Barones críticos esperan apuntalarse ante la debilidad de Sánchez: "No moriremos en silencio"

"Que tengan paciencia", aconsejaba el presidente del PSOE de Aragón, Javier Lamban, a los que le exigen dar un paso al lado. El barón crítico con el sanchismo está dispuesto a aguantar "hasta el final" para organizar su relevo de cara a 2025. Ni un minuto más, ni uno menos tampoco. La declaración de intenciones del aragonés tiene una carga de profundidad que comparten otros dirigentes territoriales a los que Moncloa ha puesto en la proa. Si hasta hace unos meses la sensación era que estaban condenados a sobrevivir bajo la bota de Sánchez, ahora están dispuestos a dar la batalla ante las imposiciones de Ferraz: "No moriremos en silencio", manifiestan a El Confidencial.

¿Qué ha cambiado? Hay coincidencia en los territorios en que el presidente está hoy "más débil". La reflexión parte de la coincidencia en el tiempo de elementos desestabilizadores para Sánchez. En primer lugar, señalan el desgaste que está suponiendo el llamado caso Koldo. Paradójicamente, los críticos lo interpretan como una oportunidad para atrincherarse en sus posiciones. Ven "tocado" al secretario de Organización, Santos Cerdán, dado que fue quien introdujo al protagonista del presunto caso de corrupción en el partido.

Cerdán es un hombre clave para el presidente. Maneja los hilos del partido. Los números dos, María Jesús Montero, no ejerce. El navarro tiene encomendado mantener prietas las filas. Controla cualquier síntoma de disidencia. En Madrid ha llamado la atención a Juan Lobato, por sus declaraciones contrarias a la amnistía. Llegó incluso a reunirse con miembros del PSM para alimentar a los que discrepan del secretario general de la federación madrileña. Ahora la presión se ha frenado. Ferraz tiene otros problemas. Lobato respira, pero también su homólogo en Castilla y León, Luis Tudanca, que observa como la dirección mueve el suelo bajo sus pies.

Con Cerdán en horas bajas, la resistencia se organiza. No son nuevas las reuniones clandestinas entre los díscolos. Emiliano García-Page es el único que alza la voz en público. No tiene nada que perder. Su mayoría absoluta es el mejor escudo. Los otros son discretos, dicen, por temor a las "represalias". La amenaza de una gestora es constante. ¿Qué baza les queda? La respuesta está, según apuntan, en Extremadura. Contra todo pronóstico, Miguel Ángel Gallardo, presidente de la Diputación de Badajoz, se impuso en las primarias a la candidata oficialista, Lara Garlito.

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El expresidente de Aragón aspira también a controlar su sucesión. La portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, es, a priori, la opción de Sánchez, que trabaja para colocar a sus peones. Blindarse en el poder. En la Comunidad Valenciana ha desembarcado la exministra, Diana Moránt, tras el paso a un lado de Ximo Puig. El valenciano pactó la salida y ha acabado como embajador en la OCDE previo paso por el Senado.

El otro elemento que apuntala la tesis de que Sánchez está en horas baja es, según los "antisanchistas", el "revés" que ERC ha dado a legislatura con el adelanto electoral en Cataluña. Quienes han mostrado su rechazo a la amnistía para los líderes soberanistas se siente reforzados. "Se ha visto que los independentistas no son de fiar", apostilla un alto cargo socialista. Moncloa ha tenido que renunciar a aprobar los Presupuestos a la espera del resultado en las elecciones catalanas el 12 de mayo.

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Las encuestas dan al candidato del PSC, Salvador Illa, como ganador, pero lejos de compartir la euforia de Moncloa, el cálculo de los críticos es que cualquier escenario es "endiablado" para Sánchez. Un tripartito con ERC y los Comunes llevaría a Carles Puigdemont a dinamitar la legislatura en el Congreso, reflexionan. Igualmente "nocivo" para los intereses del Gobierno sería que los soberanistas repitan al frente de la Generalitat. El argumentario para defender la amnistía se desvanecería. La legislatura se juega en las urnas catalanas. "Pueden ser un trampolín o una tumba", advierte un barón que no descarta que en 2025 haya elecciones generales si no se aprueban los Presupuestos.

En ese año tendría que culminar su renovación territorial el PSOE. Los estatutos del partido establecen que los congresos regionales, en los que se elegirá a los nuevos líderes o se revalidará a los que hay, se celebren después del Congreso Federal, que está previsto para otoño de 2025. El Comité Federal podría aplazarlo "cuando concurran causas suficientes que lo justifiquen". El último tuvo lugar en Valencia en 2021.

Antes, Sánchez se enfrentará a un nuevo plebiscito en las europeas del 9 de junio. Las encuestas apuntan a que el PP ganaría con holgura. Un varapalo para el presidente permitiría a sus críticos llegar más fuertes al pulso por mantener su poder territorial. Los más conspiranoicos mantienen que el líder acabará buscando una salida en Bruselas si las cosas se tuercen. El PSOE cabalga contradicciones.