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Pugna entre la "derecha de Page" y la "izquierda de Barbón" por la sucesión de Sánchez
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Comienzan las quinielas sucesorias

Pugna entre la "derecha de Page" y la "izquierda de Barbón" por la sucesión de Sánchez

El asturiano estaría dispuesto a dar la batalla mientras surgen nombres como Juan Lobato, Urquizu y Héctor Gómez

Foto: Imagen de archivo de un Consejo Federal del PSOE, en el que salen tras Pedro Sánchez Adrián Barbón o Emiliano García-Page, entre otros. (EFE/Javier Belver)
Imagen de archivo de un Consejo Federal del PSOE, en el que salen tras Pedro Sánchez Adrián Barbón o Emiliano García-Page, entre otros. (EFE/Javier Belver)
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Movilización es la palabra más repetida en las filas socialistas de cara al 23-J. Desde Pedro Sánchez a sus detractores, todos la usan frecuentemente, pero con distinto contexto. El primero apela a lograr que su electorado le apoye masivamente en las urnas y obre el milagro de dar la vuelta a las encuestas, los otros la usan para describir y medir la fuerza de las corrientes internas que ya trabajan en el postsanchismo. El PSOE es un hervidero de conspiraciones con más o menos futuro. Desde el 28-M, los barones se han ido posicionando con un objetivo común: gestionar “la derrota” en las generales, que en todos los territorios se da por segura.

En el partido, ya se habla de la pugna entre lo que han denominado “ala derecha”, que representa el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, y “ala izquierda”, que lideraría el asturiano Adrián Barbón, con la ex número dos Adriana Lastra como avanzadilla. La que fuera vicesecretaria general del PSOE conoce las tripas de la formación, en la que lleva años militando. Lastra ha estado en la fontanería de Ferraz y fue una de las que llevaron a Sánchez a la secretaria general tras ser defenestrado en el Comité Federal de octubre de 2016.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/Mariscal)

En el caso de García-Page, siempre ha negado que vaya a dar el salto a la política nacional, pero es uno de los líderes que están en todas las quinielas, dado que ha logrado revalidar su mayoría absoluta y aguantar la ola azul de las pasadas autonómicas. García-Page apuesta por “devolver” el PSOE a la socialdemocracia, al margen de quién sea el nuevo líder, según señalan fuentes socialistas. En su equipo estaría el mandatario aragonés, Javier Lambán. Ambos están en contacto y comparten fin con el llamado viejo PSOE, que lideraría Felipe González. Son defensores de volver al bipartidismo y a los grandes pactos de Estado con el PP.

Su prioridad es “derogar el sanchismo”, al que consideran responsable de que el PSOE haya dejado de ser un partido de mayorías con aspiraciones de gobernar en solitario. Rechazan los pactos con independentistas como "línea roja" para forjar un futuro Gobierno. Entre los delfines de este grupo, vuelve a sonar el nombre del aragonés Ignacio Urquizu, que ya era uno de los postulados en 2016. Lambán le propuso para ir en las listas al Congreso, pero como ya ocurrió hace cuatro años, fue vetado por Sánchez, que siempre, según veteranos socialistas, le vio como una amenaza.

Urquizu es uno de los autores que escriben en el número monográfico de Nueva Revista que lleva por título “Pactos” y que el lunes presentó González. En su discurso, abogó por el entendimiento entre PSOE y PP y dejar gobernar a la lista más votada "cuando no haya otra opción", para evitar “bloqueos políticos”, en referencia a que se pueda tener que volver a ir a elecciones si las sumas a derecha e izquierda son insuficientes o no hay acuerdo entre los partidos. Alberto Núñez Feijóo avanzó ayer que llamará a Sánchez y sus barones para pedirles sus votos en una investidura si gana las elecciones.

El 'ala izquierda', con Barbón como tapado, es más continuista con el proyecto de Sánchez

Entre los veteranos, también hay quienes miran al líder de la federación madrileña, Juan Lobato, como una opción de futuro a nivel nacional. El hecho de que haya sido designado senador le ha hecho ganar posiciones en las quinielas sucesorias. Lobato viene de ser alcalde y tiene buena relación tanto con González como con José Luis Rodríguez Zapatero. Después del salto de Feijóo, se ha demostrado que estar en el Senado no es un hándicap para un líder de la oposición. Por el momento, el madrileño se mantiene en un segundo plano, pero según fuentes socialistas "se dejaría querer".

El ala izquierda, con Barbón como tapado, es más continuista con el proyecto de Sánchez. Lastra ya fue una de las defensoras del no es no y mantendría esta posición en caso de tener que apoyar hipotéticamente una investidura de Feijóo. Fuentes socialistas aclaran que solo sería posible con una gestora al frente del partido, como ocurrió con Mariano Rajoy. En las dos alas o almas del socialismo hay coincidencia en que “pesó mucho” permitir al PP llegar al Gobierno, pero la diestra es más proclive en pro de la “estabilidad de España”.

Pilar Alegría es uno de los pocos nombres de mujeres que figuran por ahora en el bombo

La ministra de Educación, Pilar Alegría, es uno de los pocos nombres de mujeres que figuran por ahora en el bombo del relevo. Sus padrinos están del lado de Sánchez. El presidente ya la colocó como portavoz del partido tras el varapalo de los comicios andaluces y algunos esperaban que hubiera sido ascendida a vicesecretaria general, puesto que ocupó María Jesús Montero. Desde Aragón, donde ha hecho de alter ego de Lambán, señalan que su “estrella electoral se está apagando” y como dato indican que el hecho de que la pupila de Lambán, Lola Ranera, haya igualado en el Ayuntamiento de Zaragoza el resultado de la ministra de Educación es una buena prueba.

En la ensalada de candidatos, cada vez suena con más fuerza el ministro de Industria, Héctor Gómez, como el mirlo blanco. Mientras, Sánchez está dispuesto a dar la batalla y si supera los 100 escaños ya ha trasladado que no será inminente su retirada.

Movilización es la palabra más repetida en las filas socialistas de cara al 23-J. Desde Pedro Sánchez a sus detractores, todos la usan frecuentemente, pero con distinto contexto. El primero apela a lograr que su electorado le apoye masivamente en las urnas y obre el milagro de dar la vuelta a las encuestas, los otros la usan para describir y medir la fuerza de las corrientes internas que ya trabajan en el postsanchismo. El PSOE es un hervidero de conspiraciones con más o menos futuro. Desde el 28-M, los barones se han ido posicionando con un objetivo común: gestionar “la derrota” en las generales, que en todos los territorios se da por segura.

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