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Café y amenazas para todos: Sánchez hizo un experimento con Ábalos... y salió mal
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Carlos Prieto

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Café y amenazas para todos: Sánchez hizo un experimento con Ábalos... y salió mal

El día que el presidente del Gobierno decidió dejar el partido y la obra pública en las mismas manos, empezó la cuenta atrás del 'Koldogate'

Foto: Sánchez y Ábalos en los viejos buenos tiempos. (EFE/Chema Moya)
Sánchez y Ábalos en los viejos buenos tiempos. (EFE/Chema Moya)
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Inolvidable performance de Koldo en León. El 11 de junio de 2021, José Luis Ábalos, secretario de organización del PSOE y ministro de Transportes (antes Fomento), visitó la muralla de la Era del Moro, cuya rehabilitación cofinanciaba su ministerio. Durante la preparación de la visita, el alcalde socialista de León, José Antonio Diez, pidió reunirse con el ministro para hablar de las infraestructuras pendientes. Aunque el ministerio dijo no a la reunión ("problemas de agenda"), el alcalde de León no detuvo sus planes: aprovechó el acto en la muralla, con las cámaras delante, para reprocharle a Ábalos que la integración ferroviaria de la ciudad era una "chapuza". Al ministro le enervaron sus palabras; también a su fontanero para todo, Koldo García

Camino a los coches oficiales, Koldo amenazó al alcalde, en una escena que un testigo recuerda como "muy tensa". Conversación (a gritos) entre Koldo —hombre de gran envergadura— y el regidor de León:

—Al ministro no se le señala con el dedo.

—Tú a mí no me amenaces.

—Me quedan tres años para joderte.

—Y a mí dos como alcalde para denunciar los incumplimientos con León.

—[Ábalos] es tu secretario de organización y le debes un respeto.

Al margen de la sana camaradería entre compañeros de partido que refleja esta escena, hoy toca fijarse en un detalle menos evidente: según escalaba el calentón, Koldo pasó de asesor del ministro a mamporrero del secretario de organización. ¿Dónde acababa el ministerio y empezaba el partido? ¿Dónde acababa Ábalos y empezaba Koldo?

Que te amenazara Koldo era "casi como si te amenazara el ministro", en palabras del alcalde de León. En el imaginario político y popular, Ábalos y Koldo formaban una entidad folclórica de hecho. Según fuentes del consistorio leonés, Ábalos maniobró luego para complicarle la vida orgánica a Diez. Ministro de día, secretario de organización de noche. El doble de diversión.

Un mes después de la riña leonesa, Ábalos fue destituido de todos sus cargos. Aunque los motivos de su caída se desconocen, su laxa manera de gestionar el poder —solapamiento entre ministerio y partido y ministro y fontanero, con posteriores derivadas judiciales: a Koldo le acusan de cobrar comisiones por mascarillas— pudo ser un factor en su primera caída (ahora estamos viviendo la segunda).

En los viajes junto a Ábalos, Koldo solía llevar tres sobres con dinero en metálico para los gastos: uno para el ministro, otro para el secretario de organización y otro para "José Luis", como contó ABC. Esos tres mundos iban a acabar colisionando.

Hacer territorio

Antes de seguir con Ábalos y Koldo, un pequeño desvío cántabro para entender de qué va este artículo. Miguel Ángel Revilla hizo la mejor mili antes de convertirse en presidente de Cantabria: estuvo dos legislaturas de vicepresidente en un Gobierno de coalición con el PP. Vicepresidente y, ojo al dato, consejero de Obras Públicas. Paralelamente a su genuino interés por expandir la red de carreteras autonómicas, el campechano político aprovechó para extender también la red de su pequeño partido, los regionalistas del PRC. "Revilla hizo entonces algo más importante que ir a la tele: extendió el PRC construyendo carreteras hasta en el último lugar de Cantabria. Ahí le empezó a comer la tostada al PP", según un trabajador del Gobierno cántabro. Cuando hacer partido y hacer territorio es lo mismo. Obra pública y organización.

Pues bien.

En 2018, Pedro Sánchez decidió experimentar con José Luis Ábalos: puso la obra pública y el partido en sus manos. Es decir, el presidente fue un paso más allá que sus antecesores. José María Aznar nombró ministro de Fomento a Francisco Álvarez-Cascos cuando dejó de ser secretario general del PP. José Luis Rodríguez Zapatero le replicó: llevó a Pepe Blanco a Fomento tras dejar la secretaría de organización del partido (Blanco sí compaginó la vicesecretaría del PSOE con el ministerio).

Un secretario de organización mandaba más si controlaba también el grifo de la obra pública, disciplinador de territorios por excelencia

Los ministros Cascos y Blanco conocían de sobra las dinámicas internas de sus organizaciones, pero la fusión partido y obra pública se consumó del todo con Ábalos. Era un experimento político salvaje, con aroma a las grandes aventuras exóticas, tan arriesgado como atrayente. La obra pública siempre sirvió para poner firmes a los territorios (el caramelo autonómico de las grandes infraestructuras estatales). Un secretario de organización mandaba considerablemente más si controlaba también el grifo de la obra pública, disciplinador territorial por excelencia.

