiese la mecha de una nueva edición de la guerra del agua, en esta ocasión versión limones, al desgranar las cifras del coste hídrico. Fuentes del Ejecutivo murciano consultadas por El Confidencial no entran a valorar las palabras de García-Page, pero defienden el buen uso del agua que hacen los agricultores de la región.

El dato, no obstante, no es del todo exacto. 62 hectómetros cúbicos de agua procedente de los ríos se han destinado a la producción de esos frutos, según cálculos de Jaime Martínez Valderrama y Javier Martí Talavera, investigadores de la Universidad de Alicante, pero “no quiere decir que todos ellos procediesen del trasvase Tajo-Segura”, advierte a El Confidencial el primero de ellos.

A esos 62 hm3 hay que sumar otros 58,2 hm3 de agua procedente de las lluvias y 16,2 hm3 de las llamadas aguas grises, las que se contaminan con nitratos y otras sustancias a lo largo del proceso de cultivo. Es decir, el montante empleado para la producción de los limones, un total de 136 hm3, ha sido muy superior a los 62 hm3, pero solo esta cifra es más del doble de los 27 hectómetros cúbicos que se autorizan de forma periódica para derivar de una cuenca a otra. Y esa es la cuenta a la que se agarra el Ejecutivo de Castilla-La Mancha. “No lo voy a discutir. Que no se engañe a la gente. Cuando algunos hablan de que hay que tener rigor técnico, lo que están hablando es de dinero. Del dineral que hay detrás de casi todo”, censuró García-Page.

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Ante las críticas del presidente de Castilla-La Mancha, fuentes de la Consejería de Agricultura recuerdan que lo sucedido en la región con los limones es un hecho "extraordinario, que también se ha dado en otros puntos de España". Las mismas voces sostienen que es un episodio derivado de un "eventualidad" y no es ni muchos "habitual o común en nuestro sector". "La Región de Murcia sufre las condiciones climatológicas más severas de Europa en cuanto a desertificación y ausencia de precipitaciones. Precisamente la Región es ejemplo mundial en cuanto al tratamiento del agua, su uso eficiente, su depuración y reutilización. Y tenemos claro que nuestros regantes multiplican cada gota y la convierten en riqueza y oportunidades, invirtiendo en innovación y desarrollo tecnológico muchísimo dinero año tras año para optimizar su uso", zanjan desde el Ejecutivo que dirige el popular Fernando López Miras.

No son ninguna novedad los enfrentamientos entre Castilla-La Mancha y Murcia, Comunidad Valenciana y Andalucía por el agua del Tajo. Este choque es el último capítulo y ha estallado mientras las autonomías esperan a que el Tribunal Supremo resuelva la batería de recursos que presentaron contra las nuevas reglas del trasvase, que suponen una rebaja sustancial del caudal que se transfiere de una cuenca a la otra y que los murcianos consideran perjudicial para sus regantes.

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Y aunque Martínez Valderrama sostiene que la cantidad de agua empleada para el cultivo de los limones que acabarán en la basura “es una cifra altísima”, señala que lo que no puede es derivar en un nuevo enfrentamiento entre regiones. Por eso pide una reflexión sobre el uso de los recursos. El investigador, miembro también de la Estación de Zonas Áridas del CSIC, lleva años estudiando la huella ambiental del descarte de cosechas, de aquellos productos agrícolas que finalmente no entran en la cadena comercial porque su precio es muy bajo. A esa huella ambiental contribuye el uso de agua, pero también otros elementos, como el CO2 generado y el uso de fertilizantes. Martínez Valderrama y Martí Talavera tienen previsto publicar un nuevo estudio próximamente, en el que analizan la huella hídrica de los descartes para cada zona de cultivo del país. Es uno de los proyectos que forman parte del gran estudio que lideran, la creación del Atlas de la Desertificación de España.

¿Qué pasa con los limones en Murcia?

¿Por qué hay 400 millones de kilos de limones, aproximadamente un tercio de la producción, sin recoger? El motivo, según Antonio Moreno Soriano, secretario de Agricultura de UPA Murcia y expresidente de la Asociación Interprofesional de Limón y Pomelo, hay que buscarlo en la plantación a lo largo de los últimos ocho años de 6.000.000 de limoneros en Andalucía. Estos nuevos árboles, “propiedad de fondos de inversión”, han roto los equilibrios del mercado.

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“El limón es un aditivo, uno no se come tres limones al día, por lo tanto, no tiene posibilidad de grandes crecidas. Hasta ahora la oferta y la demanda estaba equilibrada, con precios razonables, pero hace unos años se generó un efecto llamada y grandes fondos comenzaron a plantar en Andalucía, especialmente en Almería. Eso es lo que ha generado un desfase entre la oferta y la demanda”, resume Moreno Soriano. Según el secretario de Agricultura de UPA los grandes perjudicados han resultado las pequeñas y medianas explotaciones de Murcia.

Los exportadores compran en esas grandes fincas. El proceso es mucho más sencillo que recurrir a varias pequeñas explotaciones y por eso han sido estas, los cultivos centenarios de la huerta murciana, remarca Moreno Soriano, las que han visto cómo el precio de sus cosechas caía tanto que no les compensaba recoger el fruto. Desde UPA han pedido al Ministerio de Agricultura una batería de medidas que alivie a estos agricultores. Entre ellas, que la Administración permita “eliminar una parte de producto”, pero que sea obligatorio para todos los productores. “Por ejemplo, dejar un 30% de los limones en el campo, de esta forma todos tienen un problema económico, pero no se arruina nadie. Así se puede adaptar la producción, pero todo el mundo tiene que tener las mismas obligaciones, si no el grande recolecta y el pequeño se hunde”, ilustra Moreno Soriano.