Primera negociación entre PSOE y Podemos: los morados buscan despacho en el Congreso

Podemos ansiaba tener interlocución directa con el PSOE en el Congreso de los Diputados y ya la tiene. De hecho, ha tardado escasos días en conseguirla, desde que rompió el grupo con el que concurrió a las elecciones, Sumar, para pasar a integrarse en el mixto. El partido de Pedro Sánchez conversa estos días con la formación de Ione Belarra para determinar la nueva ubicación en la que se asentarán los morados en la Cámara Baja, según fuentes parlamentarias.

La situación actual no es propicia para el diálogo con Sumar, después de que Podemos volara todos los puentes. Pero al PSOE no le interesa correr el riesgo de que los morados tensen o incluso frustren votaciones de envergadura. Sus cinco votos son imprescindibles para aprobar normas tan sensibles como los presupuestos generales para 2024 y los socialistas han asumido que requieren de esta interlocución directa, de la que hasta ahora no gozaban por estar integrados con Yolanda Díaz. Es lo que la secretaria general y exministra reclamó al titular de Justicia y Presidencia, Félix Bolaños, a cambio de "estabilidad".

La guerra abierta entre las dos fuerzas de izquierdas, mientras intentan negociar en territorios como Euskadi para ir juntas a las próximas elecciones, se deja ver en todas sus interacciones. La hizo evidente Sumar cuando amenazó a los de Belarra con denunciarles ante el pacto antitransfuguismo, para después autoenmendarse. Lo hicieron los morados, arremetiendo con dureza contra el rol de este partido y Compromís, incapaces de frenar la promesa del PSOE de ampliar el puerto de Valencia. Y lo hizo la formación valencianista cuando el diputado Alberto Ibáñez exigió el jueves a los morados que renuncien a su estrategia de hacer "de Pepito Grillo" y de arremeter a cuenta de la infraestructura. "Si no, quizá [Podemos] debe dejar de ser un partido político y ser una asociación cultural", sentenció.

La convivencia a escasos metros, con estos mimbres, se antoja compleja. No se prevé una enconada batalla antes de alcanzar una solución, ni ha llegado oficialmente esta materia aún al órgano que debe tomar decisiones al respecto, en el que los de Belarra no tienen representación. Es la mayoría de PSOE y Sumar en la Mesa (tres y cinco asientos de nueve) la que establecerá dónde deben situarse los morados, todavía instalados en la cuarta planta, en la que ya están asentadas las fuerzas de la coalición liderada por Díaz. Y es la Mesa quien resolverá un eventual recurso, si lo presentan.

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Con Podemos en competencia abierta con Sumar, y vista la necesaria discreción en lo que toca a las reuniones y conversaciones en las dependencias del grupo parlamentario, todas las partes asumen que en poco tiempo los de Belarra se habrán marchado.

En el enorme laberinto del Congreso, los espacios están convenientemente repartidos desde septiembre. La distribución se hace por metros cuadrados, repartidos entre los grupos, pero después hay que tener en cuenta la distribución física de esos espacios. Cada diputado tiene derecho a un despacho personal (están numerados) y a ellos se unen las dependencias anexas, de uso individual o compartido, que alojen a sus equipos.

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El Boletín Oficial de las Cortes Generales recogía el viernes el cese de cinco asistentes designados a propuesta de los morados —uno por diputado—, pero formalmente nombrados por el secretario general del grupo, Txema Guijarro. Previsiblemente, una de las próximas ediciones recogerá, otra vez, su designación.

Esos trabajadores, más los que el partido contrate sin cargarlos directamente a la cuota que le corresponde en el Congreso, serán los que compartan dependencias en una ubicación aún por determinar. Hoy, la formación está dentro del mixto, pero en las dependencias de este grupo, en la quinta planta de la última ampliación del complejo, las ocho oficinas de las que disponen ya están ocupadas.

Al otro lado del pasillo, en esa planta, abundan fuentes parlamentarias, está ERC. Y, en la superior, comparten espacio el PNV y Junts. En la planta cuarta y la tercera bis de la segunda ampliación del palacio, en la que también se ubican parlamentarios y trabajadores del PSOE, Sumar cuenta con 54 dependencias, siempre según la distribución acordada en la Mesa. Hay quienes especulan con la opción de apretar más a los diputados de Vox, si bien estos cuentan con menos salas que los de Díaz (50) y nueve de estas se sitúan en el sótano.

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En la tercera bis, donde se ubican otros trabajadores de Sumar o del PSOE, hay media docena de salas disponibles y una dependencia para reuniones atribuida al mixto. Este espacio, afirman fuentes parlamentarias, parece ser insuficiente. Doblando la esquina, a escasos metros, se encuentran algunas dependencias del PSOE y el despacho que en su día ocupó el diputado socialista Juan Bernardo Fuentes Curbelo (Tito Berni), investigado por supuesta corrupción. Bajo ese piso hay dos niveles llenos por el PP, otros dos por el PSOE. Y, más arriba, repiten los populares y Vox. Ambos, con poca holgura para acoger nuevos compañeros de pasillo.