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La tensión entre PP y PSOE desborda en el Senado: "Quieren arreglar España con gas mostaza"
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PRIMERA SESIÓN DE CONTROL

La tensión entre PP y PSOE desborda en el Senado: "Quieren arreglar España con gas mostaza"

Abascal alienta la desobediencia de la Policía a las órdenes de Interior tras las cargas en Ferraz, y el PSOE le acusa de "trumpista". El PP eleva la voz en la Cámara Alta: "Son ustedes unos radicales"

Foto: El ministro de Presidencia, Félix Bolaños (Alejandro Martínez Vélez /EP)
El ministro de Presidencia, Félix Bolaños (Alejandro Martínez Vélez /EP)

La tensión por las manifestaciones contra la amnistía va en aumento, y ha impregnado también la primera sesión de control al Gobierno en el Senado desde el pasado mes de mayo. Los ministros —sólo han acudido ocho a la Cámara Alta, en la que tampoco se ha presentado Pedro Sánchez— han elevado la voz ante los exabruptos de sus señorías populares. La tensión acumulada por las negociaciones con el independentismo y la incipiente investidura podía cortarse con un cuchillo. Y la polémica por las protestas ante la sede de Ferraz contra la amnistía terminó convirtiéndose en arma arrojadiza entre una y otra bancada.

El primero en estrenarse en esta cuestión fue el senador José Antonio Monago, que en su interpelación a la ministra de Justicia, Pilar Llop, remarcó la vertiente "autoritaria" de Sánchez por los pactos con ERC y Junts y el "coqueteo" con un "supuesto terrorista", en alusión a Arnaldo Otegi. "Pronto veremos tocando a su puerta a Bildu, para que hagan lo mismo y amnistíen a ETA", lanzó el también expresidente de la Junta de Extremadura. El dirigente, que cuenta con asiento en el comité de dirección de Feijóo, sacó a colación también las protestas en Ferraz. "Han polarizado España y lo pretenden arreglar con la ley mordaza y, si hace falta, hasta con gas mostaza (...). ¡Son ustedes unos radicales!", exclamó.

Foto: Juanma Moreno e Isabel Díaz Ayuso. (EFE/Fernando Alvarado)
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Importante recordar en este punto que el PP, hasta la fecha, ha evitado condenar los tumultos de la noche del lunes ante la sede de los socialistas. Incluso hubo dirigentes que se pusieron del lado de los manifestantes y vieron desproporcionada la actuación de la Policía. Pero, en líneas generales, Génova ha optado por desmarcarse de estas convocatorias por su carácter ilegal, una postura que choca con la de Vox y Santiago Abascal, que alentó este martes la desobediencia policial ante futuras concentraciones y pidió a los agentes que no acaten "órdenes ilegales" del Gobierno de Pedro Sánchez, tras las cargas con gases lacrimógenos ante la sede del PSOE en la calle Ferraz de Madrid.

La situación comienza a alcanzar un punto crítico y todo apunta a que irá a más. Abascal, que ya estuvo este lunes en la calle Ferraz, reclamó a los agentes que no repitan las cargas con "gases lacrimógenos y porrazos" por mandato del Ministerio del Interior. "Lo que pedimos a los servidores públicos es que no obedezcan órdenes ilegales. Es algo que cualquier funcionario público entiende. Estamos al lado de la legalidad, quien no está al lado de la legalidad es el delegado del Gobierno, el Ministerio del Interior y el presidente en funciones golpista", ha dicho este martes en rueda de prensa, menos de 24 horas después de los disturbios.

La respuesta del PSOE ha sido casi inmediata. Los socialistas han acusado a la formación ultraconservadora de fomentar la insurrección al "estilo trumpista". "Está fuera de los límites democráticos", declaró por ejemplo Santos Cerdán, secretario de organización del partido y negociador con Carles Puigdemont. La polémica llegó también al Senado, donde el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, aprovechó para desviar el foco de la investidura y las negociaciones con Junts para ponerlo en la reacción de la derecha en la calle. "Hacen ustedes llamamientos a manifestaciones ultras, llenas de odio e insultos, y es preocupante", dijo, en respuesta al senador Ángel Pelayo (VOX). "Pero mucho más preocupante es ver que el PP y su líder provisional que no tienen una mayoría para gobernar, intentan conseguirlo en la calle. Y no lo van a conseguir", lanzaba.

Foto: Reunión de Santiago Abascal con los dirigentes autonómicos. (Vox)

El Gobierno en funciones y el PSOE llevan desde la noche del lunes con críticas a los manifestantes, con el argumento de que las protestas buscan conseguir lo que no refrendaron las urnas. El secretario de organización de los socialistas hizo incluso una especie de paralelismo entre el asedio a las sede del partido y el asalto al Capitolio en Estados Unidos. "Llamar públicamente a la insurrección policial al más puro estilo trumpista es muy grave, y exigimos responsabilidad. Está fuera de los límites democráticos. Y mientras, Feijóo, sigue avalando", ha publicado en X (antes Twitter).

El líder de Vox, que ha anunciado acciones judiciales contra Fernando Grande-Marlaska y la Delegación del Gobierno en Madrid, ha reiterado que continuará la "movilización" en las calles. Tanto en Ferraz como en el resto de convocatorias, sin una palabra de críticas para los radicales que provocaron los disturbios en la capital. El apoyo a las concentraciones es extensible a "todas las manifestaciones pacíficas que se convoquen para detener el golpe de Estado de Sánchez”. "Si no son pacíficas, no serán nuestras”, ha subrayado.

Tensión en el Senado

El Senado ha sido el escenario en que se ha celebrado la primera sesión de control al Ejecutivo en funciones de la legislatura, un pleno que se ha celebrado después de que el PP lo forzase con su mayoría en la Mesa la pasada semana e intentar, con ello, tensionar la investidura de Pedro Sánchez. A lo que aspiraba el PP era que la XV Legislatura arrancase con ellos ocupando los asientos azules del Gobierno, pero siguen siendo quienes formulan las preguntas. Y así se lo ha recordado algunos ministros a sus señorías populares, como es el caso de Fernando Grande-Marlaska, que ha aprovechado una interpelación del senador Sergio Ramos (PP) sobre inmigración para llamarle "ignorante". El dirigente popular no tardó en responder, y pidió el cese del ministro por su "incompetencia".

Las relaciones entre PP y PSOE están posiblemente más dañadas que nunca. Y la sesión en la Cámara Alta sólo ha sido un ejemplo más de ello. El Senado será además otro campo de conflicto por la intención de los populares de reformar el Reglamento para dilatar dos meses la tramitación de la ley de amnistía, una decisión que el PSOE recurrirá también ante el Tribunal Constitucional.

La tensión por las manifestaciones contra la amnistía va en aumento, y ha impregnado también la primera sesión de control al Gobierno en el Senado desde el pasado mes de mayo. Los ministros —sólo han acudido ocho a la Cámara Alta, en la que tampoco se ha presentado Pedro Sánchez— han elevado la voz ante los exabruptos de sus señorías populares. La tensión acumulada por las negociaciones con el independentismo y la incipiente investidura podía cortarse con un cuchillo. Y la polémica por las protestas ante la sede de Ferraz contra la amnistía terminó convirtiéndose en arma arrojadiza entre una y otra bancada.

Partido Popular (PP)