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El 'éxito' a medio gas de Feijóo en Euskadi: el PP coge aire, pero no logra frenar a Vox
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ELECCIONES EN PAÍS VASCO

El 'éxito' a medio gas de Feijóo en Euskadi: el PP coge aire, pero no logra frenar a Vox

Javier de Andrés consigue siete escaños, uno más que en 2020, pero los de Abascal aprietan los dientes en Álava y salvan su único asiento. Los populares no serán decisivos en la formación de gobierno: PNV y PSE suman mayoría absoluta

Foto: Javier de Andrés, interviene para valorar el resultado. (EFE/Adrián Ruiz Hierro)
Javier de Andrés, interviene para valorar el resultado. (EFE/Adrián Ruiz Hierro)
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El PP salió al ruedo de las elecciones vascas con la tranquilidad de alguien que no aspira a ganar, y con la vista puesta en los dos verdaderos desafíos del ciclo electoral para Alberto Núñez Feijóo: las elecciones catalanas y las europeas. Pero el resultado de los comicios en Euskadi permite al PP tomar una bocanada de aire y mirar con relativo optimismo el resto de citas con las urnas. Javier de Andrés sacó del coma al partido en País Vasco con 36.000 votos más que en 2020 y siete escaños, uno más que en la última cita con las urnas.

No obstante, la noche electoral vasca tuvo una cara amarga para el PP. Feijóo no contemplaba otro escenario que no fuese anular a Vox y comerse su único diputado en Euskadi. Pero los de Abascal apretaron los dientes en Álava y han conseguido mantener el asiento que volverá a ocupar su candidata, Amaia Martínez. Incluso mejoraron en unos 4000 votos su resultado de las últimas autonómicas, lo que les permitió respirar y salir con la cabeza alta. "Vox no es un proyecto para cuatro días", avisó Santiago Abascal.

Perder su trinchera en Euskadi, como deparaban muchos sondeos, hubiese marcado un punto de inflexión en la formación ultraconservadora. El riesgo era desaparecer por primera vez en un Parlamento en el que ya tenían representación, algo que nunca le había sucedido a Vox. Además, les hubiese situado en una posición mucho más débil de cara al próximo 12 de mayo en Cataluña, donde se juega mantener el liderazgo de la derecha frente al PP, que continúa su tendencia ascendente.

Los de Santiago Abascal tenían una partida complicada. En la formación ya vendían como un éxito que pudiesen mantener el asiento por Álava, y así ha sido. En Vox achacaban sus limitadas expectativas a la histórica subida de EH Bildu y a la renovada fuerza del PP. Pero los de Feijóo no han conseguido imponerse y regalan una válvula de oxígeno a los ultraconservadores, que venían del golpe de no haber conseguido representación en las elecciones gallegas. Hay que recordar que en las últimas generales, Vox se dejó nada menos que 19 escaños en el Congreso y sufre, además, una crisis orgánica por las bombas territoriales que han estallado en los últimos meses. Por eso resistir en Euskadi era tan importante.

El PP tenía otro importante desafío que, finalmente, le ha cortado las alas. El principal temor de los populares vascos era que el mensaje del voto útil les pasase factura por la fuga de voto a la formación de Imanol Pradales, alimentada por el miedo a un posible sorpasso de EH Bildu. El PNV perdió fuelle en comparación con la última cita con las urnas, pero no el suficiente como para poner en riesgo la lehendakaritza, que conseguirá previsiblemente de la mano del PSE de Eneko Andueza. El PP logró algo más de 95.000 votos, pero se quedó por debajo de las 130.000 papeletas que logró la formación de Feijóo en País Vasco en las últimas generales.

El escrutinio de este domingo mantuvo hasta el final un ajustadísimo escenario en el que PNV y Bildu empataron a 27 escaños cada uno. Las encuestas de los últimos días sí situaban, por poco, a Pello Otxandiano como ganador de las elecciones por el desgaste del PNV, que en el PP achacan en exclusiva a los pactos con Sánchez en el Congreso. De hecho, en Génova invitan a una "reflexión" a los peneuvistas para evitar que Bildu vuelva a poner en riesgo su hegemonía en Euskadi, y apuestan incluso por un distanciamiento de Sánchez en el Congreso.

