El PP encara la campaña de las gallegas con sondeos internos que amenazan la absoluta
Las encuestas que maneja Génova dan una victoria de 36 a 39 escaños. La ley de amnistía no penaliza como se esperaba. Los actos de Rajoy se repensarán por la operación Cataluña
La dirección del PP encara la semana de arranque de la campaña electoral de las elecciones gallegas con el subidón de la protesta en la calle contra las cesiones de Pedro Sánchez a los independentistas. Génova se ha conjurado para mantener la movilización contra el Gobierno fuera de las instituciones, aunque en los territorios hay fatiga. El equipo de Alberto Núñez Feijóo situó el rechazo de los españoles a la ley de amnistía como una baza electoral clave. En la formación conservadora, se entendió que la estrategia pasaba por rentabilizar el malestar contra el Ejecutivo. Los sondeos internos vienen descartando esa "movilización masiva".
La medida de gracia a Carles Puigdemont no parece actuar como revulsivo. La mayoría absoluta en Galicia (38 escaños) está en el aire, según las encuestas que manejan en la sede popular que ha conocido El Confidencial. La horquilla oscila entre los 36-39 diputados, lo que en ambos escenarios supondría un retroceso respecto de los 42 que firmó Feijóo en 2020. "Estamos más cerca de Castilla y León que de Andalucía", reconocen desde la dirección nacional, donde confían en que la campaña, que arranca el próximo viernes, les permita revertir la tendencia en la que, según las mismas fuentes, "cada día perdemos votos".
Empieza a extenderse dentro del partido conservador que Alfonso Rueda no tiene el "tirón" de su antecesor. "No ha sabido aprovechar la herencia de Feijóo", lamentan quienes temen que se repita la noche del 18 de febrero la amarga victoria de las parlamentarias del 23-J. "Sería un golpe brutal", advierte un veterano, que pone el foco en que el equipo de Rueda "tampoco está a la altura". Si se mantiene el Gobierno, se exigirá una "profunda restructuración". El PP gallego ha quedado descapitalizado tras la marcha de los asesores principales a Madrid para arropar a Feijóo. La ausencia de Miguel Tellado en el día a día también hace mella.
El partido de Santiago Abascal quedaría fuera del Parlamento gallego, según los citados sondeos. El miedo de los populares a que Vox no logre representación, pero les reste diputados se confirma. El PP hizo un llamamiento a la ultraderecha a no concurrir a estos comicios para evitar que una coalición de nacionalistas e izquierdas conquiste el poder. Quien se colaría en la Cámara sería el partido de Democracia Ourensana, de Gonzalo Pérez Jácome, que puede acabar como llave de la Xunta y decantar el color político de la Administración gallega. A priori, Jácome se inclina por reproducir el acuerdo del consello y la diputación con los populares.
Con la crisis de los pellets controlada pese al intento de PSOE y BNG de convertirla en un "nuevo Prestige", la amenaza que se cierne sobre los populares de cara a los próximos días es la llamada operación Cataluña. La Moncloa está dando pábulo a las informaciones que apuntan a que el Gobierno de Mariano Rajoy habría presuntamente fabricado causas contra los líderes políticos y sociales del soberanismo. El expresidente ya se ha pronunciado con un lacónico "lo tendrán crudo", pero se va a "medir mucho" la participación del otro gallego en la campaña. Hay nerviosismo ante la posibilidad de que los titulares desvíen el foco.
La intención es dar una dimensión nacional a la campaña sin dejar de lado el territorio. Como ya hiciera Rajoy con Feijóo, el presidente del PP tendrá su propia caravana y un discurso diferente al de Rueda. Hay debate sobre los beneficios de nacionalizar los mensajes. Los detractores de esta estrategia argumentan que la anterior mayoría se fraguó recorriendo cada centímetro de la comunidad. En Castilla y León, por ejemplo, penalizó que Alfonso Fernández Mañueco hiciese de Sánchez su enemigo a batir. El candidato popular ha venido advirtiendo de que Galicia se enfrenta a la amenaza del nacionalismo, pero también tendrá que bajar a lo cotidiano.
En público no se escuchará a ningún barón reconocer que el jefe se juega su liderazgo en esta cita. El argumentario dicta que hay que explicar que quien se presenta es Rueda. En privado, hay vértigo ante un horizonte que la gran mayoría de los presidentes autonómicos no quiere ni contempla, por la convulsión que supondría sobre las siglas. Si hay una victoria clara, se interpretará como el primer paso para sacar a Sánchez de la Moncloa; si se pierde la Xunta, quien acabará viendo la puerta de salida a futuro será Feijóo.
La dirección del PP encara la semana de arranque de la campaña electoral de las elecciones gallegas con el subidón de la protesta en la calle contra las cesiones de Pedro Sánchez a los independentistas. Génova se ha conjurado para mantener la movilización contra el Gobierno fuera de las instituciones, aunque en los territorios hay fatiga. El equipo de Alberto Núñez Feijóo situó el rechazo de los españoles a la ley de amnistía como una baza electoral clave. En la formación conservadora, se entendió que la estrategia pasaba por rentabilizar el malestar contra el Ejecutivo. Los sondeos internos vienen descartando esa "movilización masiva".
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