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El 'crash' de EiDF que ningún analista vio venir, pero sí olieron los fondos y sicavs
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Se hunde un 87% en dos días

El 'crash' de EiDF que ningún analista vio venir, pero sí olieron los fondos y sicavs

Los pocos analistas que realizaban cobertura a la energética, o lo habían hecho hasta hace meses, recomendaban comprar y no apreciaron dudas sobre su modelo de negocio

Foto: Fernando Romero, fundador de EiDF. (EFE/Esther Egea)
Fernando Romero, fundador de EiDF. (EFE/Esther Egea)
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El crash de EiDF ha dejado pillados a numerosos accionistas de la compañía energética tras alertar el forensic de Deloitte de diversas posibles irregularidades por parte de la cotizada presidida por Fernando Romero. El lunes, en los últimos minutos de la sesión, lograban casar las órdenes de venta con las de compra y el desplome fue de un 69,99%, dejándose este martes otro 56%. Una debacle bursátil de un 87% en solo dos días y que ninguno de los pocos analistas que seguían o habían realizado cobertura sobre la compañía vio venir. No así los fondos de inversión o sicavs que, casualidad o no, decidieron replegar velas y optaron por salir de la compañía tras su crecimiento exponencial en bolsa.

EiDF, al cotizar en el BME Growth, pasó bastante desapercibida para los analistas y grandes inversores, aunque hubo excepciones en ambos sentidos. Gestión de Patrimonios Mobiliarios (GPM) Sociedad de Valores era una de las que realizaban cobertura sobre la energética, aunque la tenía bajo revisión y la visión era realmente optimista. "Valoramos las acciones en un rango de entre 48,06 y 29,29 euros, con un precio de referencia de 39,4 euros, este último con un descuento del 27,3% respecto a su última cotización, lo que representa una oportunidad de inversión y recomendamos comprar", según señalaba Javier Bernat, su analista, en su último análisis. Este martes cerraba en los 3,90 euros por título.

Foto: Fernando Romero, CEO de EiDF, en su debut bursátil. (BME)

Una valoración que fundamentaban en sus previsiones de que el margen ebitda (relación entre el beneficio operativo y las ventas) sería del 29,1% a lo largo de los años, lo que "podría parecer elevado, pero debido a que el sector fotovoltaico está en expansión (crecerá por encima del 14% al menos hasta 2030), opinamos que nuestra apreciación es sostenible". Además, veían como un impulso el futuro salto al Mercado Continuo que, a día de hoy, parece una utopía, pero que esperaban para el primer semestre y que sería "un nuevo catalizador para que la cotización alcance nuevos máximos".

Otra firma que recomendó comprar las acciones de EiDF era Alantra, aunque decidió dejar de dar cobertura de seguimiento a la compañía en el mes de abril. Su último informe es de finales de 2022, tras presentar sus cuentas del tercer trimestre, destacando sus analistas las buenas cifras y el riesgo al alza de las estimaciones. "El desempeño operativo es más fuerte que el esperado, impulsado principalmente por su negocio de autoconsumo, por lo que deja un riesgo alcista significativo para nuestras estimaciones de ganancias y valoración". Un escenario que les permitía contar con una visión fundamental positiva, "dado su liderazgo en el negocio de autoconsumo, sus perspectivas de crecimiento muy fuerte y su modelo de negocio integral en renovables, lo que lo convierte en una oportunidad de inversión muy atractiva en el sector".

Una visión que choca, casualidad o no, con la realizada por los gestores de fondos o sicavs, que estaban en plena retirada. Un número pequeño, al cotizar en el BME Growth, antiguo Mercado Alternativo Bursátil (MAB). Un segmento que gusta al Metavalor, el fondo ibérico de la gestora Metagestión, que ha sido uno de los que han optado por liquidar todas las posiciones que tenía en EiDF. Así, a cierre del primer semestre no tenía ninguna acción, pese a que despidió 2022 con un 2,04% de su patrimonio invertido en el fabricante de paneles para autoconsumo fotovoltaico. Todo ello, pese a que durante los seis primeros meses del año habían implementado una estrategia encaminada a invertir en empresas relacionadas con la energía, como Solaria, Berkeley o Galp, entre otras.

La sicav Fintech Income, gestionada por Gesalcalá, también ha aprovechado el primer semestre de este curso para realizar una notable desinversión. Tras el rally que vivió la cotizada del BME Growth en 2022, el peso en la sociedad era de un 13,16% de su patrimonio, lo que obligó a alertar a la CNMV de que había sobrepasado el umbral del 10% tras multiplicar por casi cinco veces su precio en 2022. No obstante, en solo seis meses ha logrado desprenderse de todas sus acciones, según la información semestral remitida al supervisor de la bolsa española. No obstante, y a pesar de que la renta variable registra subidas durante este año, la sociedad de inversión sufre un revés en torno al 25% penalizada por la crisis de la cotizada de desarrollo de proyectos fotovoltaicos.

El que no se ha librado del todo del golpe ha sido Lago Erie Sicav, que lo ha compensado al invertir en el furor de Nvidia. La sociedad de los exdueños y fundadores de Chupa Chups, que está presidida por Marcos Bernat Serra, contaba con una pequeña posición en EiDF, al tener invertido un 0,83% de su patrimonio, a cierre del semestre. Un porcentaje inferior al 1,07% al que cerró 2022 y que supone su única posición en renta variable española para un vehículo que tiene un tamaño de casi 27,3 millones de euros.

El crash de EiDF ha dejado pillados a numerosos accionistas de la compañía energética tras alertar el forensic de Deloitte de diversas posibles irregularidades por parte de la cotizada presidida por Fernando Romero. El lunes, en los últimos minutos de la sesión, lograban casar las órdenes de venta con las de compra y el desplome fue de un 69,99%, dejándose este martes otro 56%. Una debacle bursátil de un 87% en solo dos días y que ninguno de los pocos analistas que seguían o habían realizado cobertura sobre la compañía vio venir. No así los fondos de inversión o sicavs que, casualidad o no, decidieron replegar velas y optaron por salir de la compañía tras su crecimiento exponencial en bolsa.

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