El PP tampoco cumplió su objetivo de "hundir" al PSOE por la política de pactos de Sánchez. Más bien consiguieron el efecto contrario. Los socialistas han subido hasta los 12 escaños, dos más que en 2020. En Génova tratan de pinchar el globo del PSOE y recuerdan que la coalición de gobierno con Sumar ha logrado "tres escaños menos" en Euskadi que en 2020, cuando socialistas y morados sumaron 16 asientos.

En cualquier caso, el resultado de Andueza impide al PP su otra meta en estas elecciones: convertise en "llave" del próximo gobierno vasco y que sus votos fuesen decisivos para decidir la lehendakaritza. A la espera de cómo se materialice ese acuerdo, PNV y PSE rebasan la barrera de los 38 escaños necesarios para la mayoría absoluta. El PP mantendrá la mano tendida para demostrar a los jeltzales que tienen la opción de no depender "sólo" de Sánchez. En su caso, no exigirían entrar en el gobierno y limitarían sus condiciones a una serie de requisitos programáticos.

Tanto en la dirección de Génova como en la cúpula del PP vasco ven como un hito haber conseguido crecer hasta los siete escaños. "Es el comienzo de la recuperación y del reposicionamiento del PP en Euskadi", celebraba Javier de Andrés tras el fin del escrutinio, que destacaba también haber podido aumentar su número de votos y de escaños. Cuca Gamarra, secretaria general del PP, repetía desde Génova el mismo mensaje, y culpaba además a Sánchez del histórico subidón de EH Bildu por el "blanqueamiento" de los últimos años. "No es una buena noticia", lamentaba.

En las autonómicas de 2020, el PP logró seis escaños, pero compartidos con Ciudadanos, formación con la que se presentaron en coalición. De esos seis asientos, subrayan en Génova, sólo cuatro 'pertenecían' a los azules. El partido pasaba entonces por un momento crítico. Más allá de la tendencia a la baja del PP de Pablo Casado, la dirección del partido acababa de fulminar a su presidente del PP en Euskadi, Alfonso Alonso, por rebelarse contra la directriz de concurrir junto al partido naranja. Carlos Iturgaiz fue quien se encargó de defender la marca.

La campaña electoral en Euskadi se convirtió en la última semana en una auténtica carrera de fondo por el disputado escenario electoral marcado por el histórico crecimiento de la izquierda abertzale, que consiguió meter el miedo en el cuerpo a PNV y desafiar su hegemonía. PNV y PSE intentaron frenar a Otxandiano en la recta final manifestando su rotunda condena a que se negase a condenar el terrorismo de ETA, mientras que el PP cuestionó el "fariseísmo" y la "hipocresía" a las dos fuerzas por haber contribuido a "blanquear" al partido de Otegi con sus pactos en la arena nacional.

Foto: El candidato de Bildu, Otxandiano, votando. (EFE/ Miguel Toña)
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Alberto Núñez Feijóo ha seguido los resultados electorales desde la sede de Génova, acompañado de la plana mayor de la dirección nacional del PP, como Esteban González Pons, Miguel Tellado, Cuca Gamarra, Dolors Montserrat, Elías Bendodo o Borja Sémper, entre otros. Con las urnas cerradas en Euskadi, los populares miran ya a la precampaña catalana. Esta misma semana, Feijóo viajará a Cataluña para abonar el terreno y soñar con una histórica remontada. El PP aspira a multiplicar por cinco sus resultados en Cataluña y, de nuevo, intentar ser "influyentes" en los pactos postelectorales.

El PP salió al ruedo de las elecciones vascas con la tranquilidad de alguien que no aspira a ganar, y con la vista puesta en los dos verdaderos desafíos del ciclo electoral para Alberto Núñez Feijóo: las elecciones catalanas y las europeas. Pero el resultado de los comicios en Euskadi permite al PP tomar una bocanada de aire y mirar con relativo optimismo el resto de citas con las urnas. Javier de Andrés sacó del coma al partido en País Vasco con 36.000 votos más que en 2020 y siete escaños, uno más que en la última cita con las urnas.

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