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Las coaliciones PP-Ciudadanos, del todo a la nada en poco más de dos años
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Elecciones en Castilla y León

Las coaliciones PP-Ciudadanos, del todo a la nada en poco más de dos años

La convocatoria de elecciones en Castilla y León refleja el desplome definitivo de la alianza entre ambos partidos, con una ruptura en tres de los cuatro gobiernos que compartían (Murcia y Madrid), además de la ciudad de Granada

Foto: Ignacio Aguado e Isabel Díaz Ayuso. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
Ignacio Aguado e Isabel Díaz Ayuso. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

Del todo a la nada en poco más de dos años. Las coaliciones de PP y Ciudadanos en toda España se derrumban sucesivamente allá donde se constituyeron sin cumplir ni siquiera una legislatura, con Castilla y León como último ejemplo de este efecto dominó destructivo. El adelanto electoral de Alfonso Fernández Mañueco es una réplica más del terremoto que sacudió la alianza hace solo unos meses, con una ruptura total en tres de los cuatro Ejecutivos que compartían: Castilla y León, la Comunidad de Madrid y la Región de Murcia, además de la ciudad de Granada. "Cada uno con sus cosas, pero hace tiempo que la convivencia es muy complicada en todos sitios", apunta una fuente popular cercana a estos gobiernos.

La convocatoria electoral, fechada para el próximo 13 de febrero, ha cogido a todos por sorpresa. Especialmente a Francisco Igea y Ciudadanos, en un episodio que recuerda al vivido por Ignacio Aguado en Madrid. "Quien hace eso no es un hombre de bien", ha dicho el ya exvicepresidente del Gobierno de Castilla y León tras enterarse en una entrevista con Carlos Alsina que los cuatro consejeros naranjas habían sido cesados. Hace solo unos días, en cambio, Igea apostaba en otra entrevista con 'El Periódico de España' la necesidad de reeditar la alianza con el PP.

Foto: El presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

Su antiguo deseo, no obstante, está muy lejos de la realidad. Las coaliciones, cuando no han desaparecido, están muy debilitadas, con escasas excepciones como Andalucía o el Ayuntamiento de Madrid. La brecha entre los dos partidos se hace aún más evidente si se analizan los resultados del 4 de mayo en Madrid o los últimos sondeos electorales, que dan por muerto a Ciudadanos. La idea de fagocitar al que hasta hoy era su socio sin duda ha marcado la decisión de Mañueco, que ya el pasado mes de marzo salió airoso de una moción de censura. Su anuncio, de hecho, ha abortado la idea de una nueva ofensiva, ya que en marzo se cumplía el año exigido.

Moción salvada

Entonces, Mañueco salvó el envite por cuatro votos de diferencia. Como informó El Confidencial, la fuga de una procuradora naranja no dinamitó el pacto del centro derecha en Castilla y León, que pusieron por delante la estabilidad regional. Esto, sin embargo, no acabó con la crisis interna ni con los problemas de confianza entre PP y Ciudadanos. Otro ejemplo de que la convivencia no era todo lo buena que cabría desear fue el plan de atención sanitaria en el medio rural, impulsado por Ciudadanos y rechazado por el PP, alineado con el PSOE. El Gobierno siguió adelante, pero el divorcio era más que evidente.

Foto: Mañueco junto a Francisco Igea. (EFE/Nacho Gallego)

La moción en Castilla y León se produjo solo unos días después de la planteada en Murcia, origen de la guerra entre el PP y Ciudadanos y, si nada lo remedia en el corto plazo, el principio del fin para los de Inés Arrimadas. Nada salió como esperaban. Primero, porque Fernando López Miras se mantuvo en el poder gracias al apoyo de tres diputados naranjas que dieron marcha atrás tras firmar la moción, pero, sobre todo, porque este movimiento tuvo un desenlace fatal para la formación en uno de sus grandes feudos, la Comunidad de Madrid. Isabel Díaz Ayuso se adelantó a otra posible moción, convocó elecciones y arrasó a sus socios hasta hacerlos desaparecer.

Las elecciones del 4 de mayo borraron a los naranjas del mapa tras dos años muy complicados en Sol. La convivencia entre Ayuso y Aguado quizá sea el mejor ejemplo de que las coaliciones no cumplieron con las expectativas, con un exceso de protagonismo por algunas partes y una especie de boicot a algunas de las consejerías de signo contrario, reflejadas en mensajes contradictorios y convocatorias a la misma. La dependencia de los votos de Vox para cualquier medida de calado hizo muy difícil la gobernanza en la región, hasta el punto de que no fueron capaces de sacar adelante unos presupuestos.

Ayuso, liberada

Lo peor, sin embargo, llegó tras el estallido de la pandemia. "La convivencia directamente era imposible", apuntan fuentes regionales, fundamentalmente en referencia al conflicto indisimulado entre los consejeros de Sanidad y Políticas Sociales, Enrique Ruiz Escudero y Alberto Reyero, a cuenta del protocolo en residencias de mayores. Sus declaraciones y filtraciones a los medios contaminaron la coalición hasta el extremo, que ya de por sí gozaba de una salud bastante precaria.

Foto: La líder de Cs, Inés Arrimadas, y el vicepresidente del Gobierno andaluz, Juan Marín. (EFE/Julio Muñoz)

Fuentes parlamentarias consideran que el 4-M fue un punto de inflexión en la Comunidad de Madrid. El comportamiento de Ayuso es antagónico al que tenía entonces, no tanto por la fortaleza de su victoria, que es una obviedad, sino porque se ha liberado. "Ahora está mucho más tranquila, como si se hubiera quitado un corsé", detallan a este diario, comparando su comportamiento actual con el de hace menos de un año, cuando iba de la mano de Aguado.

Aún queda por ver si los rescoldos de esta coalición sobreviven en la capital y también en Andalucía, donde el adelanto electoral también parece muy próximo. Sea como fuere, en esta región ya existe otro precedente de que lo que pudo ser se ha quedado en nada. PP y Ciudadanos compartían el Ayuntamiento de Granada, pero una nueva ruptura entre ambos acabó con el PSOE en el poder. El candidato Francisco Cuenca, investigado por prevaricación, tomó el bastón de mando.

Del todo a la nada en poco más de dos años. Las coaliciones de PP y Ciudadanos en toda España se derrumban sucesivamente allá donde se constituyeron sin cumplir ni siquiera una legislatura, con Castilla y León como último ejemplo de este efecto dominó destructivo. El adelanto electoral de Alfonso Fernández Mañueco es una réplica más del terremoto que sacudió la alianza hace solo unos meses, con una ruptura total en tres de los cuatro Ejecutivos que compartían: Castilla y León, la Comunidad de Madrid y la Región de Murcia, además de la ciudad de Granada. "Cada uno con sus cosas, pero hace tiempo que la convivencia es muy complicada en todos sitios", apunta una fuente popular cercana a estos gobiernos.

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