Más problemas para EiDF: su cúpula se va a la competencia y nuevos impagos a proveedores
La compañía de energía renovable acumula deudas con despachos de abogados, bancos y firmas de asesoría financiera y agencias de comunicación que evidencian sus graves problemas de liquidez
El grupo de energía renovable EiDF asegura que ya ha superado la crisis que provocaron las dudas sobre sus cuentas del ejercicio 2022 y la consiguiente suspensión de sus acciones en el BME Growth durante 19 semanas. Pero la compañía encara el final de año con una fuga constante de directivos a firmas de la competencia y acumula deudas con diferentes proveedores que la colocan en una situación precaria.
Uno de los que han abandonado EiDF recientemente es David Pintos, que ejercía de director comercial y tuvo un papel clave en la expansión de la cartera de autoconsumo de la empresa, su gran especialidad. Pintos ha recalado en Greenvolt, una compañía portuguesa del mismo segmento que cotiza en el principal selectivo luso (PSI20) con una capitalización de 1.040 millones de euros y que ha dado el salto al mercado español.
Otros cargos intermedios de la compañía presidida por Fernando Romero se han marchado también a Greenvolt, como algunos delegados comerciales de la zona centro y norte. Además, operadores de menor tamaño están aprovechando para pescar ingenieros y técnicos en la plantilla de EiDF. Según la cotizada, el 30 de junio de 2023 tenía 225 trabajadores en nómina. No ha sido posible recabar la versión de la mercantil de origen gallego sobre esta salida de empleados, pese a la insistencia de El Confidencial.
A esta descapitalización en recursos humanos se suman sus problemas de liquidez. EiDF anunció hace unas semanas que incorporaba a su accionariado al fondo luxemburgués Laurion Group y había suscrito un acuerdo de financiación con el fondo emiratí Alpha Blue Ocean, lo que, en conjunto, mejoraba supuestamente la situación de su caja.
Sin embargo, fuentes próximas a EiDF han explicado que la sociedad adeuda en estos momentos grandes sumas de dinero a despachos de abogados, banca y firmas de asesoramiento financiero y consultores de comunicación. Los impagos amenazan con abrirle otro frente en los tribunales.
El pasado octubre, un inversor ya se querelló por estafa contra Romero tomando como referencia el informe forensic elaborado por Deloitte, a petición de PwC, que advirtió de que la compañía habría "creado, modificado o falseado documentos" como contratos y facturas con terceros para inflar supuestamente su cifra de negocio, además de detectar "debilidades de control interno".
La cotizada respondió con un informe de KPMG que concluía que no se habían detectado elementos suficientes para "para hacer encaje en tipo penal alguno vigente en ninguna de las conductas descritas en el informe de Deloitte, bien sea por falta de elemento objetivo del tipo (los hechos descritos no encajan en tipo penal alguno o adolecen de algún elemento típico), bien sea por la ausencia total de simulación, bien por inexistencia de vulneración del bien jurídico protegido". Este informe, adelantado por este diario, provocó un drástico rebote de su cotización, pero el efecto se diluyó solo unos días después.
EiDF llegó a valer 1.721 millones de euros antes de salir temporalmente del parqué el pasado abril, tras un crecimiento del 1.966% desde su debut en 2021. Pero sus acciones volvieron a cotizar en agosto, dejándose un 85%. La caída ha continuado desde entonces, y en el primer semestre del año acumuló unas pérdidas de 6,93 millones de euros. El auditor, PwC, mantiene sus cautelas sobre su viabilidad "para continuar como empresa en funcionamiento".
Pese a ello, el presidente de EiDF mantiene que lo peor ya ha pasado. En octubre, aseguró en un comunicado que "la fortaleza tanto de negocio como financiera ha sido la llave para poder continuar, gestionar y adaptar la compañía a la situación sobrevenida". "Sin esta fortaleza conseguida con esfuerzo, trabajo y dedicación, no hubiese sido posible, y es lo que nos ha permitido volver a ver horizontes de crecimiento e inversión para 2024", sostiene Romero.
El grupo de energía renovable EiDF asegura que ya ha superado la crisis que provocaron las dudas sobre sus cuentas del ejercicio 2022 y la consiguiente suspensión de sus acciones en el BME Growth durante 19 semanas. Pero la compañía encara el final de año con una fuga constante de directivos a firmas de la competencia y acumula deudas con diferentes proveedores que la colocan en una situación precaria.
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