Con Ábalos, en definitiva, podía iniciarse una nueva era del prietas las filas y el palo y la zanahoria, película conocida como cuando Koldo perdió los papeles en León (otro día hablamos de que, en un momento en que gran parte del poder territorial está en manos del PP, Sánchez haya puesto al muy beligerante Óscar Puente al frente de la obra pública).

A Ábalos se le ocurrió que Koldo fuera el fontanero de este experimento político. En aquel momento, parecía una buena idea… en la cabeza de Ábalos.

Koldo se movió en un Triángulo de las Bermudas del poder, que unía al partido, al Gobierno y al Estado, una zona altamente sensible en manos de alguien al que no se conocía mucha más trayectoria que trabajar de segurata para locales de alterne y notables del partido. Un fontanero brutote con poder. El socialismo se pregunta hoy en la intimidad cómo un personaje "asilvestrado" pudo llegar tan arriba, pero la respuesta no parece complicada: era uno de los suyos. Las señales del grosor fontaneril de Koldo están ahora en todas partes, como la precaria labor blanqueadora de las presuntas comisiones, dinero negro circulando alegremente entre miembros de su familia y compra de apartamentos a toca teja en Benidorm. No parece la lavadora de dinero más sofisticada vista nunca.

placeholder Koldo, con la ley o sin ella. (EFE)
Koldo, con la ley o sin ella. (EFE)

Que la empresa de distribución de mascarillas creada sobre la marcha y patrocinada por Koldo acabara facturando a ministerios y autonomías no solo tuvo que ver con la necesaria coordinación del Ministerio de Transporte, o con las urgencias del covidcompras precipitadas y negocios estraperlistas abusivos—, también con la influencia interna del abalismo.

Según EPE, Ábalos recomendó las mascarillas de Koldo al presidente canario, el socialista Ángel Víctor Torres (ahora ministro de Política Territorial): "Ábalos no solo era ministro, sino también secretario de organización del PSOE. Al igual que Torres, que ocupaba un cargo ejecutivo, la presidencia del Gobierno de Canarias, pero también uno orgánico: la Secretaría General del Partido Socialista en Canarias. Ambos se conocían. Había lealtad, confianza y camaradería".

Cuando a uno le encargan manejar a la vez al partido y al Gobierno, crecen las posibilidades de que se meta en un follón. Ábalos empezó a estar en boca de todos tras gestionar la visita fantasma a Barajas de Delcy Rodríguez, vicepresidenta venezolana que no podía pisar suelo español por las sanciones de Bruselas al Gobierno de Nicolás Maduro. Koldo estuvo esa noche con Ábalos en el aeropuerto madrileño. Hubo grandísimo enredo. Fue una versión celtibérica de Aterriza como puedas. Tras estallar el escándalo, Ábalos dijo haber ido a Barajas a "título privado". Nadie le creyó, pero en la cabeza de Koldo parecía haber confusión entre partido y Gobierno, público y privado, servicio público y servirse de lo público, como demuestran ahora las fascinantes imágenes policiales de Koldo despachando con medio Ministerio de Transportes en una marisquería como si siguiera siendo el rey de la burundanga dos años y medio después de ser purgado.

Uno de los errores de Ábalos fue ejercer su gran poder con demasiado desahogo. Koldo fue nombrado consejero de Renfe y vocal de Puertos del Estado, su mujer acabó de secretaria en el ministerio y su hermano trabajó para dos empresas públicas ministeriales. Entre Koldo, su mujer y su hermano acumularon seis nóminas del Estado. Koldo también cobró un subsidio por incapacidad. Había bastante desmadre.

Media década después de darle el control del partido y de la obra pública, el PSOE ha declarado la guerra a su antiguo secretario de organización. Y viceversa. El experimento Ábalos ha acabado en petardazo.

Inolvidable performance de Koldo en León. El 11 de junio de 2021, José Luis Ábalos, secretario de organización del PSOE y ministro de Transportes (antes Fomento), visitó la muralla de la Era del Moro, cuya rehabilitación cofinanciaba su ministerio. Durante la preparación de la visita, el alcalde socialista de León, José Antonio Diez, pidió reunirse con el ministro para hablar de las infraestructuras pendientes. Aunque el ministerio dijo no a la reunión ("problemas de agenda"), el alcalde de León no detuvo sus planes: aprovechó el acto en la muralla, con las cámaras delante, para reprocharle a Ábalos que la integración ferroviaria de la ciudad era una "chapuza". Al ministro le enervaron sus palabras; también a su fontanero para todo, Koldo García

José Luis Ábalos
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